La Cruz, la Virgen, la Vida

Si te acostumbras, siquiera una vez por semana, a buscar la unión con María para ir a Jesús, verás cómo tienes más presencia de Dios.

Me preguntas: ¿por qué esa Cruz de palo? -Y copio de una carta: “Al levantar la vista del microscopio la mirada va a tropezar con la Cruz negra y vacía. Esta Cruz sin Crucificado es un símbolo. Tiene una significación que los demás no verán. Y el que, cansado, estaba a punto de abandonar la tarea, vuelve a acercar los ojos al ocular y sigue trabajando: porque la Cruz solitaria está pidiendo unas espaldas que carguen con ella”.

Ten presencia de Dios y tendrás vida sobrenatural.

Más pensamientos de San Josemaría.

La accion internacional para evitar la guerra

82. Bien claro queda, por tanto, que debemos procurar con todas nuestras fuerzas preparar un época en que, por acuerdo de las naciones, pueda ser absolutamente prohibida cualquier guerra. Esto requiere el establecimiento de una autoridad pública universal reconocida por todos, con poder eficaz para garantizar la seguridad, el cumplimiento de la justicia y el respeto de los derechos. Pero antes de que se pueda establecer tan deseada autoridad es necesario que las actuales asociaciones internacionales supremas se dediquen de lleno a estudiar los medios más aptos para la seguridad común. La paz ha de nacer de la mutua confianza de los pueblos y no debe ser impuesta a las naciones por el terror de las armas; por ello, todos han de trabajar para que la carrera de armamentos cese finalmente, para que comience ya en realidad la reducción de armamentos, no unilateral, sino simultánea, de mutuo acuerdo, con auténticas y eficaces garantías.

No hay que despreciar, entretanto, los intentos ya realizados y que aún se llevan a cabo para alejar el peligro de la guerra. Más bien hay que ayudar la buena voluntad de muchísimos que, aun agobiados por las enormes preocupaciones de sus altos cargos, movidos por el gravísimo deber que les acucia, se esfuerzan, por eliminar la guerra, que aborrecen, aunque no pueden prescindir de la complejidad inevitable de las cosas. Hay que pedir con insistencia a Dios que les dé fuerzas para perseverar en su intento y llevar a cabo con fortaleza esta tarea de sumo amor a los hombres, con la que se construye virilmente la paz. Lo cual hoy exige de ellos con toda certeza que amplíen su mente más allá de las fronteras de la propia nación, renuncien al egoísmo nacional ya a la ambición de dominar a otras naciones, alimenten un profundo respeto por toda la humanidad, que corre ya, aunque tan laboriosamente, hacia su mayor unidad.

Acerca de los problemas de la paz y del desarme, los sondeos y conversaciones diligente e ininterrumpidamente celebrados y los congresos internacionales que han tratado de este asunto deben ser considerados como los primeros pasos para solventar temas tan espinosos y serios, y hay que promoverlos con mayor urgencia en el futuro para obtener resultados prácticos. Sin embargo, hay que evitar el confiarse sólo en los conatos de unos pocos, sin preocuparse de la reforma en la propia mentalidad. Pues los que gobiernan a los pueblos, que son garantes del bien común de la propia nación y al mismo tiempo promotores del bien de todo el mundo, dependen enormemente de las opiniones y de los sentimientos de las multitudes. Nada les aprovecha trabajar en la construcción de la paz mientras los sentimientos de hostilidad, de menos precio y de desconfianza, los odios raciales y las ideologías obstinadas, dividen a los hombres y los enfrentan entre sí. Es de suma urgencia proceder a una renovación en la educación de la mentalidad y a una nueva orientación en la opinión pública. Los que se entregan a la tarea de la educación, principalmente de la juventud, o forman la opinión pública, tengan como gravísima obligación la preocupación de formar las mentes de todos en nuevos sentimientos pacíficos. Tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que toso juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore.

