LECTIO 20160609

LECTURA ESPIRITUAL. #LectioFrayNelson para el Jueves X del Tiempo Ordinario

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Historia de la Juventud, 3 de 3: Desafíos para nuestros jóvenes

[Conferencias ofrecidas en la Radio Católica Unidos por Cristo y María, en California. 2016.]

* Hemos visto que hay cuatro características que marcan profundamente esa etapa que llamamos juventud: Exploración, entusiasmo, crítica e independencia. Ello significa que en las crisis propias de esta edad de la vida la solución no es eliminar estos factores, por ejemplo, buscando que el joven vuelva a ser “dócil” (niño) sino más bien, encauzando la fuerza propia de la juventud hacia lo que vale la pena.

* Con esa claridad, podemos ofrecer una clasificación de los desafíos que enfrenta la juventud en nuestro tiempo según el siguiente esquema:

(1) Con respecto al cuerpo y la salud, hay tres puntos problemáticos:

+ El atractivo de las diversas adicciones, a menudo auspiciadas por los Estados, los medios de comunicación y las empresas que esperan gran lucro de, por ejemplo, vender la marihuana.

+ La obsesión con el cuerpo perfecto, que en ocasiones conduce a anorexia, bulimia, o procedimientos quirúrgicos innecesarios, extremos y peligrosos.

+ La excesiva importancia de la dieta, hasta arruinar la capacidad del organismo de consumir ciertos alimentos perfectamente sanos y saludables.

(2) Con respecto a la vida social, hay variso riesgos:

+ La obsesión por tener pareja como si carecer de pareja significara dejar de existir socialmente.

+ La dependencia del grupo o de la moda.

+ El individualismo, que exalta todos los derechos y toma muy poca cuenta de los deberes.

(3) Con respecto a la inteligencia, hay que evitar los extremos del fundamentalismo pero sobre todo del relativismo.

(4) Con respecto a la voluntad, hay que rescatar la palabra “amor,” que ha sido secuestrada y ensuciada de muchos modos.

(5) Con respecto a la memoria, hay que aprender a valorar lo propio de nuestras raíces, y ello incluye apreciar y agradecer lo que han hecho nuestros mayores y antecesores.

Historia de la Juventud, 2 de 3: Origen de aquello que hoy entendemos por “juventud”

[Conferencias ofrecidas en la Radio Católica Unidos por Cristo y María, en California. 2016.]

* Mientras que en la Antigüedad y en los comienzos de la Edad Media la sociedad se organizaba en torno a la producción de bienes y servicios básicos, a partir del siglo XII varias cosas empiezan a cambiar, en especial dos:

(1) El surgimiento de las universidades hace que una proporción considerable de hombres jóvenes se congreguen en espacios y tiempos más cercanos. El estudio despierta la capacidad intelectual, con multitud de preguntas, y a la vez amplía el horizonte de conocimiento más allá de lo que eran las fronteras usuales en el mundo feudal, en el que la única autoridad era la familia y el único modo de hacer las cosas era el que “siempre” se había seguido en cada sitio.

(2) El comercio va impulsando el mejoramiento de las vías de comunicación, que a su vez empujan el afianzamiento de los “burgos,” lugares ya no sólo de paso sino también de vivienda. Nuevos modos de vivir y nuevos criterios de poder se establecen en tales burgos, que a menudo se autodenominan “libres” (como en Frei-burg). Más comunicación significa también más oportunidades de comparar lo que se ha conocido con otros modos de hacer las cosas.

* Estos cambios dan origen al surgimiento de una nueva etapa en la vida, la que hoy conocemos como “juventud,” en la que no se tienen las responsabilidades plenas del adulto pero todavía tampoco se está bajo el estricto modo de autoridad de los niños. Más libertad de la autoridad y menos deberes frente a la sociedad se supone que es el “crédito” que la sociedad pone en la cuenta de los nuevos “jóvenes” para que puedan crecer en su propia formación, con el compromiso implícito de servir después, con una cualificación mayor, a la misma sociedad.

* Cuatro características van a marcar desde entonces a la juventud:

(1) Deseo de un horizonte vital más amplio (exploración).

(2) Experiencia gozosa del hecho mismo de vivir y compartir (entusiasmo).

(3) Inteligencia capaz de preguntar, aprender y disentir (crítica).

(4) Rebeldía frente a aquello que no se comparte (independencia).

* Estas cuatro características servirán para bien o para mal según la formación moral y la coherencia interior de cada joven, hombre o mujer: pandilleros o santos.

Historia de la Juventud, 1 de 3: En tiempos de Jesús

[Conferencias ofrecidas en la Radio Católica Unidos por Cristo y María, en California. 2016.]

