Estudio básico sobre la voluntad humana, 2 de 2

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* El estudio de la voluntad humana es amplio y complejo pero sencillamente fascinante. Se trata nada menos que de la capacidad que tenemos de ser co-creadores de nuestra historia, y por ello hay que ser conscientes que los actos de la voluntad prácticamente se confunden con los actos de la historia humana toda.

SOBRE LAS FUENTES DE LA VOLUNTAD

* ¿De dónde viene que unas cosas nos resulten fáciles de desear y otras no? ¿De qué depende eso de que unas personas se han caracterizado desde chicos por un gran dominio de sí mismos mientras que otros parecen rebeldes innatos? El término “temperamento” intenta capturar algo de esas disposiciones más profundas y constantes, que afectan a una persona toda o la mayor parte de su vida. Probablemente el temperamento tenga que ver con factores orgánicos múltiples como la disposición genética, neurológica y hormonal, y sobre todo el metabolismo, que tiene un factor preponderante en la consecución, distribución y uso de la energía.

* Tradicionalmente se han distinguido cuatro grandes temperamentos: sanguíneo, colérico, melancólico y flemático. Los dos primeros son más impulsivos pero en general menos perseverantes; los dos últimos, lo contrario. A su vez, los sanguíneos y los flemáticos tienden al buen humor, aunque de modo distinto, mientras que los coléricos y melancólicos son lo contrario. Lo que debe quedar claro es que no existen temperamentos perfectos y que en todos los casos hay márgenes de voluntad y por tanto de responsabilidad.

LA VOLUNTAD COMO UNA “FUERZA”

* La expresión “fuerza de voluntad” tiene equivalentes en la mayoría de las lenguas. Denota la convicción, universalmente compartida, de que el ser humano no es el simple resultado de circunstancias o acciones exteriores. Mucho más difícil es establecer de dónde proviene, cómo se puede canalizar y qué límites tiene esa fuerza. Este análisis nos introduce en las áreas complejas de la motivación, la resiliencia y la perseverancia. Y genera preguntas: ¿es posible sostenerse cuando todo se derrumba, como cuando la injusticia prevalece o el dolor se vuelve interminable? ¿Qué hay en las personas que logran sobreponerse a lo más adverso?

* Hay ejemplos como el de André Weil, que estando en prisión militar hizo notables descubrimientos matemáticos, como si su mente pudiera hacer caso omiso de los barrotes que frenaban su cuerpo. Hay ejemplos de jugadores de ajedrez, como Natan Sharansky, que sobrevivieron las espantosas presiones mentales del confinamiento solitario en prisión a través de la concentración en juegos y aperturas. Lo que parece que puede aprenderse de ellos, como también de Cristo en la Cruz, es que aún en las circunstancias más extremas suele haber un resquicio de libertad, un algo intocado e intocable, en donde podemos seguir siendo nosotros mismos, e incluso podemos escoger si acogemos o no deseamos lo que sobreviene sin nuestra aprobación.

MANIPULACIÓN VS. REBELDÍA

* Es un hecho que quienes detentan el poder a menudo son capaces de cualquier recurso que consolide o aumente su dominio sobre sus súbditos. Recursos en sus manos han sido muchos, desde la violencia física y las multas, hasta las mordazas a la prensa y la reingeniería. Nuestro tiempo coquetea con métodos harto sutiles que intentan que la gente cambie progresiva pero masivamente sus percepciones sobre lo bueno y lo malo a través de campañas muy bien preparadas y financiadas. Un ejemplo clásico es la apelación a la sensualidad, la compasión y el humor como estrategias que hacen más y más aceptable la presencia de un alto contenido y componente homosexual en la sociedad.

* En tales circunstancias es preciso saber rebelarse, ante todo, acrecentando la conciencia en mucha gente sobre las muchas mentiras, trampas y manipulaciones que nos bombardean desde muchos flancos. Frente a la felicidad atontada de adictos tímidos y cómodos, que es el engaño predilecto de los tiranos, los verdaderamente conscientes de qué significa la dignidad humana sabrán siempre levantar su voz.

