Sobre los escrupulos

Rechaza esos escrúpulos que te quitan la paz. -No es de Dios lo que roba la paz del alma. Cuando Dios te visite sentirás la verdad de aquellos saludos: la paz os doy…, la paz os dejo…, la paz sea con vosotros…, y esto, en medio de la tribulación.

Tristeza, apabullamiento. No me extraña: es la nube de polvo que levantó tu caída. Pero, ¡basta!: ¿acaso el viento de la gracia no llevó lejos esa nube? Después, tu tristeza -si no la rechazas- bien podría ser la envoltura de tu soberbia. -¿Es que te creías perfecto e impecable?

No pienses más en tu caída. -Ese pensamiento, además de losa que te cubre y abruma, será fácilmente ocasión de próximas tentaciones. -Cristo te perdonó: olvídate del hombre viejo.

No te desalientes. -Te he visto luchar…: tu derrota de hoy es entrenamiento para la victoria definitiva.

Más pensamientos de San Josemaría.

Cristo en tu casa, 2 de 2

[Predicación para un grupo de parejas, en la Parroquia de María Reina, en Guayaquil, Ecuador. Septiembre de 2012.]

* Podemos examinar la acogida que damos a Cristo sobre la base de un recorrido por la propia casa. En los distintos lugares, como las alcobas, el garaje, la sala de televisión o la cocina, se plantean distintas preguntas que nos ayudan a descubrir si el señor reina en el hogar.

Cristo en tu casa, 1 de 2

[Predicación para un grupo de parejas, en la Parroquia de María Reina, en Guayaquil, Ecuador. Septiembre de 2012.]

* Si estamos en las manos de Cristo estamos firmes y seguros. esa es una buena noticia pero debemos preguntarnos si nos hemos acercado a él, o si lo hemos recibido cuando ha querido venir.

* Recibir a Cristo es acogerlo en lo profundo del alma, en ese espacio personalísimo que llamamos nuestra conciencia y que es como un santuario interior.