Renuevame por dentro con espiritu firme, 1 de 3

[Predicación en la Asamblea de la Renovación Carismática, Región Andalucía Occidental, 2012.]

Tema 1 de 3: Renuévame.

* En Romanos 12,2 el apóstol Pablo nos llama a que no nos conformemos a la mentalidad de este mundo. Ello puede verse en ejemplos concretos.

* Para el mundo, lo NORMAL es lo que se vuelve común. Y por tanto, lo normal puede ser creado por aquellos que tienen poder para manejar los medios y bombardearnos con mensajes repetidos, engañosos o simpáticos. Lo “normal” así creado, pasa a ser legal, y luego se declara ilegal todo lo que no se conforme a esa mentalidad única. En el diccionario de Cristo, lo NORMAL es lo que se asienta en la norma que tiene como criterio próximo la naturaleza de las cosas, y como regla última a Dios mismo.

* Para el mundo, el AMOR es intercambio, transacción; es una relación simétrica en la que uno da tanto como recibe y recibe tanto como da. Es un modelo que excluye al minusválido, al feto, al anciano, al oprimido. Para Cristo, AMOR es lo propio del que da y administra de lo que tiene.

* Para el mundo, lo NATURAL es un concepto que se usa de modo muy caprichoso: no es extraño ver que una mujer se alimente “sanamente” y se inyecte hormonas para no ovular. El aborto voluntario es tratado como si fuera un derecho propio de la naturaleza de la mujer, de modo que si se le prohíbe, se estaría conculcando un derecho suyo. Para Cristo, lo NATURAL es ir al “principio,” es decir, a la voluntad creadora de Dios y a la Palabra con que nos ha enseñado.

* Para el mundo, la FELICIDAD es una cadena de entretenimientos, distracciones y apetitos, hasta el hastío o la violencia sobre el propio cuerpo o la propia mente–como en caso del abuso de la droga. Para Cristo, la FELICIDAD es unión y comunión con el Dios que nos ama.

* Para el mundo, la VIDA es lo que va entre el nacimiento y la muerte; para Cristo, la VIDA es el comienzo de un camino que conduce a la eternidad.

Ama Dios a todos por igual?

Respetado Fray Nelson : sobre estos 2 conceptos ” Dios NO nos ama a todos por igual ” y por tanto ” tal santo es menos santo que tal otro santo… quisiéramos su autorizada opinión. M.R.M.

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¿A quién ama más Dios? No lo sabemos. Sabemos que su amor es infinito para cada uno, pero el infinito también tiene grados, como han demostrado los matemáticos ya desde el siglo XIX. Por eso debemos afirmar que sabemos que su amor es mayor por unos que por otros pero que no tenemos cómo hacer esa comparación. Un cierto consenso es que su amor se muestra mayor en las conversiones y en el don de la perseverancia final.

¿Quién es más santo que quién? Eso tampoco lo sabemos. Sabemos que hay unos más santos que otros, y hay consenso en que la Virgen María brilla en santidad por encima, no sólo de los hombres sino incluso de los ángeles. Hay cierta claridad sobre la inmensa santidad de San José y de los Apóstoles. Aparte de eso, no sabemos, y es temerario afirmar que conocemos quién es más santo que otro, porque eso supondría tener acceso a la caridad verdadera de cada uno, pues Santo Tomás de Aquino explica que la única diferencia relevante en cuanto a la santidad es el grado del amor, grado que obviamente sólo Dios conoce.

Las cifras no ayudan al colectivo LGBT

“El argumento de que hay muchos en «el armario» pero que los homosexualistas saben cuántos son, tampoco sirve. La realidad está demostrando que cuanto mejor es la encuesta menor el porcentaje. Y cuanto mayores facilidades das para que la gente lo diga, menos salen…”

Cifras no ayudan a LGBT

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Vida Sobrenatural

La gente tiene una visión plana, pegada a la tierra, de dos dimensiones. -Cuando vivas vida sobrenatural obtendrás de Dios la tercera dimensión: la altura, y, con ella, el relieve, el peso y el volumen.

Si pierdes el sentido sobrenatural de tu vida, tu caridad será filantropía; tu pureza, decencia; tu mortificación, simpleza; tu disciplina, látigo, y todas tus obras, estériles.

El silencio es como el portero de la vida interior.

Paradoja: es más asequible ser santo que sabio, pero es más fácil ser sabio que santo.

Más pensamientos de San Josemaría.

Causas y remedios de las discordias

83. Para edificar la paz se requiere ante todo que se desarraiguen las causas de discordia entre los hombres, que son las que alimentan las guerras. Entre esas causas deben desaparecer principalmente las injusticias. No pocas de éstas provienen de las excesivas desigualdades económicas y de la lentitud en la aplicación de las soluciones necesarias. Otras nacen del deseo de dominio y del desprecio por las personas, y, si ahondamos en los motivos más profundos, brotan de la envidia, de la desconfianza, de la soberbia y demás pasiones egoístas. Como el hombre no puede soportar tantas deficiencias en el orden, éstas hacen que, aun sin haber guerras, el mundo esté plagado sin cesar de luchas y violencias entre los hombres. Como, además, existen los mismos males en las relaciones internacionales, es totalmente necesario que, para vencer y prevenir semejantes males y para reprimir las violencias desenfrenadas, las instituciones internacionales cooperen y se coordinen mejor y más firmemente y se estimule sin descanso la creación de organismos que promuevan la paz.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 83]

Yo en la Biblia

Escuela de Vida Interior, Tema 20: ¿Qué enseña la Biblia sobre el YO?

De la Sagrada Escritura aprendemos, ante todo, que el ser humano se descubre y se construye en diálogo con Dios. Así como el bebé requiere que se le hable para alcanzar su estatura racional y emocional, así el hombre crece a medida que la Palabra hace su casa en él.

Y en ese diálogo el hombre descubre a Dios como su CREADOR. Ser creatura implica saberse sostenido por Dios, pues ha sido ante todo su designio quien no ha dado el ser. Quien esto descubre ya no tiene que justificar su existencia: no vive para demostrarle nada a nadie. Es libre. Pero no es caprichoso ni su vocación puede ser el egoísmo: ser creado es descubrirse hermano de las demás creaturas.

En el diálogo entre Dios y el hombre se descubre la realidad protuberante del pecado, única verdadera amenaza a la nobleza y hermosura de nuestro origen. Pero el pecado está vencido en Jesucristo, de modo que una sana antropología bíblica siempre llamará “perdonado” y amado al hombre.

Además, el don del Espíritu nos conduce a la plenitud en la vía de la restauración del daño causado por el pecado, ajeno o propio, hasta el punto de saber que somos coherederos con Cristo: es indistinguible el amor que él tiene del que nos Padre nos prodiga con ternura. El Espíritu no viene a nosotros como extraño, que invade u oprime, sino como dueño a su propia casa. Nunca soy tanto yo mismo como cuando Él está.

Otros dos elementos bíblicos fundamentales son la VOCACIÓN, que responde a la pregunta “¿Para qué he vivido lo que he vivido?” y la MISIÓN, que apunta a la pregunta: “¿Para quiénes he recibido lo que he recibido?”

La antropología bíblica es rica, de tono positivo y realista a la vez; anclada en la realidad de lo concreto pero abierta a la trascendencia hermosa e infinita de los cielos.

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Este tema pertenece al Capítulo 02 de la Escuela de Vida Interior; la serie completa de los diez temas de este Capítulo 02 está aquí:

is.gd/vida_interior_02

La serie de TODOS los temas de esta Escuela de Vida Interior está aquí:

is.gd/vidainterior