La reproduccion de estos textos y archivos de audio, para uso privado o publico, esta permitida, aunque solamente sin fines de lucro y citando la fuente: http://fraynelson.com/homilias.html.
Sobre las fechas y horas de publicación de estas oraciones mira aquí
Ten presente en tus intenciones de este día:
Haz click en los nombres para ver más información:
¿Puede dimitir un Papa? A esta pregunta con aires de sensacionalismo periodístico actual, ya contestaron en el siglo XIII los expertos en la Curia del Papa Celestino V.
Era tan desastroso el estado de la Iglesia y se sabía tan extremadamente incapaz para su gobierno aquel Papa, que pensó en conciencia dejar en mejores manos y más aptas, el timón de la Barca de Pedro.
Le dijeron los que sabían que sí, que el Papa no es más que el Obispo de Roma, que la aceptación y permanencia en su puesto depende de su voluntad, y que una grave necesidad de la Iglesia puede postular la decisión de la renuncia.
Y así lo hizo ante los Cardenales el día 13 de diciembre de 1294, proclamando una bula de renuncia a su puesto de gobierno.
Había nacido en el seno de una familia numerosa, en el año 1215, en Isernia, Italia. Angelérico y María eran sus progenitores. Al undécimo de sus retoños le pusieron por nombre Pedro.
Los principios cristianos de los padres eran buenos: «Ambos justos a los ojos de Dios y muy alabados por los hombres, daban limosna y acogían a los pobres de muy buena gana en su casa. Tuvieron doce hijos, a semejanza del Patriarca Jacob, y siempre pedían al Señor que alguno de ellos sirviese a Dios». Esos datos se leen en la autobiografía del Papa Celestino V.
Pedro se preparó con estudios para ser ese servidor de Dios en exclusiva, que pedían sus padres. Ya era benedictino con 17 años.
Luego, lo vemos por tres años eremita solitario en los montes cercanos a Castelsangro. Ya ordenado sacerdote, surgen unos escrúpulos que cada día se agigantan por la celebración de la Misa, que, -piensa él-, le traerá gente, perderá su soledad, le darán dinero y estropeará su vida de anacoreta.
Después serán los montes y cuevas de Monte Murrone, por cinco años, y Monte Maiella, muchos más, los que presenciarán su vida de penitencia y oración.
Lo de la soledad es otra cosa. Porque, no se sabe qué es lo que irradia aquel hombre, ni qué aliciente tiene aquella vida austera cuando se le acerca cada vez más y más gente para oírle, abrirle el alma y pedirle consejo.
Algunos hasta están dispuestos a aprender a vivir como él. Son «los celestinos», aprobados por Gregorio X en 1274, con dieciséis Monasterios.
Estando en Monte Murrone visitando sus Casas, sucedió el hecho insólito de llegar una comitiva, presidida por el Arzobispo de Lyon, con séquito de Cardenales y personajes del Cónclave, para comunicarle la noticia de haber sido elegido Papa, a sus ochenta años. Suplican su aceptación.
Y es que todos estaban más que hartos por la situación de la Iglesia desde que murió Nicolás IV el 4 de abril de 1292. Ya son dos años de interregno, y en el Sacro Colegio, tanto los Orsinis como los Colonnas, muestran posturas irreconciliables a la hora de elegir Sumo Pontífice.
Están enredados por las ingerencias de Francia en el Pontificado desde la ruptura con la Casa Hohenstaufen. Por eso, pensaron en la santidad del monje para salir del atolladero.
Pedro Celestino no quiere Roma. Se instala en el palacio real de Nápoles, donde está Carlos II, segundón de los Anjou. Manda construir una choza dentro de sus habitaciones, donde poder pasar sus largas horas de oración.
Se pone de manifiesto la ineptitud para desempeñar las funciones papales: insociable, excéntrico, extremadamente sencillo, basto en las cosas humanas y desconocedor de los asuntos de gobierno.
Las tareas de la Curia van de mal en peor. El Papa está supeditado al rey de Nápoles, y en el colmo de su imprudencia, nombra inmediatamente siete Cardenales franceses y tres napolitanos.
