Campo Elías, me acordé de ti

Hace 20 años estaba yo en los días finales del retiro espiritual para entrar al Noviciado. Ya en Chiquinquirá, el Padre Pastor nos predicaba sobre el sacerdocio en la teología de San Pablo. Veíamos con respeto y distancia a todos los venerables padres del convento grande, porque nuestro Noviciado, aunque ocupara un espacio comparable, nos parecía como pequeño y rudimentario al lado de los grandes padres. Por turnos, los novicios servíamos a las mesas en el almuerzo y la comida, y era solamente eso lo que nos permitía acercarnos a aquellos hombres mayores que miraban sin dureza pero con distancia.

Un día uno de ellos –nunca sabré por qué– me abordó:

¿Quisiera escribir unas líneas, algo así como un párrafo, para un semanario que tenemos aquí en el Santuario?

Ese semanario se llamó hasta el final Veritas. Eran sólo cuatro páginas, una hoja tamaño oficio doblada por la mitad e impresa de ambos lados. La enorme tipografía de nuestro convento de Chiquinquirá se ocupaba de sacar a luz unos centenares de Veritas, que como pan caliente inundaban cada siete días las calles del pintoresco poblado boyacense.

Yo no sabía de qué escribir, pero algo hice. Para sorpresa mía, fue publicado. El P. Campo Elías, el que me había abordado, volvió a pedirme el mismo favor una segunda y luego una tercera vez. Por último convinimos en que yo tendría una pequeña sección en Veritas de Chiquinquirá.

Hoy envío yo mismo un boletín electrónico que llega a casi 3000 personas cada día. Sigo escribiendo y trato de traer algo de luz, de consuelo, de dirección y una pizca de alegría a los que se toamn el trabajo de leer lo que hago.

Todo lo inició Campo Elías Claro, que un día, sin que yo supiera por qué, confío en mí.

Años después fuimos vecinos de claustro en el convento de Santo Domingo, por la época en que nacía mi página web. El viejo estaba ya muy agotado por los años y sus ojos ya no vigilaban ninguna tipografía. Un horizonte mejor se abrió ante sus ojos y después de meritoria enfermedad nos dejó. Adonde lleguen mis escritos habrá siempre algo de él.

Portada de SAUDADES, obra de composiciones poéticas del P. Campo E. Claro, O.P.