Ciencia de la Cruz, 4 de 4, Lo adverso

Serie de predicaciones con las Monjas del Monasterio de Carmelitas Descalzas de Santa Fe, en Argentina.

Tema 4 de 4: Lo adverso

* Conviene repasar la historia de Jesús para dos cosas, por lo menos: (1) Descubrir en su historia real los motivos reales de sus enemigos también reales. Esto implica que cuando Cristo habla de enemigos no habla de una posibilidad ni una teoría. Se sabía odiado. (2) Ver que detrás de esos adversarios visibles está el adversario, el enemigo malo, que pretende finalmente una sola cosa: desconectarlo de la voluntad del Padre.

* Eso tiene la adversidad: que cada ataque termina por mostrar alguna verdad. La verdad que brilla en el ataque a Cristo es la diferencia entre el amor de trueque y el amor de gratuidad. Sólo este último tiene promesa de superar el pecado, vencer la enemistad y traspasar el umbral de la muerte.

* La adversidad no sólo revela sino que purifica tanto las intenciones como la manera de expresarnos.

* Y un corazón purificado se vuelve creíble y se vuelve conducto del fecundo amor de Dios.

Ciencia de la Cruz, 3 de 4, Lo doloroso

Serie de predicaciones con las Monjas del Monasterio de Carmelitas Descalzas de Santa Fe, en Argentina.

Tema 3 de 4: Lo doloroso

* Desde un punto de vista fisiológico, el dolor es notificación de un problema o amenaza, y como tal es indispensable para la conservación de la salud.

* Ser insensible no es, ciertamente, una cualidad. La empatía, la solidaridad, la compasión y la misericordia son todas experiencias de cercanía y fraternidad que finalmente parten de algo sencillo y profundo: la capacidad de sentir el dolor del otro.

* Aquel que ama a Cristo, y de modo especial, aquella alma consagrada que se considera “Esposa de Cristo” no puede llevar una vida desconectada del dolor, no sólo por el sufrimiento que Él padece en la persona de sus “hermanos más pequeños” sino porque los intereses y la gloria del Esposo son ofendidos de continuo. En este sentido, el dolor es muestra y condición de amor.

* Hay dolores de varias clases, que podemos agrupar en tres casillas: (1) el dolor del esfuerzo, como el de un atleta que se entrena; (2) el dolor de una pérdida, sea por alguien que ha fallecido o por un derecho que no se ha respetado; (3) el dolor de la penitencia, en cuanto ofrenda para perdón de los pecados e intercesión que se une a la Cruz de Cristo. La madurez consiste en pasar, durante la vida, todo a las casillas (1) y (3), y llegar a la hora de la muerte con todo en la casilla (3).

La vida publica en nuestros dias

73. En nuestra época se advierten profundas transformaciones también en las estructuras y en las instituciones de los pueblos como consecuencia de la evolución cultural, económica y social de estos últimos. Estas transformaciones ejercen gran influjo en la vida de la comunidad política principalmente en lo que se refiere a los derechos y deberes de todos en el ejercicio de la libertad política y en el logro del bien común y en lo que toca a las relaciones de los ciudadanos entre sí y con la autoridad pública.

La conciencia más viva de la dignidad humana ha hecho que en diversas regiones del mundo surja el propósito de establecer un orden político-jurídico que proteja mejor en la vida pública los derechos de la persona, como son el derecho de libre reunión, de libre asociación, de expresar las propias opiniones y de profesar privada y públicamente la religión. Porque la garantía de los derechos de la persona es condición necesaria para que los ciudadanos, como individuos o como miembros de asociaciones, puedan participar activamente en la vida y en el gobierno de la cosa pública.

Con el desarrollo cultural, económico y social se consolida en la mayoría el deseo de participar más plenamente en la ordenación de la comunidad política. En la conciencia de muchos se intensifica el afán por respetar los derechos de las minorías, sin descuidar los deberes de éstas para con la comunidad política; además crece por días el respeto hacia los hombres que profesan opinión o religión distintas; al mismo tiempos e establece una mayor colaboración a fin de que todos los ciudadanos, y no solamente algunos privilegiados, puedan hacer uso efectivo de los derechos personales.

Se reprueban también todas las formas políticas, vigentes en ciertas regiones, que obstaculizan la libertad civil o religiosa, multiplican las víctimas de las pasiones y de los crímenes políticos y desvían el ejercicio de la autoridad en la prosecución del bien común, para ponerla al servicio de un grupo o de los propios gobernantes.

La mejor manera de llagar a una política auténticamente humana es fomentar el sentido interior de la justicia, de la benevolencia y del servicio al bien común y robustecer las convicciones fundamentales en lo que toca a la naturaleza verdadera de la comunidad política y al fin, recto ejercicio y límites de los poderes públicos.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 73]