¡Ahora entiendo!

  1. Para mejorar tus ideas, Dios muchas veces tiene que contradecirlas.
  2. Para darte más tiempo con la gente que te conviene, Dios tiene que apartarte de unos cuantos que no te convienen.
  3. A veces, para que puedas ver tu vida de otro modo, Dios tiene que llevarte a otro balcón, en otra parte.
  4. Nadie subió nunca a la excelencia sobre peldaños de excusas; por eso Dios a veces te parece implacable.
  5. Si el ruido del mundo ya te está volviendo sordo, ¿qué de raro hay en que Dios te lleve aparte por un tiempo?
  6. Para crecer en la confianza en Dios hay que vencer dificultades con su ayuda; pero ¡no las puedes vencer si no te llegan!
  7. Negar a Dios no lo aniquila a Él pero sí aniquila primero lo mejor de ti, y después a ti mismo.
  8. El primer milagro que hace Dios con el ciego es hacerle ver su ceguera; aplícalo a tu caso.
  9. Si te callas y dejas de repetir tus justificaciones podrás escuchar al que te entiende mejor que tú mismo: se llama Dios.
  10. Para salir del sepulcro Cristo no tenía que mover la roca, a la que podía atravesar; movió la roca para mover tu fe.

Primero publicado en mi cuenta de Twitter.

¡Sorpréndeme, oh Padre!

¡Crea en mí un corazón puro!

Para que, dejándome guiar y llevar por Ti,
Tú, sólo Tú, seas el soplo
que conduzca y empuje el navío de mis días.

¡Sal a mi encuentro, con tus brazos abiertos!
Y, apreciando tu presencia,
nunca me falte tu aliento en mis pasos,
tu Palabra en mis débiles obras,
tu consejo en las noches de incertidumbres.

¡Necesito tanto tu autoridad, Señor!
Saber que me acompañas en mis luchas.
Creer que me arropas en mis proyectos.
Sin ti, nada, oh Dios y contigo todo.

Eres la fuente de mi inspiración,
la semilla que, mis manos, dejan en el surco.
La llama viva con la cual intento prender el mundo.
El amor infinito que pone al descubierto el mío
limitado, cerrado e interesado.

Eres, oh Dios, el dueño de la existencia.
Aquél que en el silencio habla,
y en el amor tiene su último y mejor mensaje.
Aquél que, cuando se le llama,
tarde o temprano responde.
Aquél que, cuando se le arroja fuera del mundo,
sigue aguardando el retorno
con manos tendidas y abiertas.
¡Sin ti nada, oh Dios!

Ayúdanos, Dios y Padre, que estás en el cielo,
a sacar de nosotros aquello que nos paraliza.
A dinamitar los muros que nos apartan de Ti.
A expulsar el maligno que, en lucha encarnizada,
nos quiere para infierno y no para el cielo.
¡Sin ti nada, oh Dios!
Y contigo, lo podemos hacer todo, Señor.

P. Javier Leoz

Pensamientos de soledad: el silencio

“Si algo caracteriza al mundo actual es la falta de silencio. Hay ruido en todas partes, sin interrupción. En las calles, en las casas, en la forma de hablar de las personas. Al entrar en cualquier tienda o local comercial, en un hospital o en un tren, en los aviones o buses, ahí está la pantalla difundiendo ruido… Es muy difícil encontrar en la mayoría de esos ambientes una música serena, una película que ayude a reflexionar y que no estimule los sentidos cuando no las pasiones invitándolas a desbocarse, un juego que no inyecte una cuota de violencia en los jóvenes de hoy…”

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¡Ven, Espíritu Santo!

Ninguna lección más importante que aprender qué es y quién es el amor.

Descubrir qué es el amor es aprender a distinguirlo de sus numerosas falsificaciones; descubrir quién es el Amor es entrar en una relación personal de donación con Aquel que se llama “don” y que sólo puede ser comprendido en el acto mismo de darse.

El Espíritu Santo es la agilidad misma del amor en acto de amar. Sencillamente no puede concebirse algo más activo que Aquel que da el ser y hace ser. Por eso es metafísicamente imposible para un ser creado situarse por fuera de sus propias posibilidades de ser para ver cómo el Espíritu hace posible ser.

