¡Fortalezcan sus corazones!

[Predicación para el Encuentro organizado por la Casa de la Misericordia, de Cúcuta. Segundo Domingo de Pascua, 2015.]

La misericordia requiere sensibilidad pero no es puramente sentimiento. En los actos o las obras de la misericordia cuentan la decisión, el compromiso, el dar un paso para salir de nosotros mismos. Así lo muestra, por ejemplo, la parábola del buen samaritano.

(1) Primera fortaleza: vencerse. Más allá de nuestros prejuicios y resentimientos (cual era el caso entre judíos y samaritanos); más allá de nuestra comodidad o del freno que el asco pone a nuestra sensibilidad, el corazón renovado por la misericordia sale de sí mismo.

(2) Segunda fortaleza: salir del infantilismo espiritual. Es verdad que el camino de la vida nos deja heridas, decepciones, vacíos o frustraciones, y por ello necesitamos sanación. Es verdad que existe el enemigo malo, el demonio, que puede atacar con su veneno para infestar nuestras vidas, y en algún caso pretenderá poseer la voluntad de alguien. Pero también es verdad que se da el caso de católicos “adictos” a la sanación o a la liberación, que van de sacerdote en sacerdote, manteniéndose en un estado de infantilismo como si nunca responsabilidad real pudiera llegar a sus vidas. Para que la misericordia sea operativa en nosotros y a través de nosotros, necesitamos entender que aun con algunas imperfecciones es grande el bien que podemos ya poner al servicio de la Iglesia.

(3) Tercera fortaleza: firmes en la doctrina. De nada sirve ser discípulos si el momento de la prueba nos aparta de la fe que hemos profesado como recibida de los apóstoles. No hay corazones fuertes si no hay corazones convencidos y dispuestos a luchar por la verdad de nuestra redención, claramente proclamada en la Pascua y en la fe de la Iglesia.

Familia, lugar de misericordia

[Predicación en el templo de San Francisco, en Mompox, Colombia, con motivo de los diez años del retorno de los dominicos a esta ciudad.]

Presentación

* Vínculo estrecho entre San Juan Pablo II y la fiesta de la misericordia; y coincidencia cronológica entre la muerte de este gran Papa y el tiempo de arribo de los dominicos a Mompox.

Desarrollo temático

(1) Lugar insustituible de la familia dentro del conjunto de instituciones de la sociedad. En la familia se une lo biológico, lo emocional y lo formativo de un modo único e ireemplazable. La familia precede al Estado y a toda forma de legislación positiva.

(2) La familia y la fragilidad humana. La indigencia del bebé nos conmueve y nos llama a compasión. Es importante esa bondad hacia los pequeños pero no debemos limitarnos a ellos. En el mismo ámbito doméstico encontramos adultos mayores, enfermos, personas solas, parientes privados de su libertad, limitados mentales, y aún muchos otros casos en los que la familia ha de ser la primera expresión de la misericordia.

(3) Intimidad conyugal y crecimiento en la misericordia. Como es un hecho lamentable que muchas parejas se causan las peores heridas en el espacio de su propia intimidad, es urgente que todos aprendan a transformar esos espacios en lugares de aprecio, valoración, ternura y misericordia. En particular, que cada uno, y sobre todo el varón, comprenda que el cuerpo de su pareja se ha ajado porque se ha entregado.

(4) Familia, perdón y reconciliación. No debemos esperar demasiado de las instancias gubernamentales u oficiales si no cultivamos en la familia espacios donde se eduque en la justicia y la misericordia. Ofrecer estas lecciones básicas es una de las tareas irreemplazables de la familia, incluso si ello implica una suma de generosidad y abnegación considerable.

Catheriniana – 06, Teología del Amor, parte 2

[Catheriniana es una serie de reflexiones sobre aspectos de la enseñanza de Santa Catalina de Siena. Para sacar mayor provecho de estas conferencias es muy recomendable revisar primero la serie sobre su vida, y después la serie sobre los fundamentos de su doctrina espiritual. Si se quiere acceder a todas las publicaciones de este blog sobre la Santa Doctora, hacer click aquí.]

Tema 6: Los Nombres del Amor de Dios

* De tres maneras principales habla la teología cristiana sobre el amor: (I) El amor que recibimos de Dios; (II) El amor que le tenemos a Dios; (III) El amor que, viniendo de Dios, a través de nosotros llega al prójimo. En esta ocasión hablaremos según la primera de estas maneras.

* Para Catalina, hay tres palabras que describen mucho del amor que viene de Dios: misericordia, providencia y luz o guía.

(1) Misericordia es aquella dimensión del amor que surge ante la necesidad patente del prójimo. Es el amor en acto de comprender, compadecer y ayudar. La misericordia Es en sí misma un prodigio que desborda la capacidad explicativa de la razón humana porque el amor compasivo de Dios junto lo que parece opuesto: la santidad con el pecador; la grandeza con la finitud; la luz con la densa oscuridad de nuestras ignorancias y errores.

