Como antorchas en el mundo

«Como antorchas en el mundo» (Fil. 2,15)

Sin embargo, san Pablo era consciente de que el Evangelio no podía ser testimoniado eficazmente de manera individual. Sólo una comunidad transfigurada por Cristo se constituía en signo creíble del Evangelio.

De hecho, en alguno de los textos en que Pablo pide que le imiten, añade: «y fijaos en los que viven según el modelo que tenéis en nosotros» (Fil. 3,17). No sólo él, no sólo sus compañeros de apostolado, sino la comunidad misma se ha convertido en punto de referencia para quien quiera vivir según Cristo.

Siguiendo la enseñanza del propio Jesús, que había proclamado: «Vosotros sois la luz del mundo» (Mt. 5,14-16; «vosotros» quiere decir la comunidad cristiana, la Iglesia), también Pablo exhorta a sus discípulos a vivir como «hijos de la luz» (Ef. 5,8ss; 1 Tes. 5,4ss); los que antes eran «tinieblas» ahora son «luz en el Señor»: en consecuencia deben vivir como luz, rechazando toda tiniebla de vida pagana o pecaminosa.

En Fil. 2,14-16 se presenta esta vida nueva, este vivir como hijos de la luz, en conexión directa con la evangelización. «En medio de una generación tortuosa y perversa», Pablo exhorta a los Filipenses a ser «irreprochables e inocentes, hijos de Dios sin tacha»; de ese modo brillarán «como antorchas -o «astros»- en el mundo» y presentarán a ese mundo corrompido «la Palabra de vida». Con su vida santa la comunidad cristiana presenta eficazmente la Palabra creadora de vida.

Esta es la razón por la que Pablo insiste junto al anuncio de Cristo, en la presentación de la moral cristiana. Cristo se ha entregado para hacer de nosotros «criaturas nuevas» (2 Cor. 5,17), y sólo una comunidad verdaderamente nueva es signo elocuente de Cristo.

Ya en el A.T. los profetas habían denunciado que el pueblo de Israel había profanado el santo nombre de Yahveh con su conducta abominable delante de las naciones vecinas (Ez. 20,39; 36,20; 43,8). Y este riesgo sigue existiendo también para el nuevo pueblo de Dios. Sin embargo, su vocación propia es precisamente la contraria: disipar con la luz de Cristo, hecha carne en la propia existencia, las tinieblas del pecado que acosan al mundo.

Cristo ha venido como «primogénito de muchos hermanos» (Rom. 8,23-24), suscitando así una comunidad fraterna (120 veces usa San Pablo en sus cartas la palabra «hermano»). San Pablo procura que este espíritu fraternal se manifieste en las comunidades en el interés y la responsabilidad de unos por otros, en el perdón mutuo, en la exhortación, el estímulo y el consuelo de los demás, en el llevar los unos las cargas de los otros…El sabía que este espíritu fraternal constituiría el mejor argumento apologético a favor del Evangelio.

Frente a los grandes vicios del paganismo, que Pablo describe tan al vivo (p. ej. Rom. 1,24-32), busca la santidad moral de sus cristianos como «imitadores de Dios» (Ef. 5, 1) y de Cristo (Fil. 2,5; 1 Tes 1,6). Todas las cartas contienen -en mayor o menor amplitud- esta exhortación a una vida moral santa; no sólo a evitar el pecado, sino a vivir «todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio» (Fil. 4,8). Y cuando tiene noticia de algún desorden grave en alguna comunidad, interviene inmediatamente (1 Cor. 5 y 6; 2 Tes. 3,6-15).

Particularmente insistirá en la caridad, como resumen de la ley (Rom. 13, 8-10). Pues sabe que es el amor -especialmente el amor al enemigo- la única fuerza capaz de cambiar el mundo, pues el mal sólo puede ser vencido con el bien (Rom. 12,14-21).

Y se manifestará radiante de gozo al comprobar que el testimonio de una comunidad ha sido decisivo para la difusión del Evangelio. Así, escribirá a los de Tesalónica: «Os hicisteis imitadores nuestros y del Señor, abrazando la Palabra con gozo del Espíritu Santo en medio de muchas tribulaciones. De esta manera os habéis convertido en modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya. Partiendo de vosotros, en efecto, ha resonado la Palabra del Señor y vuestra fe en Dios se ha difundido no sólo en Macedonia y en Acaya, sino por todas partes, de manera que nada nos queda por decir…» (1 Tes. 1,6-8).


El autor de esta obra es el sacerdote español Julio Alonso Ampuero, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

Temas complejos en un año nuevo

“Se atrevió el papa Francisco a mencionar ese desorden de afectos que se ha instalado en muchas personas, dando preferencia a los animales por encima de las personas; en ocasiones, como presunto reemplazo de los hijos. Y, ¿quién dijo miedo? Es un tema tabú como tantos otros en una sociedad que alardea de ser de mente abierta y, sin embargo, en realidad, es sorda a cualquier voz contraria…”

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ROSARIO de las Semanas 2022/01/13

#RosarioFrayNelson para el Jueves:
Contemplamos los Misterios de la vida pública del Señor

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que es bautizado por Juan en el Jordán y recibe la unción del Espíritu Santo.
  2. En el segundo misterio de la vida pública contemplamos que el diablo tienta a Jesús en el desierto pero al final tiene que retirarse derrotado.
  3. En el tercer misterio de la vida pública contemplamos las bodas en Caná de Galilea, donde Cristo dio su primera señal como Mesías.
  4. En el cuarto misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que predica la Buena Nueva a los pobres.
  5. En el quinto misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que llama a algunos discípulos para que estén con él y sean sus apóstoles.
  6. En el sexto misterio de la vida pública contemplamos la transfiguración del Señor, verdadero anuncio de su pasión y de su pascua.
  7. En el séptimo misterio de la vida pública contemplamos la institución de la Eucaristía y el mandamiento de amar como Jesús nos ha amado.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

LA GRACIA 2022/01/14 La sanación empieza adentro

El perdón de los pecados, la sanación interior es más urgente para Cristo que la sanación exterior; pidamos a Él primero por la sanación de los corazones de la soberbia, el resentimiento, la impureza.

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