Que no nos engañe una falsa esperanza. Pues, si no se establecen en el futuro tratados firmes y honestos sobre la paz universal una vez depuestos los odios y las enemistades, la humanidad, que ya está en grave peligro, aun a pesar de su ciencia admirable, quizá sea arrastrada funestamente a aquella hora en la que no habrá otra paz que la paz horrenda de la muerte. Pero, mientras dice todo esto, la Iglesia de Cristo, colocada en medio de la ansiedad de hoy, no cesa de esperar firmemente. A nuestra época, una y otra vez, oportuna e importunamente, quiere proponer el mensaje apostólico: Este es el tiempo aceptable para que cambien los corazones, éste es el día de la salvación.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 82]

Programa de vida espiritual

“Sería bueno pensar en cómo se encuentra nuestra vida cristiana para luego emprender el camino hacia la perfección. Este crecimiento nos puede parecer muy difícil, pero tenemos los medios necesarios…”

programa de vida espiritual

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Como los matrimonios de antes

Padre cordial saludo desde Magangué- Bolívar. Perdone que me atreva a opinar pero quiero aportar mi granito de arena con mi experiencia personal. Es cierto que en el matrimonio hay muchos ires y venires, que hay momentos que como dicen en el boxeo: se quiere tirar la toalla. Pero desde que inicié mi camino con Cristo y con la oración y mi ejemplo, pudo el Señor también encarrilar a mi esposo, nuestras vidas y matrimonio de 17 años ya para la gloria de Dios, cambiaron hasta tal punto que hoy en dia nos amamos mas y con un amor que se nota viene de Dios, porque se siente puro; mi esposo ha entendido lo que es la fidelidad conyugal, el amar a la esposa como a si mismo, y sobretodo a cumplir los mandamientos del Señor.

Es posible amarse hoy en dia como eran los matrimonios de antes, pero el ingrediente principal y eficaz es construir el hogar sobre la roca, que ambos cónyuges lleven una vida práctica en el amor de Dios. Ese amor que proviene de Dios reactiva el amor que cada uno tiene por el otro y se siente uno cada vez mas enamorado y amado por el otro, hasta tal punto que se siente que son uno solo, como dice el Señor en su Palabra: son una sola carne, asi es. Estoy totalmente convencida de eso. Y es el ejemplo que queremos darle a nuestros hijos (16) y (11) que aunque uno no quiera se van dejando envolver del mundo, pero ahi estamos bregando a inculcarles el amar a Dios con todo el corazón y por sobre todas las cosas y que ellos vean a sus padres que se aman y que se demuestran su amor diariamente con gestos tales como abrazos, picos y el respeto mutuo.

Dios lo bendiga y le siga dando la sabiduría para llegar a mas almas de las que ya con la ayuda de El, ha llevado por caminos de verdadera conversión. Paz y bien. -MCSZ

Yo rezo por un sacerdote

“Conscientes de la soledad en la que hemos abandonando a muchos de nuestros sacerdotes y el sobrepeso de trabajo que soportan muchos de ellos, “Yo rezo por un sacerdote” propone especialmente a los niños y jóvenes, que elijan a un sacerdote y se comprometan a rezar, con el corazón, por él cada día durante un año…”

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La Resurreccion

No podemos acabar este estudio con la reflexión sobre Satanás y el infierno. «Si el demonio os dice que el cielo existe, pero que no es para vosotros, no le creáis» (Maximiliano Kolbe).

–Cristo ha resucitado, pero ¿qué será de nosotros?

La Resurrección de Cristo ha abierto a la humanidad perspectivas inauditas. Es como un anuncio de lo que está por llegar. «Si Cristo no ha resucitado, comamos y bebamos, que mañana moriremos… Pero no, El sí que ha resucitado de entre los muertos, y como primicia de los que duermen… Y Dios, que lo ha resucitado, con su mismo poder nos resucitará también a nosotros» (1Co 15,12-33).

–¿Cómo resucitaremos?

La Resurrección de Cristo no solamente nos da la certeza de una vida después de la muerte, sino que nos deja entrever capacidades insospechadas para nuestro propio cuerpo.