Cinco meses de Papa fueron suficientes. Dimitió por el convencimiento personal de que era un mal para la Iglesia su continuidad. Y como era humilde y desprendido, lo hizo con valentía y decisión.
Diez días más tarde había nuevo Papa. Bonifacio VIII, su sucesor, tomó las medidas que a él le parecieron prudentes en la coyuntura: ratificó la dimisión e incorporó al corpus jurídico canónico la bula con que Celestino V dimitió.
Le pareció correcto recoger a Celestino, presto a pasar a Dalmacia por la costa adriática, y recluirlo en el Castillo de Monte Fumone, en Anagni, donde estuvo hasta su muerte en el 1296.
Con esta medida pensó que conseguía prevenir cualquier intento desestabilizador, y darle al monje que fue Papa, la ocasión de dedicarse a sus rezos, soledad tan amada y penitencia.
Clemente V elevó a Celestino a los altares en el año 1313. Había empezado el cautiverio de Avignon, triunfando la sumisión del Papado a Francia, terminada la heroica oposición de Bonifacio VIII.
Sólo queda hacer un acto de fe. A pesar de las ineptitudes, torpezas, intrigas e intereses de los hombres, la Iglesia tiene una promesa indefectible del amor.
Bogotá, Colombia - El Señor le conceda muchos años de vida y santidad, para que siga guiando a sus ovejas, como el buen pastor con la fuerza del Espíritu Santo. Dios lo bendiga y le conceda la gracia de su Voluntad. Feliz Cumpleaños
Ordenación Sacerdotal. Milwaukee, Wisconsin, Estado Unidos (2012) - Que Dios le muestre el camino con fidelidad a tu tí y a tú iglesia, fortaleza, alegria, salud, persevrancia y concentre toda su voluntad en la adhesión a tu nombre. Salmo 86:11. Envíale tu Espirítu Santo que le llene de amor su corazón y luz su entendimiento. Amén.
En aquellos días, zarpamos de Troas rumbo a Samotracia; al día siguiente salimos para Neápolis y de allí para Filipos, colonia romana, capital del distrito de Macedonia. Allí nos detuvimos unos días. El sábado salimos de la ciudad y fuimos por la orilla del río a un sitio donde pensábamos que se reunían para orar; nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido. Una de ellas, que se llamaba Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que adoraba al verdadero Dios, estaba escuchando; y el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo. Se bautizó con toda su familia y nos invitó: "Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa." Y nos obligó a aceptar.
El Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo (Hechos 16,11-15)
Salmo
Cantad al Señor un cántico nuevo, / resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; / que se alegre Israel por su Creador, / los hijos de Sión por su Rey. R.
Alabad su nombre con danzas, / cantadle con tambores y cítaras; / porque el Señor ama a su pueblo / y adorna con la victoria a los humildes. R.
Que los fieles festejen su gloria / y canten jubilosos en filas, / con vítores a Dios en la boca; / es un honor para todos sus fieles. R.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga el Defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no tambaleéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho."
El Espíritu Santo nos envía hacia Jesucristo, dándonos fuerza para perseverar en medio de las dificultades, amándolo con la mas profundo y tierno de nuestra devoción 16 min. 53 seg.
El plan de los Hechos de los Apóstoles está en las palabras de Cristo: "Seréis mis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaría, y hasta los confines del orbe." Pero el libro queda incompleto porque lo tienen que completar nuestros hechos de Evangelio y de evangelización. 4 min. 28 seg.
Sucede la evangelización cuando hay sintonía entre la predicación exterior (del apóstol) y la predicación interior (del Espíritu Santo). 4 min. 41 seg.
El Espíritu Santo busca llegar a lo profundo de nuestros corazones, iluminar nuestra inteligencia y mover nuestra voluntad de forma amorosa y potente hacia Cristo. 4 min. 20 seg.
Cristo anuncia los extremos a que llegará la maldad contra sus discípulos y así los dispone a reconocer que Dios sigue siendo Dios también en los tiempos duros. 3 min. 30 seg.