A esto alude Cristo cuando dice que no sabemos de dónde viene ni a dónde va el viento aunque percibimos su actuar. Todo conocimiento del Espíritu es reflejo: podemos regresar sobre sus maravillas, y elevar el pensamiento hacia la magnitud de su poder y la inmensidad de su hermosura pero va siempre delante de nosotros, y a la vez nos antecede como la realidad antecede a la palabra que intenta atraparla.

Sin embargo, el Espíritu no se sitúa en el ámbito de la pura ignorancia sino en el espacio inconmensurable de una luz que hace inteligible áreas que ignorábamos de nosotros mismos. Por eso el Pneuma, el Espíritu, no puede ser invocado si no es en relación con el Lógos, el Verbo, que se ha encarnado y que con la santidad de su vida ha expulsado las tinieblas. Cualquier expectativa del Pneuma sin el Lógos nos arroja en el terreno de la ignorancia crasa y nos convierte así en juguetes de los espíritus malignos, y no en instrumentos vivos del Espíritu Santo de Dios.

La oración del cristiano es entonces una prolongación y eco de la oración de Cristo, que ha rogado al Padre, con eficacia invencible, que nos conceda el Espíritu. La voz de Jesús, que brota de su amantísimo y compasivo corazón, nos enseña a decir con acento de hijos: ¡VEN, ESPÍRITU SANTO!

María y el Espíritu Santo – Una meditación de Sor Isabel de la Trinidad

¡Si conocieras el don de Dios!… Hubo una criatura que conoció ese don de Dios; una criatura que no desperdició nada de él; una criatura tan pura, tan luminosa que parecía ser la Luz misma. Una criatura cuya vida fue tan sencilla, que apenas puede decirse algo de ella. Es la Virgen fiel, la que guardaba todas aquellas cosas en su corazón.

Ella se consideraba un ser tan insignificante y permanecía tan recogida delante de Dios en el santuario de su alma que atrajo las complacencias de la Santísima Trinidad.

El Padre, al contemplar esta criatura tan bella, tan ignorante de su hermosura, determinó que fuera en el tiempo la Madre de Aquel de quien El es el Padre en la eternidad. Vino entonces sobre Ella el Espíritu de amor que preside todas las operaciones divinas. La Virgen pronunció su Fiat: Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra, y se realizó el mayor de los misterios.

Por la encarnación del Verbo, María fue para siempre posesión de Dios. La actitud observada por la Virgen durante los meses que transcurrieron entre la Anunciación y la Navidad debe ser el ideal de las almas interiores, de esos seres que Dios ha elegido para vivir dentro de sí, en el fondo del abismo sin fondo.

¡Con qué paz, con qué recogimiento se sometía y se entregaba María a todas las cosas! Hasta las más vulgares quedaban divinizadas en Ella pues la Virgen permanecía siendo la adoradora del don de Dios en todos sus actos.

Y la visión inefable que Ella contemplaba dentro de sí, nunca disminuyó su caridad externa.

La caravana

“En estos días de Navidad he estado leyendo el último libro de Benedicto XVI sobre la infancia de Jesús. A título marginal, me ha confirmado la superficialidad, por no decir estupidez, de algunos periodistas que destacaron, como idea central del libro, la expulsión del buey y la mula del pesebre; cuando el fondo del escrito es muy otro, y ofrece muchas luces para entender la Escritura y la vida humana misma…”

caravana

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Llega la Inmaculada!

Mariología básica para gente de prisa – Con motivo de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, Año del Señor de 2012.