* El tipo de personas que asociamos con la juventud es una realidad social que tiene mucho menos tiempo de lo que usualmente creemos.

* Por supuesto, la gente pasaba por las edades que nosotros asociamos con ser “joven” pero pasaba de un modo diferente, y ello por dos razones principales:

(1) Porque la expectativa de vida era mucho más breve; en época de Cristo el promedio de edad al morir podía estar alrededor de los 40 años.

(2) Porque la producción de los bienes básicos requería una proporción inmensa de tiempo de todos en la sociedad, de modo que las nuevas generaciones pronto eran indispensables para seguir realizando aquellas actividades necesarias para el simple funcionamiento de la sociedad.

* El modo típico de crecimiento de una persona en época de Cristo era como sigue:

+ Hasta cerca de los doce años de edad, niños y niñas estaban en el hogar, bajo cuidado principal de la mamá, sin escuela y con algunas actividades ocasionales de ayuda en el trabajo del papá.

+ Cuando las niñas tenían su desarrollo, la preocupación principal era asegurar que se casaran y tuvieron pronto sus propios hijos. Recuérdese el límite de edad al morir, cercano a los 40 años de edad.

+ Los niños, los varones, por su parte, a partir de esa misma edad, aproximadamente, se convertían en aprendices más o menos permanentes de sus papás.

* Esto explica por qué la gente piensa que la Biblia no dice nada sobre la “juventud” de Cristo: en realidad, sí dice lo necesario: durante esos años era, como los demás niños hebreos de la época, un adulto pequeño, aprendiz del oficio de artesano, que tenía su padre en la tierra, San José.

LA GRACIA del Viernes 10 de Junio de 2016

Empieza por renovar tu corazón frente a Aquel que todo lo ve y luego a partir de las buenas intenciones dale paso a las buenas decisiones, sacando lo que no debe estar en tu vida.

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Ecos del milagro de la Señora de Guadalupe

En la casa de Juan Bernardino, en Tulpetlac. «No bien Juan Diego señaló dónde había mandado la Señora del Cielo que se levantara su templo, pidió licencia para irse. Quería ahora ir a su casa a ver a su tío Juan Bernardino; el cual estaba muy grave, cuando le dejó y vino a Tlatilolco a llamar un sacerdote, que fuera a confesarle y disponerle, y le dijo la Señora del Cielo que ya había sanado. Pero no le dejaron ir solo, sino que le acompañaron a su casa. Al llegar, vieron a su tío que estaba muy contento y que nada le dolía.

«Se asombró mucho de que llegara acompañado y muy honrado su sobrino, a quien preguntó la causa de que así lo hicieran y que le honraran mucho. Le respondió su sobrino que, cuando partió a llamar al sacerdote que le confesara y dispusiera, se le apareció en el Tepeyácac la Señora del Cielo; la que, diciéndole que no se afligiera, que ya su tío estaba bueno, con que mucho se consoló, le despachó a México, a ver al señor obispo, para que le edificara una casa en el Tepeyácac. Manifestó su tío ser cierto que entonces le sanó y que la vio del mismo modo en que se aparecía a su sobrino; sabiendo por ella que le había enviado a México a ver al obispo».


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

Superando mitos sobre la educación católica

“¿Son las escuelas católicas elitistas? ¿Acuden a ellas solo hijos de familias ricas? ¿No acogen a inmigrantes? ¿Está la sociedad en contra de los colegios concertados? Estas son algunas de las cuestiones que aborda el estudio ‘Demandas educativas de los padres en España’, presentado por Escuelas Católicas esta mañana en Madrid. El informe ha sido elaborado por el Instituto Universitario de la Familia de la Universidad Pontificia Comillas con los datos de una encuesta realizada por la empresa demoscópica Systeme a 1.400 familias…”

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Curso de Sacramentos II, parte 04 de 13: Fundamentos de la Unción de los Sacramentos

El misterio y el ministerio de la sanación.

1. Unidad psicosomática del ser humano y extensión del término “salud”.

La palabra salud está relacionada con la palabra salvación. La salud sale de la esfera de lo puramente físico. Todo lo concerniente a lo psíquico tiene una relación profunda con lo corporal. La salud afecta y es afectada por la unidad psicosomática del ser humano. Hoy en día, para explicar este fenómeno, tenemos dos extremos:

1.1. Filosofías orientales que hablan de la relación de la mente y el cuerpo pero acabando en panteísmos o en sincretismos.

1.2. Materialismo y ateísmo de la medicina occidental que niegan todo tipo energías o fuerzas espirituales dejando sin respuesta a todos los fenómenos espirituales.