El testimonio del Espíritu Santo nos confirma en la verdad, sucede solemnemente en cada corazón, públicamente para toda la Iglesia e irreversiblemente para todos los siglos. 5 min. 9 seg.
A pesar de que sea imprudente y pueda perderlo todo debo pronunciarme a favor de Cristo, pero no son mis fuerzas, es la gracia del Espíritu Santo quien da testimonio de Jesús a través mío. 6 min. 56 seg.
El Espíritu de la verdad destruye mentiras, nos permite ver nuestra propia realidad y descubrir lo que no queríamos saber de nosotros mismos. 6 min. 14 seg.
Necesitamos el testimonio, la presencia, la acción y la gracia del Espíritu Santo en nosotros para llevarnos a la conversión y para reflejarlo exteriormente afianzándonos y sosteniéndonos para no agrietarnos. 5 min. 0 seg.
Hay ocasiones en que por cobardía o por confusión nuestro testimonio se vuelve débil e inconstante por lo que necesitamos recibir el testimonio del Espíritu Santo. Pidámosle a Él también que nos revele la verdad sobre Jesucristo. 5 min. 32 seg.
Ser cristiano significa recibir el torrente de verdad y de amor del Espíritu Santo para conocer a Jesús y su Evangelio y al tener esta experiencia del Señor poder darlo a conocer a nuestros hermanos. 5 min. 25 seg.
Pidamos el testimonio interior del Santo Espíritu, Él es el único que nos puede hacer crecer genuinamente en la fe, en la esperanza y en el amor. 6 min. 44 seg.
Haz una donación
para que esta obra continúe, y llegue a más personas! ¡La gloria sea para Dios!
1. La mujer que abrió la puerta de la fe para Europa
1.1 Ha avanzado un buen trecho del tiempo pascual y es sano recordar que el primer día de la primera pascua del Nuevo Testamento fueron las mujeres las primeras en recibir la Buena Nueva, y las primeras también en transmitir su gozo y su testimonio a los Apóstoles.
1.2 Bueno recordarlo, porque el texto de la primera lectura de hoy nos presenta la figura discreta pero vigorosa de aquella mujer, Lidia, que abrió la puerta de la fe para Filipos, ya en Europa. Fue ella quien recibió en su casa a los predicadores del Evangelio, quien los hospedó con alegría, quien de alguna manera hizo posible el nacimiento de esa comunidad cristiana que le trajo tanto consuelo y soporte a Pablo: los filipenses.
1.3 Dios: concédenos aprender de esta mujer sencilla, abierta, humilde, franca y audaz; que nosotros, a ejemplo de ella, sepamos abrir nuestros hogares a la predicación, nuestros corazones al Evangelio, y nuestra voz a la proclamación de la fe que salva. Amén.
2. A la espera del Espíritu
2.1 A partir de esta sexta semana de Pascua la Iglesia quiere que nuestra atención se concentre cada vez más en la llegada de la Promesa, es decir, el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo.
2.2 No hay mejor camino para enamorarnos del Espíritu Divino que escuchar a Jesús cómo predica de su presencia, su eficacia y sus dones, y ello es lo que nos ofrecen los textos del evangelio de hoy y de los días siguientes.
2.3 Al Espíritu, en efecto, se le conoce fundamentalmente por su obra, y sólo después por su presencia. No está ante nosotros como Cristo, sino que percibimos su efecto en el modo como nos transforma consolándonos, educándonos, cambiando nuestra voluntad hacia el Bien y el Amor, es decir, para expresarlo de un modo corto: divinizándonos.
2.4 Hoy Jesús nos enseña que el Espíritu da testimonio de él. El Espíritu es el Gran Testigo cuyo testimonio se apodera de nuestro entendimiento induciéndolo de modo suavísimo y firmísimo a la vez al perfecto asentimiento a la palabra predicada. Guiados por el susurro de este testimonio interior que nos convence y fortalece, llegamos a proclamar la fe, con lo cual este Testigo nos hace testigos. ¡Ven, ven Espíritu de Dios, ven Espíritu Santo!