Pienso que con la televisión, más que decisiones puntuales, hay que hacer toda una labor pedagógica: cuando dentro de una familia o comunidad se plantea el problema: “vamos a ver o no vamos a ver éste programa”, quizá es demasiado tarde, porque ya las personas tienen sus propias expectativas y de alguna manera ya tienen cierto apetito o curiosidad, o lo que sea, por ver ése programa.