ROSARIO de las Semanas 20191218

#RosarioFrayNelson para el Miércoles:
Contemplamos los Misterios de la Infancia de Jesús

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la infancia contemplamos la Anunciación a María Santísima y la Encarnación del Hijo de Dios.
  2. En el segundo misterio de la infancia contemplamos la visita de la Virgen Madre a su pariente Isabel.
  3. En el tercer misterio de la infancia contemplamos el sufrimiento que pasó San José, y la fe amorosa que tuvo.
  4. En el cuarto misterio de la infancia contemplamos el Nacimiento del Hijo de Dios en el humilde portal de Belén.
  5. En el quinto misterio de la infancia contemplamos la Epifanía: Jesús es luz para las naciones, y así es adorado por unos magos venidos de Oriente.
  6. En el sexto misterio de la infancia contemplamos la Presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén.
  7. En el séptimo misterio de la infancia contemplamos a Jesús Niño en el templo, ocupado de las cosas de su Padre del Cielo.

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LA GRACIA del Jueves 19 de Diciembre de 2019

Dios tiene mucho que decirnos y ofrecernos en cada celebración así que menos carrera, menos liturgia acelerada, menos movimientos mecánicos y sin pensar más amor, más fe y más atención.

https://youtu.be/61y_462JTUA

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¿Por qué ya no damos tanta importancia a las genealogías?

Fray, ¿qué significa que en la biblia están claramente identificadas 52 generaciones, en algunos casos, y en nuestro tiempo, apenas uno se acuerda de la familia de la abuelita? ¿Será que es una forma para decirnos Dios que aunque estamos en la época de Google, el hombre apenas es sabio en 5%? — M.P.

* * *

El conocimiento de las generaciones anteriores a uno mismo es algo que trae datos interesantes, y que puede ser usado para bien o para mal.

Por cierto, eso de la época de Google es interesante porque en Google uno puede ver que hay muchos servicios por Internet que ayudan a la gente a reconstruir su genealogía. Mucha gente se lleva sorpresas al descubrir por ejemplo que un antepasado suyo fue una persona muy rica, o un psicópata criminal, o la amante de un famoso, o que un tío lejano fue misionero en tierras ignotas…

Las genealogías nos ayudan a recordar que somos parte de una misma familia humana. A menudo traen humildad cuando surgen datos de grandeza o de miseria sobre el pasado de nuestras familias. Pero las genealogías también pueden ser mal usadas y ciertamente de eso nos habla la Biblia. un texto importante es este, de 1 Timoteo 1,3-7:

“Al partir para Macedonia, te encargué que permanecieras en Éfeso y les ordenaras a algunos supuestos maestros que dejen de enseñar doctrinas falsas y de prestar atención a leyendas y genealogías interminables. Esas cosas provocan controversias en vez de llevar adelante la obra de Dios que es por la fe. Debes hacerlo así para que el amor brote de un corazón limpio, de una buena conciencia y de una fe sincera. Algunos se han desviado de esa línea de conducta y se han enredado en discusiones inútiles. Pretenden ser maestros de la ley, pero en realidad no saben de qué hablan ni entienden lo que con tanta seguridad afirman.”

La verdad es que en aquella época las genealogías se habían vuelto a menudo una fuente de discusión por el poder, sobre todo por el lado de los sacerdotes, dado que el sacerdocio era hereditario, e incluso las funciones que podía ejercer un sacerdote se consideraban heredadas: Si eras de la descendencia de Leví pero no de los descendientes directos de Aarón, entonces no podías ofrecer sacrificios, ni recibir ofrendas de los sacrificios: ese tipo de disposiciones creaban disputas muy fuertes. Es decir, que era un asunto de poder, en su mayor parte.

Otro modo de mal uso de las genealogías, muy frecuente dentro y fuera de la Biblia, es el tema de las aristocracias y los abolengos. En un país como Colombia, y muchos otros, ha habido épocas y lugares en que tener o no tener tal apellido; pertenecer o no a tal familia, determina quién recibirá apoyo en la contienda política. Es difícil pensar que esa manera de organizar la sociedad es sana y justa.

Por otra parte, es bueno ser conscientes de nuestras raíces y nuestro pasado: saber que no somos los primeros ni tampoco, probablemente, los últimos, en esta larga serie de hombres y mujeres que formamos la familia de Adán.