ROSARIO de las Semanas 20200909

#RosarioFrayNelson para el Miércoles:
Contemplamos los Misterios de la Infancia de Jesús

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la infancia contemplamos la Anunciación a María Santísima y la Encarnación del Hijo de Dios.
  2. En el segundo misterio de la infancia contemplamos la visita de la Virgen Madre a su pariente Isabel.
  3. En el tercer misterio de la infancia contemplamos el sufrimiento que pasó San José, y la fe amorosa que tuvo.
  4. En el cuarto misterio de la infancia contemplamos el Nacimiento del Hijo de Dios en el humilde portal de Belén.
  5. En el quinto misterio de la infancia contemplamos la Epifanía: Jesús es luz para las naciones, y así es adorado por unos magos venidos de Oriente.
  6. En el sexto misterio de la infancia contemplamos la Presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén.
  7. En el séptimo misterio de la infancia contemplamos a Jesús Niño en el templo, ocupado de las cosas de su Padre del Cielo.

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LA GRACIA 2020/09/10 ¿Cómo quieres ser amado?

Empieza a construir un mundo donde la gente no sea amada únicamente en la medida exacta en que se lo merece; construye un mundo donde la gente sea amada como amó Jesucristo.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA en redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios. Tu donación hace fuerte la evangelización católica. ¡Dona ahora!]

LA BIBLIA – Día 252 de 365

Fr. Nelson Medina, O.P. lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura – Día 252 de 365

Job 21–24
Sabiduría 9
Lucas 22,1-23

Lo que se ha publicado de esta serie de lectura de la Biblia.

Formación católica todos los días: amigos@fraynelson.com

Predicación y más oración: https://fraynelson.com/blog

Seguimos el texto publicado en la página web del Vaticano.

¿Confesión online?

Varias veces en esta pandemia me han planteado la pregunta por la confesión “a distancia” o confesión “online.” Un buen artículo de Aleteia ayuda a tener ideas claras.

* * *

De entrada, parece que podría estudiarse la cuestión valorando pros y contras.

Así, a favor tendríamos la facilidad en todos los sentidos para el penitente, que podría confesarse sin que nadie le viera ni le reconociera (el anonimato es un derecho del penitente), de forma que sería más fácil que se animara y dijera todo lo que es pertinente. También el que la página web facilitara una buena preparación, con examen de conciencia incluido.

En contra tendríamos que se dificulta la tarea de pastor –y no solo de juez- por parte del sacerdote. También el que fueran más fáciles las imposturas. Claro está, se podrían añadir más argumentos en uno u otro sentido.

Sin embargo, si se trata de lo que los católicos habitualmente entendemos por confesión, o sea, el sacramento de la Penitencia, no es así como se ha de tratar la cuestión. Lo que debemos estudiar es si la naturaleza misma del sacramento lo permite. El tema no es tan nuevo como parece, y ya se había estudiado.

No era raro que, en los estudios de teología o en los seminarios, tarde o temprano alguien preguntara si se puede uno confesar por teléfono. La invariable respuesta era que no.

¿Por qué? Para comprender esta respuesta, hay que entender el sentido mismo del sacramento. Jesucristo deja en manos de la Iglesia el perdón de los pecados, de forma que pueden ser perdonados o “retenidos” (cfr. Jn 20, 22). El sacramento se constituye como un tribunal de misericordia, en el que el pecador se acerca a la Iglesia –representada en su ministro- a confesar con arrepentimiento sus pecados.

El sacerdote, advirtiendo que el penitente tiene contrición de sus pecados, le absuelve; si no la tiene, deja la absolución pendiente para cuando la tenga. Por eso hace falta que se presente.

Desde siempre se ha examinado si era necesaria la presencia física –antes del teléfono estaban las cartas-, y se ha contestado afirmativamente. Recientemente lo han recordado varios obispos, y en 2011 el portavoz mismo de la Santa Sede, Mons. Lombardi, lo recordó con respecto al iphone.

Estas consideraciones se refieren exclusivamente a la celebración del sacramento de la Penitencia. No se refieren a su preparación, donde internet puede ser de ayuda; por ejemplo, proporcionando un buen examen de conciencia para prepararse. Tampoco se refieren a cualquier tipo de diálogo ajeno al sacramento.

Aunque, si se trata de una dirección espiritual, me parece que lo recomendable (recomendable, no estrictamente necesario) es la presencia física con respecto a la virtual. Supongo asimismo que alguna de estas iniciativas de confesionario virtual responden a un sacerdote (si no lo es, y con licencias ministeriales, no puede absolver) con la mejor de las intenciones. Pero se ha equivocado.