  1. Imagina tu vida sin otro centro que Dios, y tu corazón sin otra alegría que su gloria. Ya empezaste a conocer a Maria.
  2. Callar la grandeza de María es desobedecer a la Biblia. Lucas 1,48 profetiza que todas las generaciones la felicitarán.
  3. ¿Quién no ve en la carne purísima de la Virgen Madre un preludio solemne del don eucarístico, Pan de Ángeles?
  4. El mejor homenaje a la gracia de Cristo es celebrar a la Virgen María porque honramos al artista aplaudiendo su obra.
  5. ¿Base teológica de la impecabilidad de María? Como verdadera madre de Jesucristo, Ella tuvo potestad sobre el Santo.
  6. Con la Concepción Inmaculada, Dios cambió el diccionario en las entradas: Belleza, Posible, Gracia, Justicia, Vocación.
  7. La singular elección de María va unida a su singular misión. Todo su privilegio es poder sufrir con amor más perfecto.
  8. El gran pecado del siglo XXI es el mismo que el del siglo XX: SOBERBIA. Y el remedio es el mismo: la HUMILDAD de MARÍA.
  9. Descubrí que María tiene mucho que ver con la Física. Ella, libre de pecado, muestra el universo como Dios lo pensó.
  10. Las niñas y las jóvenes se merecen mejores modelos femeninos que las cantantes libertinas y blasfemas que ya conocemos.
  11. Después de Dios y su obra de gracia, lo único realmente bello y puro que conserva mi alma es el Dulce Nombre de María.
  12. María es fruto de la unión sexual de San Joaquín y Santa Ana. Cuando obedece al plan de Dios, el sexo puede ser santo.
  13. Si el pecado deshumaniza, entonces nadie tan hermosamente humano como la Virgen María: “divinizarse” es “humanizarse.”
  14. María es la primera y va delante pero todos estamos llamados a ser inmaculados por la misma gracia que actuó en Ella.
  15. Defínase el adjetivo bello de esta manera: “Aproximado, según puede, al esplendor que brilla en la Virgen María.”

El mal es fuerte pero no omnipotente

El combate contra el mal es el primer aspecto del combate espiritual; aquí es cuestión de ver los intentos del enemigo para destruirnos en alguna parte, esto es lo que se puede llamar el combate espiritual para proteger lo que Dios nos ha dado.

El maligno puede intentar destruirnos de distintas maneras, esto nos concierne personalmente, es una cuestión entre el maligno y yo. El maligno no puede actuar contra mí más que por la tentación. No tiene ningún poder directo sobre mí, no me puede destruir mientras yo no sea cómplice de alguna forma, por eso va querer tentarme para intentar que yo sea su cómplice, pero mientras la tentación no encuentre en mí una complicidad, el maligno no puede hacer nada para destruirme, puede presionarme, puede hacer que tenga miedo, pero eso no destruye nada en mí.

La tentación toma posesión de mí, desde el momento que yo me hago cómplice de ella, es entonces cuando de alguna manera hay una acción destructiva en mí, pero el maligno no va a intentar dirigirse a mí directamente, él tiene necesidad de intermediarios y de mi complicidad.

[Aparte de un texto enviado por Aurelio Díaz González.]

Dia de Accion de Gracias, en doce pasos

Acción de Gracias

  1. Tener un celular no es todavía tener a quién llamar.
  2. Tener un perfil de Facebook no es todavía tener un perfil en la vida.
  3. Tener muchos seguidores en Twitter no significa todavía que sepas adónde vas.
  4. Tener mucha música a tu alrededor no quiere decir todavía que hayas alcanzado la armonía.
  5. Tener muchos artefactos no significa todavía que te sepas mejor que ellos.
  6. ¡Tener no resuelve el ser!
  7. Lo más precioso que tienes es que eres; lo más precioso en ti es ser.
  8. Y el ser lo recibiste. No lo hiciste. No lo compraste.
  9. Empezaste a ser recibiendo.
  10. Aprender a recibir es aprender a ser.
  11. Y aprender a recibir quiere decir: no empezar por exigir o quejarse, sino por conocer, escuchar y agradecer.
  12. Digamos juntos, entonces: ¡Gracias, Padre Dios, muchas gracias!