La misericordia es tan propia de Dios que no se puede deslindar de su propio ser. y esto significa que en todo cuanto es y hace, Dios muestra su misericordia. Por lo mismo, hemos de acostumbrarnos a valorar el actuar divino no desde aquello que creemos que nos conviene, nos gusta o es compatible con nuestras expectativas sino a partir de la certeza de que la causa última y motivación primera de todo su obrar es el amor misericordioso que les es propio.

La misericordia aparece así como una óptica que recubre la naturaleza, la historia y la eternidad. Guiados por el don del Espíritu Santo, llegamos a discernir la presencia de ese amor en las criaturas todas; y en los los hechos de la propia historia y en los acontecimientos del mundo; y en la gloria celeste y aún en el infierno, como se atreve a afirmar Santa Catalina.

(2) Providencia es la capacidad de administrar el bien de modo que el tiempo sea un instrumento que conduce a plenitud en la criatura y a la realización de la divina voluntad. La Providencia brilla en muchos textos bíblicos, especialmente en la historia de Abraham que fue guiado paso a paso desde las tinieblas del paganismo hacia una relación cada vez más plena con el amor de Dios.

De Abraham aprendemos también que la Providencia divina tiene su contraparte humana en la obediencia. La escucha fiel y diligente es la manera de acoger el amor sabio que en cada ocasión da lo que es adecuado, necesario y suficiente. Donde esto mejor se nota es en le ministerio de Cristo que sabe acoger con ternura al pecador pero también sabe conducirlo a una conversión más y más perfecta, hacia las cumbres de la santidad. Fue también Cristo quien nos enseñó a pedir “el pan de cada día.”

Catalina conoció de muchos modos la Providencia. Cabe destacar aquello de vivir semanas o incluso meses alimentándose solamente de la Eucaristía: un modo dramático de experimentar que Dios sostiene y dirige a sus creaturas.

(3) Luz y guía. Dentro de la misma misericordia y providencia hay que destacar el papel del conocimiento de sí mismo porque la misericordia se hace presente allí donde la providencia le muestra mayor necesidad, y ello sucede en donde tenemos peor condición. El conocerse lleva a ser puntual en la cita de amor que Cristo tiene con nosotros para darnos de su bondad y salvación.

Vida Consagrada, Vida en el Espíritu, 12 de 12: María, Misión y Misericordia

[Retiro espiritual para un grupo de Dominicas de la Inmaculada en Lima, Perú. Octubre-Noviembre de 2014.]

Tema 12 de 12: María, Misión y Misericordia

* Ninguna persona humana tiene una experiencia tan profunda y continua de la acción del Espíritu como María, la Madre de Cristo.

* Llama la atención en Ella su presencia junto a la Cruz, donde contempla a su Hijo abandonado por sus propios apóstoles; y llama la atención ver luego a la misma Virgen acompañando a esos apóstoles y clamando junto a ellos y para ellos la plenitud del espíritu Santo: he ahí un espejo lúcido de la verdadera misericordia, en su raíz de búsqueda de la mayor gloria divina.

* Y de ese dolor, y de ese amor, nace la Iglesia, que es misionera desde el principio porque no puede testificar otro amor sino ese que ha recibido.

Vida Religiosa Renovada, 04 de 12, Misericordia

[Retiro espiritual con las Hermanas Dominicas de la Inmaculada, de la Provincia de Santa Rosa, en el Perú. Octubre de 2014.]

Tema 4 de 12: Misericordia

* Si el arrepentimiento es la disposición nuestra para acoger el don del perdón, la misericordia es la disposición perpetua de Dios para perdonar.

* Etimológicamente misericordia viene de “miserus” y de “cor,” dos palabras latinas que indican: tomar la necesidad de otro y llevarla al propio corazón. La misericordia, por consiguiente, siempre nos afecta: siempre perturba algo en mí para construir un bien nuevo y mejor.

* La perspectiva bíblica sitúa la misericordia en el conjunto de otras realidades como el arrepentimiento, la humildad y la conversión. por ejemplo, en la parábola del hijo pródigo, hay que notar que la casa no salió detrás del joven frívolo.

* Del Buen Pastor aprendemos que experimentará más pronto y mayor misericordia quien mejor conozca la voz de Cristo, sobre todo en estos tiempos en que tantos quieren suplantarle y suplantar su mensaje.

* Por último, en cuanto al enfoque bíblico: toda catequesis cristiana sobre la misericordia ha de mostrar como culmen la Cruz de Cristo.

* En contraste, tengamos claro que hoy se difunden numerosos sucedáneos de la misericordia, entre los que destaca por su perniciosa penetración, la idea de que ser misericordioso es acoger a las personas en su condición de pecadoras para dejarlas en su pecado. La verdadera misericordia nos acoge como somos pero para que lleguemos a ser lo que estamos llamados a ser.