Cuando no crees en Dios, tus instintos se convierten en tu religión

“Está acostumbrado desde siempre a interpretar las palabras humanas. Cuando, por curiosidad cultural, empezó a leer la palabra de Dios, su vida cambió: de neoateo («pertenezco a una generación que ha considerado durante mucho tiempo la fe casi como una idiotez intelectual»), hoy Gabriel Magalhães, intelectual muy conocido en Portugal (ha sido Prêmio Revelação en la categoría de novela), cuenta su conversión en el libro titulado en italiano Il tuo volto allo specchio. Il Vangelo trasforma la vita (“Tu rostro en el espejo. El Evangelio transforma la vida”, ndt)…”

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Claves para vivir el tiempo litúrgico “ordinario”

Terminado el tiempo pascual con la fiesta de Pentecostés, se cierra el gran ciclo Cuaresma – Pascua, que tuvo su comienzo unos tres meses atrás, con el Miércoles de Ceniza. Durante estas semanas, primero de recogimiento y penitencia, y luego de gratitud y alabanza, hemos centrado nuestra mirada en el misterio central de nuestra fe: Cristo, que por nosotros aceptó duro padecer, y luego humillante muerte, pero que ahora, levantado del sepulcro, vive y reina para interceder por nosotros. Esa contemplación no se queda afuera de nosotros sino que culmina en el asombro de vernos nosotros mismos transformados por la gracia y poder del Espíritu Santo. Es lo que celebramos en Pentecostés. ¿Qué sigue ahora, entonces?

Litúrgicamente estamos entrando al Tiempo llamado “Ordinario.” Este adjetivo no indica baja o menor calidad sino que hace alusión a “ordo,” en latín, que quiere decir: orden. Nuestros ojos no se apartan de Cristo, amor único de su Esposa, que es la Iglesia. Lo que sucede es que durante esta serie extensa de semanas, que llegará hasta fines de noviembre o comienzos de diciembre, llevamos un “orden”, un recorrido, una ruta para contemplar la vida y la obra, los milagros y las palabras de Nuestro Señor Jesucristo.

Así pues, hay que entrar a este nuevo tiempo litúrgico con ojos ávidos de la verdad y la belleza que Cristo y solamente Cristo tiene. Con la guía de una lectura progresiva, bien dosificada, de las lecturas del Antiguo y el Nuevo Testamento, avancemos como Iglesia celebrando, contemplando, escuchando y sobre todo, rindiendo el homenaje de nuestra obediencia a Cristo Jesús, a quien sea la gloria por los siglos.

ESCUCHA, Meditación sobre el Salmo 145

Escuela de Vida Interior, Tema 38: Meditación sobre el salmo 145

* Texto utilizado:

Te ensalzaré, Dios mío, mi Rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.

Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.

Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;

explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.

* * *

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.

Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.

Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.

Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.

* El salmo 145 es un ejemplo magnífico del sentido de la alabanza en nuestra vida cristiana. Para comprender por qué y para aprender algunas lecciones de este salmo, conviene mirar primero de qué manera la alabanza en general es una fuerza transformante en la vida humana.

* Por muchas razones, internas y externas, nuestra inteligencia tiende a concentrase en los aspectos tristes, adversos o amenazantes de la vida humana–incluso si estamos dispuestos a reconocer que siempre hay cosas positivas y negativas.

(1) El instinto de conservación hace que aumentemos nuestra posibilidad de supervivencia si atendemos pronto las señales de peligro o ataque.

(2) De niños aprendimos que quejarse es un modo eficaz de ganar atención y algo de cariño.

(3) Conservar fresco en la memoria un dolor o resentimiento nos hace sentir que tenemos derecho a exigir, o a ser duros, egoístas o vengativos.

(4) Los noticieros refuerzan la tendencia a ver el lado oscuro de la vida, en algunos casos con despliegue cínico de sensacionalismo.

(5) El conocimiento trae poder. Los que llevan y traen historias saben que sus noticias preocupantes son información valiosa que otros considerarán útil, y por eso utilizan las malas noticias como mercancía preciosa que se comunic sólo a sorbos y sólo en secreto.

* Toda esa negatividad termina teniendo un efecto dañino en nuestra salud, en nuestra capacidad de amar y de esperar. Aprisionados por el temor y el pesimismo perdemos la perspectiva para encontrar los mejores caminos y respuestas a nuestros propios desafíos.

* De aquí la importancia del elogio y el estímulo: cuando nuestras cualidades y aciertos son reconocidos descubrimos que sí hay bien en nosotros, y entonces revive con fuerza el apetito hacia lo bueno, que es la brújula fundamental de todo el humano obrar.

* Es aún mayor el bien que proviene de la alabanza a Dios, que literalmente ensancha nuestro horizonte y pensamiento en proporciones infinitas. La alabanza correctamente entendida nos libera y nos centra en el Bien mayor, como meta y alegría propia de nuestra vida. Tal es el tesoro que traen los salmos y oraciones de alabanza a nuestro camino como creyentes.

* Destacamos algunas palabras propias de los salmos de alabanza:

(1) Exaltar, ensalzar: es alzar, poner en alto, hacer visible y central el bien de Dios.

