Purificar y elevar la intención

¿Te das cuenta de lo que supone que tú seas o no una persona con sólida preparación? -¡Cuántas almas!… -¿Y, ahora, dejarás de estudiar o de trabajar con perfección?

Existen dos maneras de llegar alto: una -cristiana-, por el esfuerzo noble y gallardo de subir para servir a los demás; y otra -pagana-, por el esfuerzo bajo e innoble de hundir al prójimo.

Los “ambiciosos” -de pequeñas personales ambiciones miserables- no entienden que los amigos de Dios busquen “algo”, por servicio, y sin “ambición”.

Más pensamientos de San Josemaría.

Quitarnos máscaras y disfraces [Jóvenes nuevos para familias nuevas, 3 de 4]

[Predicación en el EPTC –Encuentro de Preparación para el Tiempo de Cuaresma– edición XVIII de la Diócesis de Penonomé, en Panamá]

Tres son las máscaras que más usamos, y es bueno averiguar por qué, y cómo superarlas:

Agresividad
Indiferencia
Superficialidad

Interesante descubrir cuánto poder tiene en ellas el miedo, y luego descubrir cómo Cristo nos libera de ESE miedo.

Un pensamiento de oro sobre la misericordia

“La mayor misericordia es decir la verdad a las personas y ponerlas frente a la verdad de la fe y de los principios morales. Esto es una misericordia exquisita porque si uno no lo hace es cómo ayudar a las personas a caer.” (Cardenal Piacenza, Penitenciario Mayor en el Vaticano)

Sobre la presencia pública de la verdad

Más cómodo que investigar es escribir contra los que investigan, o contra los que aportan nuevos descubrimientos a la ciencia y a la técnica. -Pero no hemos de tolerar que, además, esos “críticos” pretendan erigirse en señores absolutos del saber y de la opinión de los ignorantes.

Te molesta herir, crear divisiones, demostrar intolerancias…, y vas transigiendo en posturas y puntos -¡no son graves, me aseguras!-, que traen consecuencias nefastas para tantos. Perdona mi sinceridad: con ese modo de actuar, caes en la intolerancia -que tanto te molesta- más necia y perjudicial: la de impedir que la verdad sea proclamada.

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Vivir en la verdad en un mundo que ama la mentira

Nunca es fanatismo querer cada día conocer mejor, y amar más, y defender con mayor seguridad, la verdad que has de conocer, amar y defender. En cambio -lo digo sin miedo- caen en el sectarismo los que se oponen a esta lógica conducta, en nombre de una falsa libertad.

Algunos no oyen -no desean oír- más que las palabras que llevan en su cabeza.

Para tantos, la comprensión que exigen a los demás consiste en que todos se pasen a su partido.

No puedo creer en tu veracidad, si no sientes desazón, ¡y desazón molesta!, ante la mentira más pequeña e inocua, que nada tiene de pequeña ni de inocua, porque es ofensa a Dios.

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Sencillez y verdad

Creas a tu alrededor un clima artificial, de desconfianza, de sospecha, porque, cuando hablas, causas la impresión de jugar al ajedrez: cada palabra, pensando en la cuarta jugada posterior. Fíjate que el Evangelio, al relatar la triste figura cautelosa e hipócrita de los escribas y fariseos, refiere que hacían preguntas a Jesús, le exponían cuestiones, «ut caperent eum in sermone» -¡para retorcer sus palabras! -Huye de ese comportamiento.

Hacías tu oración delante de un Crucifijo, y tomaste esta decisión: más vale sufrir por la verdad, que la verdad tenga que sufrir por mí.

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LA GRACIA del Miércoles 1 de Junio de 2016

MEMORIA SAN JUSTINO MÁRTIR

Que la memoria de San Justino nos aliente en la búsqueda valiente de la verdad, a un encuentro pleno con Jesucristo Nuestro Señor.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Ayúdanos a divulgar este archivo de audio en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios.]

Aprender a ser sinceros

¿Un medio para ser franco y sencillo?… Escucha y medita estas palabras de Pedro: «Domine, Tu omnia nosti…» -Señor, ¡Tú lo sabes todo!

¿Qué diré?, me preguntas [al sacerdote director espiritual] al comenzar a abrir tu alma. Y, con segura conciencia, te respondo: en primer lugar, aquello que querrías que no se supiera.

Has entendido en qué consiste la sinceridad cuando me escribes: “estoy tratando de acostumbrarme a llamar a las cosas por su nombre y, sobre todo, a no buscar apelativos para lo que no existe”.

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