Consejos a los matrimonios

“Recientemente el Papa Francisco exhortaba a los matrimonios a “nunca terminar el día sin hacer las paces,” (Audiencia, 13 de mayo de 2015). Ofrecemos a continuación, un extracto de Conversaciones donde san Josemaría habla sobre las discusiones entre marido y mujer…”

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No lo olvides

Aunque el soplo del Espíritu Santo te levante sobre las cosas todas de la tierra y haga que brille como oro, al reflejar en las alturas con tu miseria los rayos soberanos del Sol de Justicia, no olvides la pobreza de tu condición. Un instante de soberbia te volvería al suelo, y dejarías de ser luz para ser lodo.

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Opus Dei y Camino Neo-catecumenal

Padre, sigo con mucho gusto sus postings sobre San Josemaria! Yo estudie la secundaria en un colegio Jesuita, y luego la universidad en la U de Piura, fundada por Monsenior Escriva. Ahora vivo en Canada y mi ex-novia me llevo al Camino Neocatecumenal, y llevo 7 meses en la comunidad donde soy muy feliz. La cosa con la que me esta contrariando un poco es el viejo espiritu de “La Obra” de santificarme en mi trabajo (Resultado primario: Gloria a Dios, “gancho” apostolico! Secundario: bienes materiales, exito, oportunidades) esta chocando con “el Camino” donde la relacion con el dinero, trabajo y exito creo es mas cercana al evangelio “crudo”. Noto que “La Obra” puede ser mas elitista, porque esta interesada en reclutar a quien puede dar mas. Noto que “el Camino” es mas abierto, porque es un autentico hospital de pecadores como yo. Tengo hermanos que sufren mucho. Padre, que puedo hacer para reconciliar esta pequenia contradiccion interna? Alguna charla para escuchar? Gracias por su tiempo y que Dios lo bendiga siempre! – LGG.

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No es casualidad que Kiko Argüello y Escrivá de Balaguer sean ambos españoles. Ya a partir de los siglos de lucha contra las pretensiones territoriales del Islam, el alma española se acostumbró a lo rotundo, y con ello, a la presentación de la fe como algo que impregna todas las áreas de la vida humana y todos los estamentos de la sociedad.

Pero las aproximaciones son distintas. Escrivá cree en la renovación de la sociedad desde el fermento de una vida cristiana seria, bien fundada, consistente, persistente. Argüello, en cambio, no le cree al “sistema.” Considera que el pecado vicia de tal manera las raíces de todo, que el cristiano debe situarse situarse en la serena certeza de que su vida es opuesta al mundo.

Uno no debe calificar a Escrivá de mundano ni a Argüello de anarquista. Escrivá es claro en temas centrales de la oposición al espíritu mundano como por ejemplo, la cruz, la obediencia, la virtud, la verdad, la coherencia con unos principios que el mundo claramente detesta. Argüello, por su parte, es claramente “conservador” y muy fiel a la más pura de valores de la tradición católica, particularmente en lo que tiene que ver con la familia, la autoridad y la defensa de la vida. Uno ve que estos dos grandes buscan en el fondo lo mismo: un hombre y una sociedad fascinados por la persona adorable de Jesucristo , y plenamente consecuentes con su fe.

Hay otro contraste entre ellos, sin embargo. Mucho más claramente que Argüello, Escrivá enfatiza a menudo el papel de la voluntad humana. Con una lectura superficial, uno puede creer que Forja o Surco son manuales de apoyo a una mentalidad pelagiana, según la cual todo puede conseguirse a base de esfuerzo. Por supuesto, ese no es el caso. Escrivá subrayó suficientemente el lugar de la oración humilde, la súplica confiada, la certeza de la acción de Dios en los sacramentos. Dicho de otro modo: él es un testigo de la acción de la gracia santificante y transformante de Dios. Pero, por lo mismo, si afirmamos que la gracia transforma, esa transformación tiene que impregnar la manera como obramos, las decisiones que tomamos, el tenor de vida que seguimos. En lo que no cree Escrivá es en eso de tener uno mucha confianza en la misericordia divina mientras se lleva una vida de homenaje al pecado, a la moda o al diablo. Esa exigencia de coherencia puede sonar a legalismo pero en realidad tiene una base bíblica muy clara que salta a la vista en pasajes como aquello de Santiago: “la fe sin obras está muerta.”