(2) Siempre, toda la vida: la alabanza no se limita a lo grato. Un creyente solamente tiene días buenos porque su vida está en manos del que es bueno y más fuerte que todos. Sólo que hay días en que ya sabemos cuál es el bien recibido, y días en que todavía no descubrimos ese bien aunque sabemos que está y existe.

(3) Recordar, hacer memoria: nuestro Dios no es fruto de fantasía o deseo, y el bien que proclamamos es el bien que ha llegado a nuestra historia.

(4) Explicar proezas: no todos los regalos vienen empacados de la misma forma.

* * *

Este tema pertenece al Capítulo 04 de la Escuela de Vida Interior; la serie completa de los diez temas de este Capítulo 04 se está publicando aquí:

is.gd/vida_interior_04

La serie de TODOS los temas de esta Escuela de Vida Interior está aquí:

is.gd/vidainterior

¿Por qué necesitamos el Espíritu Santo?

[Predicación con la comunidad hispana en Lakewood, NJ, con motivo dePentecostés 2015]

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* San Pablo enseña que “nadie puede decir Jesús es el Señor, si no es movido por el Espíritu Santo” (1 Corintios 12,3). Por supuesto, no se trata sólo de repetir unas palabras: se trata de reconocer la verdad sobre quién es Cristo. Una verdad que a muchos hoy se les pierde en especulaciones estériles o en comparaciones que oscurecen. Decir que Cristo es un filósofo, un líder social o alguien comparable con Buda o con Mahoma es uno de los desastres a los que conduce la falta de Espíritu Santo.

* El mismo Espíritu nos revela la verdad de los detalles, infinitos y fecundos, de las palabras y gestos de Cristo, sobre todo cuando se trata de los sacramentos de la fe. A pesar de lo que nos dicen nuestros ojos, “vemos” a Cristo en la Hostia Consagrada, y que nos concede verlo es el Espíritu Santo. A pesar de que en la confesión sólo vemos “otro hombre,” el Espíritu nos permite percibir la unción que ese hombre limitado ha recibido, y nos permite escuchar como palabra actual y certísima la que Cristo dijo a los apóstoles e indudablemente a sus sucesores en Juan 20,23: “a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados…”

* Es el Espíritu quien hace, en fin, que los sacramentos no sean “cosas” ni “solo palabras” sino realidades transformantes en las que el misterio de Cristo se hace presente y actuante en nuestra vida. Esto vale peculiarmente para el matrimonio. Cuando una pareja descubre que Dios se ha pronunciado a favor suyo, mira de otro modo las dificultades y tentaciones que sin duda llegarán en su camino como pareja y como familia.

* Una última razón conviene mencionar sobre por qué necesitamos el Espíritu Santo: solamente el Espíritu nos enseña a gustar la Palabra de Dios y a comprender en su sentido propio las palabras que Él mismo inspiró y que quiso que quedaran consignadas en la Biblia para nuestra eterna salvación.

Le dijo el abuelo a su nieto

“Me gustaría que cuando crezcas fueras como el lápiz”.

Intrigado, el nieto miró el lápiz, y preguntó al abuelo, “¿Y qué tiene de especial?”

“Un gran pensador escribió que ‘todo es según el color del cristal con que se mira’, y lo mismo pasa con el lápiz” –dijo el abuelo. “Si lo vemos calmadamente, encontramos que tiene cinco cualidades extraordinarias, que si logras imitarlas, harán siempre de ti una persona en paz con el mundo.

En primer lugar, al igual que el lápiz, tú puedes hacer grandes cosas, sin olvidar nunca que existe una mano que guía tus pasos. Esa mano se llama Dios. Créele, confía en Él y depende siempre de Él.

Lo segundo, de vez en cuando necesitas dejar lo que estás escribiendo y usar el sacapuntas. El lápiz sufre un poco, es cierto, pero rápidamente la punta estará afilada. También tú debes ser capaz de soportar algunos dolores que harán de ti una mejor persona.

Tercero, el lápiz tiene a nuestra disposición una goma para borrar lo que no proceda. Y óyeme bien. Corregir algo que hayamos hecho no significa que sea algo malo, sino más bien algo importante que debemos rectificar, y que nos permite mantenernos en el camino del amor a Dios y a nuestros semejantes.

Cuarta cualidad: mira bien el lápiz. Lo principal no es la madera ni su forma, sino el grafito que tiene adentro. Cuida siempre con esmero todo lo que sucede dentro de ti, ‘porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas’. (Mc 7, 21a).

La quinta cualidad es importante: el lápiz siempre deja una marca. Has de saber que todo lo que hagas en la vida, dejará trazos. Trata siempre de estar consciente de cada cosa que hagas”.

[Tomado de un aporte de Juan Rafael Pacheco.]

Psicoherejía, el legado de Carl Jung

“Algunos que se profesan cristianos, influidos por las enseñanzas de Jung, integran aspectos de la teoría jungiana en su propia práctica de la psicoterapia. Puede que incorporen sus conceptos acerca de los tipos de personalidad, del inconsciente personal, del análisis de los sueños y de varios arquetipos en su propio intento de comprender y aconsejar a sus clientes. Otros cristianos han sido influidos más indirectamente al implicarse en sanidad interior, en el seguimiento de programas de doce pasos, o al haber asumido el Indicador de Tipo Myers-Briggs, que está basado en los tipos de personalidad de Jung y que incorpora sus teorías de introversión y extroversión….”

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