365 días para la Biblia – Día 315

Fr. Nelson Medina, O.P. lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura – Día 315 de 365

Lamentaciones 2
Eclesiástico 24,1-17
Juan 12,27-50

Lo que se ha publicado de esta serie de lectura de la Biblia.

Formación católica todos los días: amigos@fraynelson.com

Predicación y más oración: https://fraynelson.com/blog

Seguimos el texto publicado en la página web del Vaticano.

ROSARIO de las Semanas 20190712

#RosarioFrayNelson para el Viernes:
Contemplamos los Misterios de la Dolorosa Pasión

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús, que vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron.
  2. En el segundo misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos la agonía de Jesús en el huerto de Getsemaní intercediendo por nosotros los pecadores.
  3. En el tercer misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús, juzgado por el sanedrín, y luego por la autoridad romana, y así condenado a muerte.
  4. En el cuarto misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos la flagelación de Nuestro Señor Jesucristo, porque sus heridas nos han curado.
  5. En el quinto misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús coronado de espinas: Rey humilde y Príncipe de Paz.
  6. En el sexto misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús que carga con su cruz.
  7. En el séptimo misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús que muere en la Cruz.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

Así fue la celebración del Centenario de la Coronación de la Virgen de Chiquinquirá

“El evento central de la jornada fue una Misa campal, en la plaza de la Libertad de Chiquinquirá, presidida por el cardenal Raymundo Damasceno Assis, arzobispo emérito de Aparecida y enviado especial del Papa Francisco para esta ocasión. El cardenal Damasceno declaró para ‘Vivamos el Centenario’, el informativo especial de la basílica de Chiquinquirá, que, para él, “es una gracia estar aquí de nuevo como peregrino. Soy enviado del Papa, pero sobre todo soy un peregrino que con los devotos de la Virgen de Chiquinquirá vengo a rezar por ellos, por Colombia, por la paz, por la justicia y por el progreso de este país tan hermoso (…)”…”

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Aprendiendo de Maria cómo ser verdaderas amigas

Dios nos hizo para la comunión, y a las mujeres, se les ha dado un don increíble. De hecho el valor fundamental de las mujeres es su habilidad de recibir al otro, ese don de receptividad que se caracteriza por el donarse uno mismo, dando el regalo de la presencia.

Es un regalo especial que es importante para la sociedad hoy en día, dar testimonio de la primacía del amor, primacía al corazón.

Esto es a lo que San Juan Pablo II se refiere cuando habla del genio femenino. ¿Y quien encarna esto mejor que Nuestra Santísima Madre? Reflexionando sobre la amistad auténtica, podemos ver su relación con su prima y alma gemela, Isabel, en la historia de la visitación, en el Evangelio de Lucas.

Mis imágenes favoritas de la visitación son aquellas que retratan la alegría de Isabel y María, cuando se saludan y comparten la alegría de la otra. Ellas reciben el don de la otra y por el regalo de la presencia se dan el regalo de cada una a la otra.

En la amistad auténtica podemos reconocer y aceptar humildemente el don del otro que es amado por Dios.

¿Has experimentado alguna vez a un amigo auténtico que te dio su completa atención? ¿Donde no son fácilmente distraídos por algo ocurriendo a su alrededor o por su celular apagándose? ¿Qué experimentas, sino el saber de que eres amado?

Aun puedo recordar cuando mi Hermana en Comunidad estuvo completamente atenta a lo que yo estaba tan emocionada de compartirle. Yo estaba entrando a la cocina sintiendo que estaba a punto de explotar con mi noticia. Sus simples movimientos de parar lo que estaba haciendo, alejarse de la tabla de picar y del mostrador y voltear hacia mi dándome su completa atención, me mostraban que lo que yo estaba a punto de compartir era lo único que importaba en ese momento.

María e Isabel compartieron la alegría de la otra por el regalo de una vida nueva. Ambas experimentaron lo que era humanamente inexplicable y humildemente aceptaron su regalo en la fe.

Como mujeres, se nos ha dado el don de la receptividad, lo que comienza con conocer a un Dios que nos ama. Pero ¿cómo es posible que a veces podamos tener dificultad en recibir el don de alguien más? En lugar de eso, se nos hace más fácil dar que recibir. Tal vez sea porque para recibir, tenemos que ser capaces de mostrar y aceptar nuestra propia vulnerabilidad.

María se reconoce a sí misma como la “esclava del Señor” y humildemente recibió “del Todopoderoso que ha hecho grandes cosas en ella”

Un ejemplo en mi propia vida fue cuando una Hermana y yo regresábamos a casa luego de pasar el día de excursión y me di cuenta de que ya no tenía mi billetera. Buscamos dentro y alrededor del carro, en cada rincón y grieta posible, nada. Mi corazón se hundió.

Sabía que ambas habíamos estado esperando el siguiente par de horas para un poco de oración, descansar y cambiarnos a un habito limpio antes de unirnos al resto de las Hermanas en la cena.

La Hermana sugirió volver al parque y buscar la billetera. Era un viaje de 30 minutos de ida, y ahora el tiempo libre que teníamos iba a ser gastado en volver al parque. Regresamos al parque, pero luego de buscar y revisar con la estación de guardabosques sin éxito en encontrar la billetera, empezamos a regresar a casa.

Mientras estábamos saliendo, volvimos a pasar por el lugar donde nos habíamos parqueado antes y vimos un carro saliendo, y decidimos revisar una vez más. Fue en ese momento que mis ojos captaron algo en la tierra y salté del carro, y ¡ahí estaba la billetera cubierta de tierra! ¡Definitivamente un milagro!

En el camino a casa sentí un alivio marcado con un sentimiento que solo me dejo muy callada. Me di cuenta de que estaba agradecida de tener la billetera de vuelta y estaba profundamente tocada y honrada por la espontanea generosidad de mi Hermana.

Nuestro Señor me estaba pidiendo humildemente recibir el regalo que Él me estaba dando a través de ella.

Y una vez más estaba aprendiendo de Nuestra Bendita Virgen María lo que significa darse uno mismo auténticamente en amistad a través del don de uno mismo, de la presencia y de la humilde gratitud.

Adaptación y traducción por Valeria Arias, del artículo publicado en: Integrated Catholic Life, autor: Carmelite Sisters.