Hace 20 años estaba yo en los días finales del retiro espiritual para entrar al Noviciado. Ya en Chiquinquirá, el Padre Pastor nos predicaba sobre el sacerdocio en la teología de San Pablo. Veíamos con respeto y distancia a todos los venerables padres del convento grande, porque nuestro Noviciado, aunque ocupara un espacio comparable, nos parecía como pequeño y rudimentario al lado de los grandes padres. Por turnos, los novicios servíamos a las mesas en el almuerzo y la comida, y era solamente eso lo que nos permitía acercarnos a aquellos hombres mayores que miraban sin dureza pero con distancia.