El poder de un buen proposito

¡Ahora! Vuelve a tu vida noble ahora. -No te dejes engañar: “ahora” no es demasiado pronto… ni demasiado tarde.

¿Quieres que te diga todo lo que pienso de “tu camino”? -Pues, mira: que si correspondes a la llamada, trabajarás por Cristo como el que más: que si te haces hombre de oración, tendrás la correspondencia de que hablo antes y buscarás, con hambre de sacrificio, los trabajos más duros… Y serás feliz aquí y felicísimo luego, en la Vida.

Esa llaga duele. -Pero está en vías de curación: sé consecuente con tus propósitos. Y pronto el dolor será gozosa paz.

Estás como un saco de arena. -No haces nada de tu parte. Y así no es extraño que comiences a sentir los síntomas de la tibieza. -Reacciona.

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