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Santa Anisia era una joven cristiana, huérfana de padre y madre. Dueña de una gran fortuna, beneficiaba con ella generosamente a los más necesitados.
En los tiempos del gobernador Ducisio, se desató una cruel persecución en Tesalónica, tratándose de impedir, especialmente, que los cristianos llevasen a cabo sus asambleas religiosas.
Anisia decidió asistir a una de estas asambleas, pero en el camino, uno de los guardias del emperador le cerró el paso y le preguntó a dónde se dirigía.
La Santa confesó valientemente su fe cristiana, provocando la ira del guardia, quien la mató inmediatamente.
Cuando retornó la paz para la Iglesia, los cristianos de Tesalónica construyeron un oratorio en el lugar donde había sido sacrificada Anisia.
Bogotá, Colombia - Por favor les pido de corazón que se unan a mis oraciones por el alma de mi querida tía Anita, quien fue como una segunda madre para mí. El Señor se la llevó hace trece años. Gracias. Myriam Gonzalez
Os escribo, hijos míos, que se os han perdonado vuestros pecados por su nombre. Os escribo, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio. Os escribo, jóvenes, que ya habéis vencido al Maligno. Os repito, hijos, que ya conocéis al Padre. Os repito, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio. Os repito, jóvenes, que sois fuertes y que la palabra de Dios permanece en vosotros, y que ya habéis vencido al Maligno. No améis al mundo ni lo que hay en el mundo.
Si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque lo que hay en el mundo -las pasiones de la carne, y la codicia de los ojos, y la arrogancia del dinero-, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo. Y el mundo pasa, con sus pasiones. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre (1Juan 2,12-17)
Salmo
Familias de los pueblos, aclamad al Señor, / aclamad la gloria y el poder del Señor, / aclamad la gloria del nombre del Señor. R.
Entrad en sus atrios trayéndole ofrendas, / postraos ante el Señor en el atrio sagrado, / tiemble en su presencia la tierra toda. R.
Decid a los pueblos: "El Señor es rey, / él afianzó el orbe, y no se moverá; / él gobierna a los pueblos rectamente." R.
En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.
Hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén (Lucas 2,36-40)
Ana nos enseña que cuando no tenemos nada en esta tierra, nos queda la Casa de Dios, Quien siempre tiene un lugar para los mas pobres. A veces cuando le contamos la Buena Nueva a los demás nos pueden mirar como locos, locos de amor por Cristo. Por eso, no debemos despreciar a los que nos hablan de Dios que ahí puede venir el consejo. 18 min. 27 seg.
El mundo a menudo tiene propuestas contrarias a la voluntad de Dios. A través de la publicidad, las modas o lo políticamente correcto podemos volvernos todos cómplices de pecados que luego parecen normales y hasta inevitables. Con tenacidad y con la mente en Dios hemos de superar esa tentación mientras a la vez anunciamos en quién está la salvación. 4 min. 1 seg.
Relación entre la verdad de la encarnación, la verdad del amor con que Dios nos ha amado, y la verdad del amor que hemos de tener los cristianos. 4 min. 56 seg.
Cuando la juventud vive en Dios y toma en serio su fe, es una señal fuerte de la victoria de Cristo y recordatorio de santidad para todos nosotros. 5 min. 35 seg.
El egoísmo llevado con elegancia; la sensatez reducida a los márgenes del consenso; la tolerancia hipócrita que navega sólo en lo políticamente correcto: tal es el rostro de la "mundanidad" en nuestra época, y sobre ella nos advierte el apóstol San Juan. 42 min. 26 seg.
Aquella humilde y anciana mujer, Ana, de la tribu de Aser, es como una embajadora del antiguo Reino de Israel, que se creía ya extinto; pero Dios es fiel a sus promesas. 16 min. 9 seg.
No hay nadie tan pobre que no pueda darle nada al Dios que todo lo tiene. Muchas veces lo que Él anhela de nosotros no es lo que le podemos dar sino lo que no podemos. 4 min. 54 seg.
