Evangelizar es ser como aquel ángel de la Natividad, que condujo hacia Cristo, fuente de toda paz.
LA GRACIA del Jueves 3 de Enero de 2013
La fe cristiana se vive en saludable tensión entre lo que ya somos y o que estamos llamados a ser.
La conversion de un filosofo
“En su juventud no había sospechado siquiera la soberanía de Cristo. Descubrió la Biblia por primera vez en la Universidad de Leipzig. Se sintió movido por los Salmos y los Profetas y agitado por el Nuevo Testamento, pero no percibió en modo alguno la exigencia total de Cristo. En esta época, estudiante de diecisiete años, en el primer trimestre en la Universidad, se acercó a un ministro con el Nuevo Testamento en la mano: “Basándome en este libro quisiera ser bautizado”. No deseaba una interpretación de la Escritura, ni una ulterior profesión de fe, sino simplemente ser recibido como cristiano según él lo entendía. Pero solo diez años más tarde, al cumplir 27, fue, por último, bautizado en la principal iglesia luterana de Viena, si bien todavía, en gran medida, con el mismo espíritu…”
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