Jesús resucitado atraviesa los muros, franquea las distancias instantáneamente, su cuerpo es luminoso… pero aquí se detiene nuestro conocimiento.

Es radicalmente imposible que podamos imaginar nuestra vida en el otro mundo. Quizá una comparación nos ayudaría a comprender.

Supongamos que, estando en el seno de nuestra madre en posesión de plena consciencia, pudiéramos responder a alguien que nos preguntara acerca de nuestra situación. Responderíamos sin duda: «me encuentro bien, me rodea una temperatura agradable, y me alimento en la medida de mis necesidades».

Y supongamos que se nos replicara: «infeliz, triste es tu existencia, tienes manos y no te puedes servir de ellas y tus pies no te permiten trasladarte en el espacio. Nada puedes ver con tus ojos. Sal y conocerás lo que es la vida». A eso diríamos nosotros: «¡pero salir será la muerte!», incapaces de imaginar un mundo fuera del claustro materno.

Algo así puede ser nuestra situación en la actualidad. Nosotros tenemos fuertes aspiraciones a la verdad, al bien, a la justicia, a la fraternidad y a la integridad corporal; son éstas profundas aspiraciones, que se identifican con nuestra propia naturaleza. Pero somos incapaces de satisfacerlas plenamente en el estado actual de nuestra existencia. Para alcanzar esa plenitud, debemos renacer, es decir, ascender a un mundo nuevo, el de la resurrección, que únicamente por la experiencia podremos conocer, un mundo que «ni ojo humano ha visto, ni oído ha escuchado» (1Co 2, 9), un mundo que hoy por hoy nos resulta imposible imaginar y cuya realidad permanece velada a nuestro entendimiento.

–¿Qué es el cielo?

Escuchemos a aquellos afortunados que han recibido cierta revelación de lo inefable.

Teresa de Jesús decía: «en el cielo nos sorprenderá las bondades que Dios ha preparado para nosotros».

Esta iluminación celestial no nos dejará inactivos, por otra parte. «Pasaré mi cielo haciendo el bien sobre la tierra» (Teresa del Niño Jesús).

La revelación suprema, para cada uno de nosotros, será la visión y posesión de Dios. «Seremos semejantes a Él, porque le veremos tal cual es» (1Jn 3,2-3).

Como el hierro sometido al fuego viene a hacerse incandescente, así nosotros, sumergidos en Dios, seremos como Él es. «Entonces le conoceré como ahora soy conocido» (1Cor 13,12). Y le amaremos como por Él somos amados.

Como una gota de agua se mezcla en la inmensidad del mar sin dejar de ser ella misma, así participaremos de la inmensidad de la ciencia y del amor de Dios. Por Él, con Él, en Él, todos nosotros seremos consumados en la unidad.

–El Purgatorio.

« No podremos entrar en la vida con Dios sin habernos liberados totalmente del pecado» (Mns. Etchegaray). También aquellos que mueren en la amistad con Dios han de pasar normalmente por un proceso de purificación que llamamos purgatorio (2Mac 12,46).

–¡Entonces el cielo está cerca!

Desde ahora, escondidos en Cristo (Col 3,3), nuestra vida eterna ha comenzado y, como mujer a punto de dar a luz, la creación gime con los dolores del parto, esperando la redención de nuestro cuerpo y la revelación de los hijos de Dios (Rm 8,22).

–A la espera.

Mientras esperamos este maravilloso reencuentro, «el momento más bello de la vida es el momento presente» (Engel). El pasado queda a la espalda, el porvenir no ha llegado todavía, pero podemos vivir el instante presente con la gracia de Dios en el Amor.

• «Ven, Señor Jesús» (Ap 22,20)

El amor de Dios fundamenta
nuestra fe y nuestra vida.
Amar, es dar…
Ésa es la causa de la creación.
Amar es hablar al ser amado…
Ésa es la causa de la revelación.
Amar, es compartir la vida, el destino…
Ésa es la causa de la encarnación.
Amar es salvar al que se ama…
Ésa es la causa de la redención.
Amar es hacerse nada ante el ser amado…
Ésa es la causa de la Virgen María.
Amar es permanecer cerca del ser amado…
Ésa es la causa de la Eucaristía.
Amar es asociar al ser amado a la propia felicidad…
Ésa es la causa del cielo.
Así debe ser vivida nuestra vida en el amor de Dios y de los otros,
para compartir la vida de Dios.
En el silencio y a través de los otros nuestro espíritu conoce a Dios
y nuestro corazón se adhiere a Él para siempre.

