La omnipotencia y la benevolencia son como dos colores complementarios de la santidad de Cristo. En los sacramentos experimentamos la verdad y la acción del Cuerpo de Cristo, el Verbo Encarnado.
Tres Conferencias de Adviento y Navidad (2 de 3)
El Cántico de la Virgen María es bastante conocido, sobre todo con su título en latín, Magnificat. Hay otro cántico que está en el mismo capítulo del mismo Evangelio de San Lucas. Se trata del Cántico de Zacarías. El ejemplo de este hombre nos muestra cuán grande es el regalo de la misericordia y nos empuja a dejar nuestra “mudez.”
Misericordia de Dios y Poder de Dios
A veces se piensa que ser misericordioso implica ser blando, manso y cobarde, o sea, convertirse en un perdedor. La verdad es que nada da tanta sensatez y nada dispone tanto el corazón para la victoria como la misericordia.
La Misericordia vence sobre el Miedo y la Tristeza
Tanto el miedo como la tristeza son finalmente homenajes al poder del mal, y por ello son obstáculos para creer plenamente en la bondad y la potencia que se han manifestado en Cristo. En cuanto nos resolvemos a no dar pleitesía a la maldad, y nos resolvemos a admirar las obras de Cristo, su misericordia irrumpe triunfante en nuestra vida.
Aurora de la Misericordia
Dios nos ha rodeado de señales de su amor, y sin embargo, a todos nos cuesta alguna vez creer a fondo en las promesas de Dios. El ejemplo elocuente de la Santa Virgen, que es ella misma Aurora del Día de Cristo, nos empuja a vencer el escepticismo y rendirnos al poder del amor más grande.
La Escuela de la Sabiduría (31 de 32)
Resumen del curso: Una serie de predicaciones sobre el mensaje de la Sagrada Escritura aplicado a nuestro tiempo y nuestro mundo. Material acompañante aquí. Tema 31: Humildad y misericordia en la oración.
La Escuela de la Sabiduría (5 de 32)
Resumen del curso: Una serie de predicaciones sobre el mensaje de la Sagrada Escritura aplicado a nuestro tiempo y nuestro mundo. Material acompañante aquí. Tema 5: Gracia, fe y misericordia
Cristo, Centro de Nuestra Comunión
En el Credo afirmamos nuestra fe en la “Comunion de los Santos.” Cristo mismo es la fuente de esa comunión. Es él quien enseña, pero sobre todo quien hace posible la comunión a partir de un principio muy simple y profundo: dejarse afectar por el otro.