Estudio básico sobre la voluntad humana, 1 de 2

* Los criterios de moralidad indican el bien que resulta correcto y deseable; pero el estudio moral quedaría incompleto sin una reflexión sobre quién y en qué condiciones ha de realizarlo. De ahí la importancia del estudio de la voluntad humana.

* Lo primero es distinguir entre los dinamismos propios del conocer y del desear: mientras que el conocer tiende a llevar el objeto conocido hacia el sujeto cognoscente, el desear mueve al sujeto que desea hacia el objeto deseado. Este carácter de “motor” indica que la vida humana se modela y cambia más por lo que deseamos que por lo que simplemente sabemos.

* Ahora bien, la voluntad no es cualquier querer: es el apetito o querer que deriva del conocimiento propio de la inteligencia. Por ello es necesario tener una noción clara de qué es lo específico de la inteligencia humana porque el término se usa coloquial o usualmente de muchos modos.

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* Desde un punto de vista coloquial, la inteligencia es simplemente capacidad de resolver problemas. En ese sentido no solo los animales sino también los computadores y las plantas son “inteligentes.” Debe observarse que los “problemas” así resueltos son los que provienen del ámbito de los estímulos, es decir: hambre, sed, necesidad de descanso o búsqueda de placer, por dar los ejemplos más conocidos. Incluso hay una “curiosidad” asociada a esta forma de conocer “con formalidad estimúlica,” como diría Xavir Zubiri: es la curiosidad que busca un novedoso o más intenso estímulo sensorial.

* La inteligencia, en sentido formal, se caracteriza por preguntar. Una pregunta es más que la solución de un problema; es la búsqueda de una verdad; es un “leer adentro” (intus-legere) que quiere aprehender aquello que las cosas son “en sí” y no sólo “para mí.” Por inteligentes estamos abiertos al ser y a la verdad. Por esta apropiación de la realidad, precisamente, la inteligencia permite una forma de señorío sobre las cosas mismas y también sobre la propia vida. La voluntad humana es, ante todo, ejercicio de ese señorío.

* La voluntad es un querer inteligente; un querer modelado por aquella forma de conocimiento que no se detiene en lo estimúlico, lo puramente sensorial, lo útil o acostumbrado. Mientras que las abejas, por ejemplo, pueden tener sistemas muy “inteligentes” (coloquialmente hablando) de comunicarse, vemos que en miles de años sus panales son construidos de la misma manera y con las mismas especificaciones. Durante un tiempo mucho menor la inteligencia humana ha mejorado su vivienda y la ha diversificado a partir de la comprensión inteligente de muchos factores, incluyendo sus propias necesidades o deseos.

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* Una vez establecida la naturaleza de la voluntad humana, nos damos cuenta de su primer impacto en nuestra existencia. Sólo aquellos seres dotados de voluntad, como es el caso de nosotros, los humanos, podemos realmente decidir. El ámbito de la libertad empieza en el ámbito del conocimiento del “en sí” de las cosas y de nosotros mismos pues es este conocimiento el que abre opciones, posibles modos de ser.

* Y quien ha sido capaz de decidir queda responsable de lo decidido. “Responsable” quiere decir: quien está capacitado (y obligado) a responder; en este caso: responder por lo decidido, La voluntad nos hace responsables.

* A su vez, la responsabilidad hace que nuestras acciones tengan mérito o culpa. Una acción voluntariamente errada, insuficiente o perversa conlleva de suyo una culpa; una acción correcta, proporcionada y bondadosa conlleva de suyo mérito. El honor es el reconocimiento social propio del mérito; el desprecio o la crítica son el reconocimiento social de la culpa. Estos reconocimientos no son puramente subjetivos ni inter-subjetivos: tienen una base objetiva en la responsabilidad precedente. Si no es posible esperar o exigir algo de quien debe responder tampoco hay razón para castigo ni para honor.