The Path to Thankfulness, in Twelve Steps

Acción de Gracias

  1. Having a cell phone is not still having someone to call.
  2. Having a Facebook profile is not yet having a profile in life.
  3. Having many followers on Twitter does not mean you know where you’re going to yet.
  4. Having a lot of music around you does not mean you have reached yet harmony.
  5. Having lots of appliances still does not mean you know you’re more valuable than any of them.
  6. To have is not yet to be!
  7. The most precious thing you have is that you are, the most precious thing within you is being.
  8. And being is something you received. You did not make it. You did not purchased it.
  9. You started in being just receiving.
  10. Learning to receive is learning to be.
  11. Learning to receive: Do not begin by demanding or complaining, but start from knowing, listening and appreciating.
  12. Let us say together therefore: Thanks, God the Father! Thank you very much!

La Maquina del Tiempo

Una noche cambiando canales en la televisión, en algún canal de esos que presentan temas científicos y aveces seudocientíficos, me detuve pues hablaba el físico Stephen Hawking de los viajes en el tiempo, la tecnología que seria necesaria para esto, las paradojas que se presentarían en el ejercicio practico, etc; cuando este científico habla todo parece muy posible y al mismo tiempo imposible, la verdad no termine de ver el programa y seguí cambiando canales.

Al día siguiente fui a visitar el Santísimo Sacramento, me arrodille y mire la hermosa custodia que soporta ese pedacito de Pan, sentí como ahí , en eso que materialmente es “nada” esta todo, el Todo y entendí como ese rodetico blanco casi transparente es el verdadero túnel del tiempo; me deje ir por esa ventanita y comprendí que ahí puedo viajar en el tiempo, en el espacio y diría que en todas las dimensiones que existen, pero eso me suena como a lenguaje esotérico tan común dentro de la Nueva Era, mejor digamos que se puede viajar a lo profundo.

Recordé de la serie de televisión “Viaje a las Estrellas”, cuando la tripulación de la nave Enterprise tenían una misión que cumplir, iban a una sala especial se paraban en unos círculos de luz que habían en el suelo, se desmaterializaban y volvían a materializarse en el lugar donde necesitaban estar en ese momento. Pues frente a Jesús Sacramentado casi que uno se desmaterializa y puede viajar no simplemente con la imaginación sino con el alma y en el Corazón de Jesús, a donde quiera, al momento de la historia que desee; de la historia de la humanidad, de la historia de la Salvación, de la historia personal. Con la grandísima ventaja de que en ningún momento va a estar uno desamparado, sin referencias, como sucedería si viajara en la maquina del tiempo, porque viaja uno y siempre encuentra el Corazón de Jesús aguardando solicito al lugar del tiempo o del espacio a donde uno llegue.

Estoy de rodillas frente al Cielo mismo, estoy de rodillas frente a la Santa Trinidad en un eterno presente, la Madre Inmaculada, todos los ángeles, mis santos predilectos y los demás santos también, toda la Iglesia esta ahí y yo estoy allá con todos. Voy recitando el Credo y todas las verdades de fe se hacen presentes vivas y reales, Verdades eternas, los misterios del Rosario son acontecimientos que no están distantes en el tiempo sino que están sucediendo ahora mismo y solo tengo que poner atención para no perderme de nada.

No se si parecera un poco tosca esta comparacion que hago y si sera incorrecta pero a mi me ha servido mucho y cada vez que pienso en esto me da para perderme en meditaciones muy hermosas, muy hondas.

– M.C.

Meditacion de San Alberto Hurtado, un verdadero jesuita

Los grandes ídolos de nuestro tiempo son el dinero, la salud, el placer, la comodidad: Lo que sirve al hombre. Y si pensamos en Dios, siempre hacemos de Él un medio al servicio del hombre. Le pedimos cuentas, juzgamos sus actos, nos quejamos cuando no satisface nuestros caprichos. Dios en sí mismo parece no interesarnos. La contemplación está olvidada, la adoración y la alabanza es poco comprendida. Al hombre de mundo sólo le corresponde trabajar y gozar.

El criterio de eficacia, rendimiento y utilidad fundan nuestra manera de actuar. No se comprende el acto gratuito, desinteresado, del que nada hay que esperar económicamente. Mucho menos se entiende el valor del sacrificio. La explicación es simple: En este siglo industrial todo se pesa, todo se cuenta, todo se mide. La adhesión de la inteligencia se obtiene a fuerza de utilidad y de propaganda. ¿Cómo no extender este criterio al dominio de las almas? Los medios sobrenaturales como la Penitencia y la Eucaristía, son reemplazados por recetas naturales: higiene, dignidad, testimonio indiscutible de un debilitamiento del sentido de Dios.