En fin, considero que ante estos dos grandes hombres de fe nuestra actitud ha de ser la que tomamos ante todo aquello que es admirable: aprender lo bueno y dejarnos cuestionar por la audacia y radicalidad de sus propuestas.

Fe profunda y práctica

¿Quién te ha dicho que hacer novenas no es varonil? -Varoniles serán esas devociones, cuando las ejercite un varón…, con espíritu de oración y de penitencia.

Algunos pasan por la vida como por un túnel, y no se explican el esplendor y la seguridad y el calor del sol de la fe.

¡Con qué infame lucidez arguye Satanás contra nuestra Fe Católica! Pero, digámosle siempre, sin entrar en discusiones: yo soy hijo de la Iglesia.

Sientes una fe gigante… -El que te da esa fe, te dará los medios.

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Amistad con los Santos Ángeles

Gustosamente harían su oficio los Santos Angeles Custodios con aquella alma que les decía: “Angeles Santos, yo os invoco, como la Esposa del Cantar de los Cantares, ‘ut nuntietis ei quia amore langueo’ -para que le digáis que muero de amor”.

Sé que te doy una alegría copiándote esta oración a los Santos Angeles Custodios de nuestros Sagrarios: Oh Espíritus Angélicos que custodiáis nuestros Tabernáculos, donde reposa la prenda adorable de la Sagrada Eucaristía, defendedla de las profanaciones y conservadla a nuestro amor.

Bebe en la fuente clara de los “Hechos de los Apóstoles”: en el capítulo XII, Pedro, por ministerio de Angeles libre de la cárcel, se encamina a casa de la madre de Marcos. -No quieren creer a la criadita, que afirma que está Pedro a la puerta. “Angelus ejus est!” -¡será su Angel!, decían. -Mira con qué confianza trataban a sus Custodios los primeros cristianos. -¿Y tú?

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Ayuda de los Santos Ángeles

Gánate al Angel Custodio de aquel a quien quieras traer a tu apostolado. -Es siempre un gran “cómplice”.

Si tuvieras presentes a tu Angel y a los Custodios de tus prójimos evitarías muchas tonterías que se deslizan en la conversación.

Te pasmas porque tu Angel Custodio te ha hecho servicios patentes. -Y no debías pasmarte: para eso le colocó el Señor junto a ti.

¿Que hay en ese ambiente muchas ocasiones de torcerse? -Bueno. Pero, ¿acaso no hay también Custodios?

Acude a tu Custodio, a la hora de la prueba, y te amparará contra el demonio y te traerá santas inspiraciones.

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Devociones útiles

– No me sonrío cuando te veo componer las montañas de corcho del Nacimiento y colocar las ingenuas figuras de barro alrededor del Portal. Nunca me has parecido más hombre que ahora, que pareces un niño.

El Santo Rosario es arma poderosa. Empléala con confianza y te maravillarás del resultado.

San José, Padre de Cristo, es también tu Padre y tu Señor. -Acude a él. Nuestro Padre y Señor San José es Maestro de la vida interior. -Ponte bajo su patrocinio y sentirás la eficacia de su poder.

De San José dice Santa Teresa, en el libro de su vida: “Quien no hallare Maestro que le enseñe oración, tome este glorioso Santo por maestro, y no errará en el camino”. -El consejo viene de alma experimentada. Síguelo.

Ten confianza con tu Angel Custodio. -Trátalo como un entrañable amigo -lo es- y él sabrá hacerte mil servicios en los asuntos ordinarios de cada día.

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Sobre la comunión de los santos

Comunión de los Santos. -¿Cómo te lo diría? -¿Ves lo que son las transfusiones de sangre para el cuerpo? Pues así viene a ser la Comunión de los Santos para el alma.

Vivid una particular Comunión de los Santos: y cada uno sentirá, a la hora de la lucha interior, lo mismo que a la hora del trabajo profesional, la alegría y la fuerza de no estar solo.

Hijo: ¡qué bien viviste la Comunión de los Santos, cuando me escribías: “ayer ‘sentí’ que pedía usted por mí”!