La interacción entre el cuerpo y la mente es un mundo por investigar en el que se necesitan brillantes científicos y a la vez buenos cristianos. Podemos afirmar que el hombre posee una profunda unidad psicosomática y que el término salud es muy amplio debido a la misma complejidad del ser humano.

2. ¿Qué trae el pecado? (panorama bíblico)

2.1. Siendo el pecado una ruptura con Dios y dado que el ser humano, desde un punto de vista antropológicogoz de unidad sustancial, resulta lógico pensar que el pecado tiene repercusiones en todas las áreas de nuestro ser. La Biblia las muestra comenzando por la relación que existe entre pecado y enfermedad, sin que de ahí pueda uno apresurarse a sacar una regla general:

2.1.1. Rebelión de Aarón y María, hermanos de Moisés (Núm. 12). Pecado de murmuración de los hermanos, castigo a María con la lepra (enfermedad), arrepentimiento posterior, intercesión de Moisés y perdón de Dios.

2.1.2. Muerte del hijo de David fruto de su crimen. (II Sam. 11-12) Vemos un pecado cometido por el Rey David, denuncia del Profeta Natán, arrepentimiento del rey, declaración formal del perdón por el profeta y sin embargo hay una consecuencia del pecado ya perdonado. Esto es clave para entender la teoría teológica de las Indulgencias.

2.1.2.1. Perdonar es abrirse a una nueva historia, pero no es un “aquí-no-ha-pasado-nada”.

2.1.2.2. Las Indulgencias aluden a las consecuencias del pecado (pena temporal) en la historia humana. Las Indulgencias ingresan una fuerza temporal que supera las consecuencias del pecado. La abundancia del bien supera la consecuencia del mal.

El fruto del pecado de David (un niño) muere (enfermedad-castigo) a pesar de los sacrificios de David. Después sigue la vida normal aceptando en esta muerte la voluntad de Dios. Vemos de nuevo la relación y el vínculo entre pecado-enfermedad y muerte.

2.1.3. La profanación en la “Cena del Señor”. (I Cor. 11, 29-30) Los que profanan la Fracción del Pan enferman. Hay un vínculo claro entre pecado y enfermedad.

2.1.4. Ciego de nacimiento (Jn. 9) Le preguntan quién pecó éste o sus padres, lo cual significa que tenían claro el vínculo pecado-enfermedad, (en este caso será una excepción porque el ciego no nació así por culpa de pecado).

Podemos decir que se da un vínculo general pecado-enfermedad pero que no es uno a uno e inmediato, porque de hecho en los Salmos aparece que a muchos malvados les va bien; y también en la Biblia se da el ejemplo contrario como le sucede al santo Job que siendo bueno sufre de modo impresionante.

3. Promesa del Nuevo Mesías. Misión del Profeta. (Is. 61 – Lc. 4)

“… anunciar la buena nueva a los pobres me ha enviado, a vendar los corazones rotos; a pregonar a los cautivos …” Cristo pasó haciendo el bien (Hech. 10). Su “bien” se muestra particularmente en:

3.1. Pobres: la pobreza es una forma de cautividad. El pobre está aprisionado.

3.2. Enfermos: la enfermedad es una pobreza porque se carece de recursos.

3.3. Cautivos: la cautividad es una enfermedad porque los prisioneros se consideran como desecho de la sociedad y se les margina.

Todas estas realidades sociales se interrelacionan en todas las direcciones–cosa que no es fácil si vamos a la praxis cristiana. Así por ejemplo, la Teología de la Liberación se fijó en la pobreza y en la cautividad pero olvidó la enfermedad. No se puede transformar la estructura de la sociedad sin tocar el pecado personal.

3.4. En Lc. 4, vemos a Cristo como es un manantial de amor y de sanación. Los efectos que traen la obra de sanación son:

3.4.1. Asombro que revienta el esquema pesimista que provocó el pecado. “Nunca hemos visto a nadie así.” (Mc. 2, 12)

3.4.2. Alegría, que evita la desesperación y los falsos consuelos pecaminosos. El alma alegre está blindada a la tentación y el demonio no puede atacar.

3.4.3. Conversión interior que es un entrar a sí mismo. En el pasaje de los 10 leprosos a nueve les cambió la salud, a uno le cambió la vida.

3.4.4. Poder de la sanación y curación física que se manifiesta a partir de Pentecostés. (Hech. 2-3). Evítese los extremos de una posición mágica argumentando que sin milagros no hay evangelización, pero tampoco se caiga en un neopositivismo desmitologizador que intenta anular milagros.

Es entonces evidente que hay un círculo, que aparece en Lc.4, que define el programa de evangelización de Jesucristo, y que el ministerio de sanación de Jesús es hecho incontestable que heredan los primeros discípulos de Cristo.