San Francisco salvó a la Iglesia porque se dejó salvar y reparar él mismo por ella

“El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, es franciscano y su último libro es un acercamiento a la rica personalidad cristiana de San Francisco de Asís (1181-1226), presentada de forma que convierte al gran santo medieval en un guía esclarecedor para los cristianos de hoy. Su título, San Francisco de Asís, compañía para nuestro destino (Encuentro)…”

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De nuevo: Frases Célebres del Padre Pío

  • Reza, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es misericordioso y escuchará tu oración…
  • La oración es la mejor arma que tenemos; es la llave al corazón de Dios. Debes hablarle a Jesús, no solo con tus labios sino con tu corazón. En realidad, en algunas ocasiones debes hablarle solo con el corazón…
  • Solo quiero ser un fraile que reza…
  • El tiempo transcurrido en glorificar a Dios y en cuidar la salud del alma, no será nunca tiempo perdido.
  • No hay tiempo mejor empleado que el que se invierte en santificar el alma del prójimo.
  • Una sola cosa es necesaria: consolar tu espíritu y amar a Dios.
  • Dulce es el yugo de Jesús, liviano su peso, por lo tanto, no demos lugar al enemigo para insinuarse en nuestro corazón y robarnos la paz.
  • La clave de la perfección es el amor. Quien vive de amor, vive en Dios, pues Dios es amor, como dice el Apóstol.
  • No amar es como herir a Dios en la pupila de Su ojo. ¿Hay algo mas delicado que la pupila?
  • Haré más desde el Cielo, de lo que puedo hacer aquí en la Tierra.
  • Cuando se pasa ante una imagen de la Virgen hay que decir: Te saludo, María. Saluda a Jesús de mi parte.
  • El demonio es como un perro rabioso atado a la cadena; no puede herir a nadie más allá de lo que le permite la cadena. Mantente, pues, lejos. Si te acercas demasiado, te atrapará.
  • El sufrimiento de los males físicos y morales es la ofrenda más digna que puedes hacer a aquel que nos ha salvado sufriendo.
  • Los ángeles sólo nos tienen envidia por una cosa: ellos no pueden sufrir por Dios. Sólo el sufrimiento nos permite decir con toda seguridad: Dios mío, mirad cómo os amo.
  • Salvar las almas orando siempre.
  • Con el estudio de los libros se busca a Dios; con la meditación se le encuentra.
  • ¡Piensa siempre que Dios lo ve todo!
  • Es terrible la justicia de Dios. Pero no olvidemos que también su misericordia es infinita.
  • El ser tentado es signo de que el alma es muy grata al Señor.
  • Cuando el alma sufre y teme ofender a Dios, no le ofende y está muy lejos de pecar.

ROSARIO de las Semanas 2021/10/28

#RosarioFrayNelson para el Jueves:
Contemplamos los Misterios de la vida pública del Señor

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que es bautizado por Juan en el Jordán y recibe la unción del Espíritu Santo.
  2. En el segundo misterio de la vida pública contemplamos que el diablo tienta a Jesús en el desierto pero al final tiene que retirarse derrotado.
  3. En el tercer misterio de la vida pública contemplamos las bodas en Caná de Galilea, donde Cristo dio su primera señal como Mesías.
  4. En el cuarto misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que predica la Buena Nueva a los pobres.
  5. En el quinto misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que llama a algunos discípulos para que estén con él y sean sus apóstoles.
  6. En el sexto misterio de la vida pública contemplamos la transfiguración del Señor, verdadero anuncio de su pasión y de su pascua.
  7. En el séptimo misterio de la vida pública contemplamos la institución de la Eucaristía y el mandamiento de amar como Jesús nos ha amado.

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LECTIO 2021/10/28

LECTURA ESPIRITUAL: Del Comentario de San Cirilo de Alejandría, obispo, Sobre el Evangelio de San Juan

#LectioFrayNelson para la Fiesta de los Santos Apóstoles Simón y Judas tadeo

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LA GRACIA 2021/10/29 Los tres dolores de Pablo

A San Pablo le dolió primero que se rechace a Dios, segundo que sus hermanos judíos se quedan sin el regalo de salvación que era para ellos y el tercero por él mismo, por su propia frustración.

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Nuevo Directorio de Catequesis [Descarga el PDF]

“En la presentación de este Directorio de Catequesis, que elaboró el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización participaron Monseñor Rino Fisichella, Presidente del mencionado Dicasterio con el Secretario, Monseñor Octavio Ruiz Arenas y el Delegado de Catequesis, Monseñor Franz-Peter Tebartz-van Elst. La conferencia de prensa también pudo seguirse en directo streaming por el canal de YouTube de Vatican News…”

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«Habla Cristo en mí» (2 Cor. 13,3)

«Habla Cristo en mí» (2 Cor. 13,3)

Como heraldo de Cristo, Pablo tiene perfecta conciencia de estar transmitiendo Palabra de Dios, no su propia palabra, fruto de su personal elucubración. Espontáneamente dirá: «os decimos esto como Palabra del Señor» (1 Tes. 4,15). Es y quiere ser fiel a toda costa, transmitiendo todo y sólo aquello que ha recibido (1 Cor. 11,23; 15,3: las palabras «recibir-transmitir» son términos técnicos usados entre los rabinos para expresar la absoluta fidelidad).

