Vida y Muerte (02)

La vida, en realidad, es una calle de sentido único. – Agatha Christie

Hay dos maneras de vivir su vida: una como si nada es un milagro, la otra es como si todo es un milagro. – Albert Einstein

Amar, aunque se sufra, es, a la larga, la única forma de vivir con plenitud y dignidad. – Gregorio Marañón

¡Ojalá vivas todos los días de tu vida! – Jonathan Swift

Entre la vida y yo hay un cristal tenue. Por más claramente que vea y comprenda la vida, no puedo tocarla. – Fernando Pessoa

Poder de la fe ante la depresion no-clinica

Hay casos serios de depresión que requieren atención profesional; pero también hay muchos otros casos en que es posible superar la depresión cuando aún no ha tomado fuerza. Aquí se estudian cinco casos y el lugar que la fe en Jesucristo vivo tiene para superarlos.

1. Depresión coyuntural (o eventual). Proviene de una pérdida y requiere seguir los pasos de un “proceso de duelo,” que comúnmente son: shock, negación, ira, tristeza, balance, superación.

2. Depresión por baja auto-estima. La fe puede ayudar grandemente al revelarnos cómo somos únicos e irrepetibles, valiosos, y además santificados por el amor de Dios.

3. Depresión por frustración. La fe nos da tres oportunidades: (a) ¡Es verdad que suceden milagros y se abren puertas inesperadas! (b) Quien se ejercita en la fe se ejercita en la perseverancia y, a menudo, “la constancia logra lo que la dicha no alcanza.” (c) La fe dilata nuestros horizontes: a veces Dios no nos concede algo porque nos tiene preparado algo mejor.

4. Depresión por rechazo a pasado, sobre todo a los propios orígenes. El Evangelio nos muestra los orígenes (la genealogía) de Cristo y en la lista de nombres hay todo tipo de miserias. Jesús con su ejemplo nos ayuda a superar complejos de familia y de etnia.

5. Depresión por miedo al futuro. Quien ha cimentado su vida sobre la Roca, que es Cristo, no tiene temor a los vendavales, terremotos o tormentas. No podrán sacarme del poder de su amor.

Lefebvrismo y filo-lefebvrismo

lefebvrismo
El P. José Ma. Iraburu ha escrito una magnífica serie de siete artículos, primero publicados en Infocatólica, sobre los errores en que incurren los seguidores o simpatizantes de Mons. Marcel Lefebvre, más allá de las pretensiones de “verdadera” y radical fidelidad con que ellos quieren presentarse. Click!

En la Cruz he nacido

Al principio, la Cruz de Cristo parece ajena; parece la historia del fracaso de un hombre lejano en el tiempo y la distancia.

Luego sorprende el modo peculiar de su muerte: no tanto lo que le hicieron sino cómo reaccionó él.

Pero uno se cree bueno porque no hace cosas malas. La vida de Cristo muestra que sólo se es bueno cuando se hace el bien, y hacer el bien no es simplemente intercambiar unas cosas por otras, como cuando uno ama al que lo ama. Ser bueno es ser como el Padre del Cielo: es no necesitar excusas ni pagos para hacer el bien.

Entonces uno descubre que en realidad no es bueno, y también descubre que la suma del egoísmo y engaño de cada uno engendra una atmósfera de muerte que todos respiramos.

Con un paso más uno llega a sentir verdadero disgusto del propio corazón, y entonces tiene dos alternativas: la desesperación o la conversión. La conversión es un retorno al misterio de la Cruz, desde la contemplación de la verdad del pecado, de la verdad más pura de lo que es ser “humano” y desde la compasión de Dios. Y entonces la vida cambia, porque uno ha nacido de la Cruz.