Amor que sana y salva

1. Pedagogía de la distancia. Las primeras manifestaciones de Dios cuando selló la Antigua Alianza por medio de Moisés resaltan la distancia. Luego la misma Ley mosaica enfatiza en la separación por ejemplo de gentiles, mujeres de Israel, hombres de Israel, levitas, sacerdotes, y el Sumo Sacerdote. Este énfasis en la separación puede causar extrañeza pero la verdad es que la declaración de la distancia es un elemento pedagógico muy fuerte que educa el deseo y a la vez conserva el valor de significado de cada cosa que Dios concede a su pueblo.

2. La distancia física es una primera aproximación pero la distancia que hemos de descubrir es cuánto nos hemos separado de Dios, es decir, la distancia moral. Sin la conciencia del pecado no es posible la experiencia de la misericordia porque bien dijo San Agustín de Hipona: “Mi peor pecado era no creerme pecador.” Y uno pone muchas barreras al reconocimiento de la propia condición de pecador especialmente a través de los siguientes engaños: (1) “Mi condición y comportamiento se explican porque soy hombre (o mujer), o porque soy joven, o porque soy de tal o cual lugar…” (2) “Soy una persona normal, común y corriente, con mis faltas y errores, como todos…” (3) “Si todo el mundo lo hace no debe ser tan malo” (4) “Ya habrá tiempo para conversión y esas cosas pero por ahora no quiero ser exagerado ni fanático.”

3. Erupción de la misericordia. La conciencia del pecado nos lleva a la conciencia de la infinita necesidad que tenemos de Dios. Esta certeza prepara al corazón, si somos dóciles, por la ruta de la humildad y la confianza, que es la ruta de los Pobres de Yahvé. Y a ese corazón dispuesto llega Cristo y derrama con abundancia su amor y misericordia, como fuerza incontenible que sana y salva.

4. Pero ese río de amor no quiere frenarse en nosotros. Hemos de escoger ser tubos y no simplemente vasos que reciben.

ROSARIO de las Semanas 20190506

#RosarioFrayNelson para el Lunes:
Contemplamos los Misterios de la Creación

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la creación contemplamos la sabiduría y la hermosura con que Dios ha dispuesto todas las cosas, en su tiempo y en su lugar.
  2. En el segundo misterio de la creación contemplamos el poder de la Palabra creadora de Dios, pues todo ha venido a ser porque él lo dijo y existió.
  3. En el tercer misterio de la creación contemplamos que Dios hizo los cielos y los Santos Ejércitos celestiales.
  4. En el cuarto misterio de la creación contemplamos que Dios hizo el universo visible, y suyo es cuanto hay en esta tierra.
  5. En el quinto misterio de la creación contemplamos que Dios formó al hombre y a la mujer.
  6. En el sexto misterio de la creación contemplamos la vocación del hombre para que se multiplique y domine la tierra en nombre de Dios y obediencia a él.
  7. En el séptimo misterio de la creación contemplamos el paraíso, primera imagen de la felicidad que Dios quiso para sus hijos.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

La santidad como programa de vida

El examen de conciencia responde a una necesidad de amor, de sensibilidad.

No esperes a la vejez para ser santo: ¡sería una gran equivocación! -Comienza ahora, seriamente, gozosamente, alegremente, a través de tus obligaciones, de tu trabajo, de la vida cotidiana.

Ruega al Señor que te conceda toda la sensibilidad necesaria para darte cuenta de la maldad del pecado venial; para considerarlo como auténtico y radical enemigo de tu alma; y para evitarlo con la gracia de Dios.

Con serenidad, sin escrúpulos, has de pensar en tu vida, y pedir perdón, y hacer el propósito firme, concreto y bien determinado, de mejorar en este punto y en aquel otro: en ese detalle que te cuesta, y en aquél que habitualmente no cumples como debes, y lo sabes.

Más pensamientos de San Josemaría.