* Para ejercer la responsabilidad es necesaria la existencia de unos derechos. Sin un margen de derechos no existe responsabilidad. Por eso todo poder totalitario, a la vez que restringe los derechos, crea la ilusión de una bondad que consiste simplemente en conformarse con el estándar impuesto por el régimen.

* Pero es propio del totalitarismo, no importa de qué ideología venga, el restringir los deberes. Un deber es una responsabilidad futura frente a un bien posible. por eso, el conocimiento de los propios deberes abre al ser humano hacia sus responsabilidades de cara al futuro. Cuanto menos se mire el futuro menos conciencia queda de que el futuro no está escrito sino por escribir. por eso conviene a los regímenes totalitarios mantener a la gente distraída, perpetuamente entretenida, drogada, adicta. Eso parece explicar el escandaloso empuje que vemos en nuestro tiempo en la dirección de la legislación del consumo de droga, de la pornografía y del juego.

Criterios de moralidad según el Nuevo Testamento

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* El trípode básico de evaluación de los actos humanos se fija en el objeto, la intención y las circunstancias. Este trípode es una primera respuesta a la pregunta sobre la moralidad, es decir, la pregunta sobre cómo determinar qué es lo bueno y qué es lo malo, en lo concreto de la vida humana. Sin embargo, tal respuesta es una aproximación insuficiente porque no es difícil encontrar ejemplos en los que un “objeto” bueno, es decir, un acto que visto en sí mismo es bueno, resulta viciado por una intención vana o mala. El mismo ejercicio puede hacerse con una intención buena y un objeto malo, que es de hecho lo que sucede con el famoso refrán, inaceptable para la moral católica: “el fin justifica los medios.”

* ¿De dónde entonces obtener nuevas luces que nos guíen hacia la respuesta sobre qué es lo moralmente correcto? Una posibilidad, fundada en la revelación, es mirar los textos de Nuevo Testamento. Pueden distinguirse tres tipos de criterios, estrechamente relacionados.

CRITERIOS BÁSICOS

1. Primacía de lo interior. Frente a las apariencias, las presiones, los intereses ocultos y las manipulaciones, el mensaje de Jesús nos llama al “corazón” y al “secreto” donde el hombre ha de encarar su verdad delante de Dios.

2. Primacía del ser sobre el hacer. La antigua denuncia profética, “este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mí” (Isaías 29,13, retomado en Mateo 15,7-9) muestra que uno puede refugiarse en fórmulas ortodoxas o en ritualismos impecables y sin embargo estar cargado de mentira y de dureza interior. Toda moral cristiana requiere un “nacer de nuevo” (Juan 3) pues sólo el que es nueva creatura llega a cumplir de verdad el querer de Dios.

3. Necesidad de la gracia. Hay un límite en cuanto a lo que el ser humano puede conseguir de sí mismo. El motivarse a sí mismo o reprogramarse neuronalmente uno mismo puede alcanzar algunos resultados pero la bondad real del ser humano requiere algo más profundo, algo que conecta con el hecho fundamental de que nadie se dio la existencia a sí mismo. Cristo sugiere más de una vez esta dependencia radical del auxilio divino pero quizás la fotrmulación más clara la tenemos en Mateo 19,26: “Para los hombres esto [la salvación] es imposible; mas para Dios todo es posible.” Ciertamente este es un dato que se omite con demasiada frecuencia al predicar la moral cristiana.

ÉNFASIS

1. Ante todo, amar. La vida cristiana se define desde el amor. Y el amor se define desde el sabernos amados por Dios, el amarle entonces a Él, y el amar, desde Él y por Él a nuestro prójimo. Cuando le preguntan a Cristo cuál es el mandamiento más importante, la respuesta es inmediata y clara, según lo que leemos:

Al oír los fariseos que Jesús había dejado callados a los saduceos, se agruparon; y uno de ellos, intérprete de la ley, para ponerle a prueba le preguntó: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley? Y El le dijo: AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZON, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.