Yves Moreau es el autor de Razones para Creer. Texto disponible por concesión de Gratis Date.

Extraterrestres

Buenas noches Padre Nelson, Paz y Bien! quisiera molestarle pidiéndole luz en esta consulta que le presento. Se que Dios, Creador del Cielo y la Tierra, creó el Universo, infinito, inmenso. Los hermanos separados dicen que en la Biblia se menciona que los extraterrestres existen, que Elias fué raptado por una bola de fuego que pudo ser un ovni. En mi parecer, yo no dudo que no haya vida en otros planetas, pues asi como Dios creo la tierra pudo haber creado otros mundos, pero me niego a creer que puedan ser seres feos, malos, que puedan venir a la tierra a hacernos daño. Si Dios que es Amor, Misericordia, Bondad, que creó el hombre a su imágen y semejanza, pueda crear seres feos y malos? En que pasajes del Antiguo Testamento se habla de los seres de otros planetas. Yo leí no hace mucho en algún mensaje que me enviaron de una red católica, que el Vaticano ha aceptado que puede haber vida en otros planetas. El Vaticano, maneja unos de los observatorios más grandes y modernos del mundo. Nos puede comentar algo apegado a la verdad y a nuestra fe! un abrazo en Cristo Jesús y María. Bendiciones. – A. K., desde Honduras.

* * *

Ante todo, ten en cuenta que los hermanos “separados” no sólo están separados de nosotros sino separados entre si, es decir: no todos creen las mismas cosas. Es un asunto natural y explicable porque ellos afirman, en contra de la Biblia misma, que la Biblia la puede interpretar cada uno, y por eso resultan todo tipo de teorías, no sólo con respecto a los extraterrestres sino con respecto a cada cosa en la fe. Por eso no pienses que lo que te ha dicho un protestante es lo que piensan todos los protestantes.

En cuanto a lo que enseña la Iglesia Católica sobre los extraterrestres, este artículo es muy bueno y hasta donde alcanzo a ver completamente apegado a nuestra fe:

La síntesis es:

(1) Es posible que exista vida fuera de este planeta, aunque debe notarse que la búsqueda de esa vida ha tenido a menudo una motivación espuria, a saber: el deseo de debilitar la argumentación en favor de un Dios como creador de aquello que es espiritual en el ser humano.

(2) El avance en el conocimiento científico acumula cada vez más elementos que muestran lo especial que es nuestro planeta. En contra de quienes piensan que la sola abundancia de material cósmico debe´ria ofrecer muchas posibilidades al desarrollo de la vida, hay que afirmar que las características relativamente escasas de este sistema solar, y de este planeta dentro de este sistema, hablan de la vida como algo escaso, si es que se ha dado en otras partes. Los extintos Venus y Marte, nuestros vecinos de Sistema Solar, muestran bien que hay que calibrar muchas variables para que pueda haber vida, por lo menos vida semejante a la nuestra.

(3) El hecho de que se encontrara vida genuinamente ajena todo proceso de vida y reproducción de nuestro planeta aún no demostraría que pudiera haber vida inteligente. Decir lo contrario es hacer un enorme acto de “fe en la ciencia” que consistiría en afirmar que las solas fuerzas de la naturaleza producen de por sí mismas y de manera irremisible inteligencia.

(4) Si hubiera vida inteligente, sujeta a la materia, y por lo tanto, sujeta al tiempo, y además necesitada de redención, es perfectamente posible que el mismo Cristo que conocemos sea su redentor, como lo es de nosotros. El misterio hipostático que permite asumir todo lo que es Cristo pone un límite inferior pero no superior a su misterio.