Al llenarme simplemente de experiencias me voy vaciando de vida, me voy quedando con las manos vacías. El mundo pasa, se desvanece con todas sus pasiones; pero quien está en Dios permanece para siempre. 6 min. 7 seg.
La navidad es para que aprendamos a escoger; por un lado, está lo que se dice, lo que se piensa, lo que se celebra y se aplaude en el mundo; por otro lado, escoger si seguimos con Dios. 6 min. 34 seg.
Dios había prometido por medio de sus profetas que habría un renacer de Israel. Cuando el Reino de Israel, el reino del Norte, cayó en manos de los asirios, esa promesa parecía imposible de cumplir. Pero el Nuevo testamento nos deja el nombre y el testimonio de una mujer anciana, Ana, de la tribu de Aser, en quien Dios mostró su fidelidad a las antiguas profecías. 11 min. 4 seg.
Al encontrarte con Jesús encuentras tu descanso y a la vez tu trabajo que es contar a tus hermanos que el Niño ha nacido, que Dios es fiel y que hay alegría en tu corazón. 5 min. 36 seg.
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1.1 La construcción del breve pasaje que hemos escuchado en la primera lectura de hoy no deja de tener su interés. El apóstol escribe pero no lanzando al vacío sus palabras. Tiene en mente a sus destinatarios; probablemente desfilan rostros concretos ante sus ojos mientras se esfuerza en dar el sentido propio a su mensaje.
1.2 La redacción de cada "dedicatoria" es semejante: "Les escribo a ustedes... porque... " Y la razón es siempre una obra que Dios ha hecho. Meditemos un instante en esto. ¿Qué significa algo como: "te escribo porque conoces al que es desde el principio"? ¿Es un modo de recordar las bases, para seguir levantando el edificio espiritual? ¿Es una advertencia velada de lo que puede estar en peligro? ¿Es un modo discreto de indicar que existe un lenguaje común? ¿El apóstol está diciendo que escribe a cada uno de esos grupos de la comunidad para atraer la atención de todos, para recordar la obra que ha visto que Dios hizo en cada uno de esos grupos, o para sugerir las diversas relaciones que han de permanecer en el seno de la comunidad cristiana?
1.3 Probablemente nunca tengamos respuesta plena a estos interrogantes, pero es bueno plantearlos para percibir la hondura de la Palabra. El asunto resulta más intrigante por el hecho de que estas dedicatorias no se encuentran al principio de la carta sino ya en lo que para nosotros es el capítulo segundo.
1.4 Algo interesante es que, aunque el apóstol mencione con nombres y características más o menos propias a estos destinatarios, en realidad no tiene palabras distintas para unos u otros. Los destinatarios son distintos pero el mensaje es el mismo. Quizá sea esta la clave: aunque cada uno necesita una razón particular para escuchar, no necesita escuchar un mensaje distinto, sino aquel que hace bien a todos, pues así es el Evangelio: único y sin embargo distinto en cada oído y cada corazón. O como la lluvia, que siendo única produce tan distintos frutos, según aquella imagen de san Basilio.
2. Pasar o permanecer
2.1 El apóstol Juan nos invita hoy a hacer una elección: pasar o permanecer.
2.2 Lo propio del mundo es la volatilidad. El mundo no es firme. Sus motores son, según san Juan, los apetitos desordenados, la codicia y el afán de riquezas. El texto viene de 1 Jn 2,16. Otras traducciones: "la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida"; "la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida". En todo caso, semejantes motores nunca descansan ni conceden verdadera saciedad, y por eso todo lo que aman lo desechan. Embarcarse en ese amor es someterse a no permanecer.
2.3 En Cristo, Dios nos ha mostrado un amor que permanece. Es este otro un amor que tiene puerto, porque tiene fuente y término. A medida que el cristiano bebe de esa fuente y a la vez alcanza el fin propio de su existencia experimenta descanso, acogida, firmeza.
2.4 La elección entonces es: ¿quieres ser juguete de los vientos o quieres encontrar ya tu lugar? El infierno es como divagar en el hastío de un mareo que no conduce a nada; el Cielo es llegar a tu lugar.