2. Relación con Dios. Una moral completamente intramundana, horizontal y cercana al consenso, aceptable por todos desde la sola racionalidad, es un proyecto intelectual que puede parecer atractivo pero que en en el fondo esconde una trampa. Es también una forma de pensar que subyace cuando se plantea el tema de qué pasa cuando un ateo es “bueno,” caso en el que se define “bueno” desde una perspectiva que omite la dimensión trascendente del hombre. La verdad es que una persona que diera alimento pero no diera libertad estaría siendo injusta; del mismo modo, el que da lo propio de este mundo pero niega implícita o explícitamente la necesidad y la realidad de trascendencia del ser humano lo está limitando y le está negando algo de infinito valor. por eso, una moral basada en el Nuevo Testamento sabe que si se va a buscar la justicia, el primer acto de justicia es saber que nos debemos con todo nuestro ser a Dios Creador y Redentor.

3. Valor de los preceptos. La acción viva del Espíritu Santo es, sin duda, la Ley Nueva, en y para el creyente. Pero esto no le sitúa en una especie de subjetivismo o de intimismo ajeno a todo control exterior o influencia normativa de la sociedad. La primera respuesta para todo cristiano que quiera tomar en serio su fe es la que Jesucristo dio al joven rico: “Cumple los mandamientos” (Marcos 10,17-22).

ORIENTACIÓN FUNDAMENTAL

1. Hay premio y hay castigo. El creyente que quiera examinar su camino y enderezarlo de cara a Dios no puede olvidar que sus actos tienen consecuencias. En el largo plazo esas consecuencias producen bienes reales o daños reales, es decir: premio o castigo. No es completa una enseñanza de la moral cristiana que no hable con claridad sobre el cielo y sobre el infierno.

2. Actuar en libertad. La revelación plena de la verdad sobre el hombre y sobre Dios es la fuente la libertad plena de que goza el cristiano. No es ni puede ser libertinaje, que en realidad consiste en la acogida pasiva de nuevas esclavitudes en forma de ventajas o placeres. Sí, en cambio, consiste en un obrar desde la convicción y la alegría interior propias del bien recibido con la Pascua y con el Don del Espíritu. No es un obrar contra la Ley pero tampoco es ser esclavos de la Ley por la Ley.

3. Referencia a la Bienaventuranza y al Cielo. No se oponen la construcción de la ciudad terrena y la construcción del Reino de Dios, enseña con sabiduría la Constitución Gaudium et Spes (véase especialmente el número 39). No se oponen pero tampoco son lo mismo, y por ello, según enseña el padrenuestro, el Cielo ha de ser criterio para imaginar la tierra, y no lo contrario.

Gimnasio Mental 050

“¡No me alcanza el día! ¡Necesito días de 25 horas!,” comentó con un gesto de exasperación Luis Arduo, investigador en física pura, a su colega Carlos Cuántico. Éste le replica: “Pero sí es posible tener días de 25 horas, sobre todo si tu campo de investigación es la física teórica…” Dice Luis: “Ya sé; me vas a salir con esas historias de velocidades altísimas porque a medida que uno se acerca a la velocidad de la luz…” Y Carlos lo interrumpe: “Nada de eso. Hace tiempos existe un método sencillo, que no requiere tus velocidades altísimas y que te permite tener todo el tiempo días de 25 horas.” Todavía incrédulo, Luis le pregunta: “¿Días de 25 horas con las horas normales de 60 minutos normales que conocemos, y eso sobre este planeta tierra? ¡No logro entender cómo!” Y Carlos concluye: “Tal vez te hace falta ver otros lugares y viajar un poco más. El método existe, es sobre esta tierra, y aunque resulta un poco costoso, funciona perfectamente para concederte días de 25 horas ‘normales,’ como tú las llamas.” Todavía Luis Arduo sigue investigando sobre los días de 25 horas normales. ¿Puedes ayudarle?

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