No cesa el dolor

En todo el mundo las celebraciones de año nuevo han tneido un matiz y tono de tristeza. No es para menos. Tantas personas sin hogar, sin esperanzas, sin salud, sin sus amigos o parientes…

De repente, la fragilidad se impone con fuerza. De repente, las seguridades revelan su flaqueza.

No debemos olvidarnos de los que están tristes. Para muchos de ellos lo peor apenas empieza.

Hay dolores que van más allá de las palabras. Lo del Sureste de Asia es así. Y en silencio y con amor; en plegaria y unión de corazones enviamos dinero y bendiciones. Sólo Dios va más allá de toda pregunta y de toda respuesta.