Muchos continúan pronunciando el nombre de Dios. No pueden olvidar sus enseñanzas que desde pequeños les enseñaron sus padres, pero se han acostumbrado al sonido de la palabra Dios como algo cotidiano y se contentan con ella sola, tras la cual no hay ningún concepto que pueda comparase en lo grande y terrible, en lo tremendo y arrobador de la realidad que es Dios.

No niegan a Dios; lo invocan, pero nunca han penetrado su grandeza y la bienaventuranza que puede hallarse en Él. Dios es para ellos algo inofensivo con lo que no hay que atormentarse mucho. La existencia misma de Dios nunca se ha interpuesto en su camino, gigantesca o inaccesible como una montaña. Dios queda en el horizonte como un volcán que está bastante lejos para no temerle, pero aún bastante cerca para darse cuenta de su existencia. A menudo Dios no es más que un cómodo refugio mental. Todo lo que es incomprensible en el mundo o en la propia vida se le achaca a Dios: ¡Dios lo ha dicho! ¡Dios lo ha querido!

A veces Dios es un cómodo vecino a quien se puede pedir ayuda en un apuro o en una necesidad. Cuando no se puede salir del paso, se reza, esto es, se pide al bondadoso Vecino que lo saque del peligro, pero se volverá a olvidar de Él cuando todo salga bien. Éstos no han llegado hasta la presencia abrumadora de la proximidad de Dios.

Al hombre siempre le falta un tiempo para pensar en Él. Tiene tantos otros cuidados: comer, beber, trabajar y divertirse. Todo esto tiene que despacharse antes de que él pueda pensar con reposo en Dios. Y el reposo no viene. Nunca viene.

Hasta los cristianos a fuerza de respirar esta atmósfera estamos impregnados de materialismo práctico. Confesamos a Dios con los labios, pero nuestra vida de cada día está lejos de Él. Nos absorben mil ocupaciones. Nuestra vida de cada día es pagana. En ella no hay oración, ni estudio del dogma, ni tiempo para practicar la caridad o para defender la justicia. La vida de muchos de nosotros, ¿no es, acaso, un absoluto vacío?

Todo lo que es propio del cristiano, conciencia, fe religiosa, espíritu de sacrificio, apostolado, es ignorado y aún denigrado. Nos parece superfluo. Los más llevan una vida puramente material de la cual la muerte es el término final. ¡Cuántos bautizados lloran delante de la tumba como los que no tienen esperanza!

La inmensa amargura del alma contemporánea, su soledad, las neurosis y hasta la locura, tan frecuentes en nuestro siglo, ¿no son fruto de un mundo que ha perdido a Dios? Ya bien lo decía San Agustín: “Nos creaste, Señor, para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”.

Felizmente el alma humana no puede vivir sin Dios. Espontáneamente lo busca, como el girasol busca el sol. En el hambre y sed de justicia que devora muchos espíritus, en el deseo de grandeza, en el espíritu de fraternidad universal, está latente el deseo de Dios. En medio de un mundo en delincuencia hay grupos de almas escogidas que buscan a Dios con toda su alma y cuya voluntad es el supremo anhelo de sus vidas. Y cuando lo han hallado, el espíritu comprende que lo único grande que existe es Él. Las decisiones realmente importantes y definitivas son las que yacen en Él.

El que halla a Dios se siente buscado por Dios, como perseguido por Él, y en Él descansa. Ve ante sí un destino junto al cual las cordilleras son como granos de arena. Esta búsqueda de Dios sólo es posible en esta vida, y esta vida sólo toma sentido en esa misma búsqueda. Un día cesará la búsqueda y será el definitivo encuentro. Llegará un día en que veremos que Dios fue la canción que meció nuestras vidas. ¡Señor, haznos dignos de escuchar esa llamada y de seguirla fielmente!