Otro que sabe de esa “comunicación” de bienes sobrenaturales, me dice: “la carta me ha hecho mucho bien: ¡se conoce que viene impregnada de las oraciones de todos!… y yo necesito mucho que recen por mí.”

Si sientes la Comunión de los Santos -si la vives-, serás gustosamente hombre penitente. -Y entenderás que la penitencia es “gaudium, etsi laboriosum” -alegría, aunque trabajosa: y te sentirás “aliado” de todas las almas penitentes que han sido, son y serán.

Tendrás más facilidad para cumplir tu deber al pensar en la ayuda que te prestan tus hermanos y en la que dejas de prestarles, si no eres fiel.

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Llámala fuerte

¡Oh Madre, Madre!: con esa palabra tuya -“fiat”- nos has hecho hermanos de Dios y herederos de su gloria. -¡Bendita seas!

Confía. -Vuelve. -Invoca a la Señora y serás fiel.

¿Que por momentos te faltan las fuerzas? -¿Por qué no se lo dices a tu Madre: “consolatrix afflictorum, auxilium christianorum…, Spes nostra, Regina apostolorum”?

¡Madre! -Llámala fuerte, fuerte. -Te escucha, te ve en peligro quizá, y te brinda, tu Madre Santa María, con la gracia de su Hijo, el consuelo de su regazo, la ternura de sus caricias: y te encontrarás reconfortado para la nueva lucha.

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En comunión con ÉL

¡Cuántos años comulgando a diario! -Otro sería santo -me has dicho-, y yo ¡siempre igual! -Hijo -te he respondido-, sigue con la diaria Comunión, y piensa: ¿qué sería yo, si no hubiera comulgado?

Comunión, unión, comunicación, confidencia: Palabra, Pan, Amor.

Cuando te acercas al Sagrario piensa que ¡El!… te espera desde hace veinte siglos.

Ahí lo tienes: es Rey de Reyes y Señor de Señores. -Está escondido en el Pan. Se humilló hasta esos extremos por amor a ti.

Se quedó para ti. -No es reverencia dejar de comulgar, si estás bien dispuesto. -Irreverencia es sólo recibirlo indignamente.

Hay una urbanidad de la piedad. -Apréndela. -Dan pena esos hombres “piadosos”, que no saben asistir a Misa -aunque la oigan a diario-, ni santiguarse -hacen unos raros garabatos, llenos de precipitación-, ni hincar la rodilla ante el Sagrario -sus genuflexiones ridículas parecen una burla-, ni inclinar reverentemente la cabeza ante una imagen de la Señora.

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La Misa

La Misa es larga, dices, y añado yo: porque tu amor es corto.

¿No es raro que muchos cristianos, pausados y hasta solemnes para la vida de relación (no tienen prisa), para sus poco activas actuaciones profesionales, para la mesa y para el descanso (tampoco tienen prisa), se sientan urgidos y urjan al Sacerdote, en su afán de recortar, de apresurar el tiempo dedicado al Sacrificio Santísimo del Altar?

“¡Tratádmelo bien, tratádmelo bien!”, decía, entre lágrimas, un anciano Prelado a los nuevos Sacerdotes que acababa de ordenar. -¡Señor!: ¡Quién me diera voces y autoridad para clamar de este modo al oído y al corazón de muchos cristianos, de muchos!

Humildad de Jesús: en Belén, en Nazaret, en el Calvario… -Pero más humillación y más anonadamiento en la Hostia Santísima: más que en el establo, y que en Nazaret y que en la Cruz. Por eso, ¡qué obligado estoy a amar la Misa! (“Nuestra” Misa, Jesús…)

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Corazón abierto

Ser “católico” es amar a la Patria, sin ceder a nadie mejora en ese amor. Y, a la vez, tener por míos los afanes nobles de todos los países. ¡Cuántas glorias de Francia son glorias mías! Y, lo mismo, muchos motivos de orgullo de alemanes, de italianos, de ingleses…, de americanos y asiáticos y africanos son también mi orgullo. -¡Católico!: corazón grande, espíritu abierto.

Si no tienes veneración suma por el estado sacerdotal y el religioso, no es cierto que ames a la Iglesia de Dios.

