Triduo en Honor de Dios Padre, 3 de 3, espiritu de hijos

* Cada amor engendra una forma de desear; y cada deseo, un modo de unión; y cada tipo de unión trae un fruto peculiar.

* El amor mundano trae deseos mundanos; uniones falsas porque son egoístas; frutos de discusión, rapacidad y agresividad, y finalmente: MUERTE.

* El amor de Dios, que es el Espíritu Santo, trae un deseo de crear bien, o sea, de servir. Y el deseo de servir trae unidad en la comunión de gracia y de conocimiento de cristo. Y la comunión en cristo trae como fruto redención y VIDA.

Educate a ti mismo

Todo lo que no te lleve a Dios es un estorbo. Arráncalo y tíralo lejos.

Siempre sales vencido. -Proponte, cada vez, la salvación de un alma determinada, o su santificación, o su vocación al apostolado… -Así estoy seguro de tu victoria.

No me seas flojo, blando. -Ya es hora de que rechaces esa extraña compasión que sientes de ti mismo.

Yo te voy a decir cuáles son los tesoros del hombre en la tierra para que no los desperdicies: hambre, sed, calor, frío, dolor, deshonra, pobreza, soledad, traición, calumnia, cárcel…

Al cuerpo hay que darle un poco menos de lo justo. Si no, hace traición.

Si han sido testigos de tus debilidades y miserias, ¿qué importa que lo sean de tu penitencia?

Estos son los frutos sabrosos del alma mortificada: comprensión y transigencia para las miserias ajenas; intransigencia para las propias.

Más pensamientos de San Josemaría.