En 1 Tes. 2,13 da gracias a Dios porque los tesalonicenses recibieron su predicación «no como palabra de hombre, sino cual es en verdad, como Palabra de Dios». Ciertamente se trataba de un mensaje salido de sus labios, anunciado por un hombre; pero él sabe muy bien que no es su mensaje particular, sino la Palabra de Dios mismo. Porque, como en el caso de los antiguos profetas, Dios mismo ha puesto sus palabras en la boca de su enviado (Jer. 1,9). Y Pablo podría repetir con toda verdad lo que Jesús mismo había dicho: «Mi palabra no es mía, sino del Padre que me ha enviado» (Jn. 7,16; 8,28).

Precisamente por eso, reacciona con tanta energía cuando alguien deforma o trastoca el único Evangelio que salva. Porque lo que él predica no tiene su origen en los hombres, sino en Jesucristo mismo (Gal. 1,11), afirma con violencia: «aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema!» (Gal. 1,8).

Pues hay más. No sólo transmite Pablo las palabras de Cristo, sino que afirma que es Cristo mismo quien habla en él (2 Cor. 13,3). Quien afirma: «vivo, no yo, sino que es Cristo quien vive en mí» (Gal.2,20), dice también «habla Cristo en mí». Hay tal identificación entre Cristo y su enviado, que ya no son dos, sino una sola cosa. El evangelizador es como un sacramento de Cristo. En él y a través de él es Dios mismo quien exhorta (2 Cor. 5,20).

Quizá por esta identificación de Pablo con Cristo es por lo que insiste tantas veces a lo largo de sus cartas: «imitadme» (1 Cor. 4,16; Fil. 3,17; 2 Tes. 3, 7). Lo que podría parecer presunción suya, tiene en realidad un significado muy profundo: «Sed imitadores míos, como yo lo soy de Cristo» (1 Cor. 11,1). De este modo, el Evangelio que Pablo predica no es sólo palabras, sino Palabra hecha carne y vida; el anunciar ese Evangelio hecho realidad; de este modo, él mismo se había convertido en Evangelio, en Palabra; dejando vivir a Cristo en sí mismo (Gal. 2,20), podía presentarse a sí mismo como modelo y ejemplo de una existencia auténticamente cristiana y evangélica.


El autor de esta obra es el sacerdote español Julio Alonso Ampuero, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

El ecumenismo

Cordial saludo, fray Nelson. ¿Me puede ayudar a aclarar a lo que se refiere el ecumenismo, por favor? He estado leyendo sobre el tema pero no he logrado entenderlo con claridad y, es que me pregunto, también, si se puede hablar de ecumenismo con los protestantes… O, ¿hasta que punto podemos hablar de ecumenismo en cuanto a los sacramentos y liturgia y cantos? — R.P.

* * *

En griego antiguo, la palabra “oikumene” se refería al mundo habitado, es decir, al conjunto de los pueblos. En este primer sentido, lo “ecuménico” hace referencia a la unidad que formamos todos los seres humanos, todos los habitantes de esta “casa” que es nuestra Tierra. La idea de “unidad” a partir de la “multitud” es clave en este análisis.

En la oración de Cristo, poco antes de padecer, después de la última cena, según cuenta el Evangelista San Juan, el Señor hizo una súplica muy profunda, que tiene que ver con este sentido original de lo “ecuménico”: Cristo pidió que todos sus discípulos fuéramos UNO y puso como referencia ni más ni menos que la unidad perfectísima que él tiene con Dios Padre. Sus palabras son de una profundidad impresionante: “No ruego sólo por estos [se refiere a los apóstoles, que estaban con él en la cena]. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos, para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado” (Juan 17,20-21).

Ese propósito e intención de Cristo no se está cumpliendo, en la medida en que vemos tantas divisiones entre personas que todas dicen–y decimos–ser discípulos del mismo Señor. Encontramos que hay católicos, ortodoxos, anglicanos, protestantes, luteranos, calvinistas, adventistas, pentecostales, y muchas otras denominaciones. El deseo ferviente de Cristo no se ha cumplido. Constatar esto, y sufrirlo en el corazón, es el origen del Movimiento Ecuménico, que precisamente quiere buscar caminos para que se realice una auténtica, profunda y duradera unidad entre todos los discípulos de Cristo.

De lo dicho podemos entender varias cosas:

1. El propósito del ecumenismo nos concierne a todos; simplemente no se puede ser discípulo de Cristo y situarse al margen del deseo de Cristo de que haya unidad entre todos los que son suyos e invocan su Nombre.

2. El ecumenismo es un camino. No existen soluciones fáciles ni rápidas que restituyan la verdadera unidad entre los cristianos. Es necesario conocernos, deshacer prejuicios, aprender a valorar lo que Dios ha hecho en otros, y a la vez, ser fieles al Evangelio que hemos recibido.

3. Por eso mismo, es claro que todos debemos evitar el ecumenismo fácil o aparente, que no termina de abordar las cuestiones de fondo y que prefiere quedarse en manifestaciones externas que muchas veces son simple expresión de deseos y no de realidades. Sin decirnos mentiras: el ecumenismo supone procesos de conversión, y esto quiere decir: renuncias, reconocimiento de errores, señales claras de un nuevo rumbo.

4. El aliento fundamental del movimiento ecuménico es la oración. Si es necesario que los corazones depongan sus orgullos y busquen con pureza de intención la Verdad, ¿quién podrá concederlo, si no es Dios, por su piedad?

Apoyemos, pues, todos el camino del ecumenismo, eso sí, con los ojos abiertos y una fe formada y clara.