Aquella mujer que en casa de Simón el leproso, en Betania, unge con rico perfume la cabeza del Maestro, nos recuerda el deber de ser espléndidos en el culto de Dios.

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La Iglesia y su liturgia

¡Qué alegría, poder decir con todas las veras de mi alma: amo a mi Madre la Iglesia santa!

¡Qué bondad la de Cristo al dejar a su Iglesia los Sacramentos! -Son remedio para cada necesidad. -Venéralos y queda, al Señor y a su Iglesia, muy agradecido.

Ten veneración y respeto por la Santa Liturgia de la Iglesia y por sus ceremonias particulares. -Cúmplelas fielmente. -¿No ves que los pobrecitos hombres necesitamos que hasta lo más grande y noble entre por los sentidos?

Canta la Iglesia -se ha dicho- porque hablar no sería bastante para su plegaria. -Tú, cristiano -y cristiano escogido-, debes aprender a cantar litúrgicamente.

¡Hay que romper a cantar!, decía un alma enamorada, después de ver las maravillas que el Señor obraba por su ministerio. -Y yo te repito el consejo: ¡canta! Que se desborde en armonías tu agradecido entusiasmo por tu Dios.

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La Virgen en la vida de la Iglesia

María Santísima, Madre de Dios, pasa inadvertida, como una más entre las mujeres de su pueblo. -Aprende de Ella a vivir con “naturalidad”.

María, Maestra de oración. -Mira cómo pide a su Hijo, en Caná. Y cómo insiste, sin desanimarse, con perseverancia. -Y cómo logra. -Aprende.

Soledad de María. ¡Sola! -Llora, en desamparo. -Tú y yo debemos acompañar a la Señora, y llorar también: porque a Jesús le cosieron al madero, con clavos, nuestras miserias.

La Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, aquietará tu corazón, cuando te haga sentir que es de carne, si acudes a Ella con confianza.

El amor a la Señora es prueba de buen espíritu, en las obras y en las personas singulares. -Desconfía de la empresa que no tenga esa señal.

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La Virgen

El amor a nuestra Madre será soplo que encienda en lumbre viva las brasas de virtudes que están ocultas en el rescoldo de tu tibieza.

Ama a la Señora. Y Ella te obtendrá gracia abundante para vencer en esta lucha cotidiana. -Y no servirán de nada al maldito esas cosas perversas, que suben y suben, hirviendo dentro de ti, hasta querer anegar con su podredumbre bienoliente los grandes ideales, los mandatos sublimes que Cristo mismo ha puesto en tu corazón.

Di: Madre mía -tuya, porque eres suyo por muchos títulos-, que tu amor me ate a la Cruz de tu Hijo: que no me falte la Fe, ni la valentía, ni la audacia, para cumplir la voluntad de nuestro Jesús.

Todos los pecados de tu vida parece como si se pusieran de pie. -No desconfíes. -Por el contrario, llama a tu Madre Santa María, con fe y abandono de niño. Ella traerá el sosiego a tu alma.

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Todo consiste en empezar y luego seguir

No dejes de hacer las cosas por falta de instrumentos: se comienza como se puede. -Después, la función crea el órgano. Algunos, que no valían, resultan aptos. Con los demás se hace una operación quirúrgica, aunque duela -¡buenos “operadores” fueron los santos!-, y se sigue adelante.

Fe viva y penetrante. Como la fe de Pedro. -Cuando la tengas -lo ha dicho El- apartarás los montes, los obstáculos, humanamente insuperables, que se opongan a tus empresas de apóstol.

Rectitud de corazón y buena voluntad: con estos dos elementos y la mirada puesta en cumplir lo que Dios quiere, verás hechos realidad tus ensueños de Amor y saciadas tus hambres de almas.

“Nonne hic est fabri filius? Nonne hic est faber, filius Mariæ?” -¿Acaso éste no es hijo del artesano? ¿No es el artesano hijo de María? -Esto, que dijeron de Jesús, es muy posible que lo digan de ti, con un poco de pasmo y otro poco de burla, cuando “definitivamente” quieras cumplir la Voluntad de Dios, ser instrumento: Pero, ¿no es éste aquél?… -Calla. Y que tus obras confirmen tu misión.

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