Cerebro masculino y femenino: ¿iguales o diferentes?

“El análisis de las diferencias en el comportamiento de varones y mujeres ha llevado a muchos investigadores a tratar de establecer similitudes en la estructura cerebral que fundamentasen esta variabilidad de comportamientos. A las diferencias constatables en las estructuras anatómicas y fisiológicas, se suman las nuevas revelaciones sobre las variaciones genéticas ligadas al sexo, que lejos de limitarse a los cromosomas sexuales, se extienden, de momento, a cerca de 6500 genes.(1) ¿Qué influencia puede ejercer esta variabilidad genética sobre la estructura y funcionamiento de nuestros cerebros y, por tanto, en nuestro comportamiento? Tratar de determinar esto frente a al influjo ambiental –entorno, educación, cultura-, es hoy objeto de amplio estudio…”

Haz clic aquí!

Felicidad “negativa” de los incas

Louis Baudin, al considerar el estado de ánimo de los incas, habla de una «felicidad negativa: el imperio realizaba lo que D’Argenson llamaba una “cáfila de hombres felices”. No despreciemos demasiado este resultado. No es poca cosa haber evitado los peores sufrimientos materiales: el del hambre y el del frío. Rara vez el Perú conoció la carestía, a pesar de la pobreza de su suelo, mientras que la Francia de 1694 y de 1709 sufría todavía crueles hambres. No es poca cosa tampoco haber suprimido el crimen, y establecido, al mismo tiempo que un orden perfecto, una seguridad absoluta» (El Imperio Socialista de los Incas 357-358). En efecto, los Incas imperiales, eliminando totalmente la libertad cívica de sus súbditos, enmarcándoles en un cuadro social y religioso totalitario, y sacándoles de la pereza y del hambre, les dieron un cierto grado de paz y prosperidad.

Los mayores y primeros elogios de los Incas proceden de los mismos cronistas españoles. Según el padre Acosta, «hicieron estos Incas ventajas a todas las otras naciones de América en policía y gobierno» (Hist. natural VI,19). Y quienes conocieron su régimen concuerdan en que «mejor gobierno para los indios no le puede haber, ni más acertado» (VI,12). Es cierto que «la mayor riqueza de aquellos bárbaros reyes era ser sus esclavos todos sus vasallos, de cuya trabajo gozaban a su contento. Y lo que pone admiración, servíase de ellos por tal orden y por tal gobierno, que no se les hacía servidumbre, sino vida muy dichosa» (VI,15). «Sin duda, era grande la reverencia y afición que esta gente tenía a sus Incas» (VI,12).

Más antiguo y valioso es aún el testimonio del soldado cronista Cieza de León (1518-1560), que conoció el Perú en los años caóticos que siguieron a su conquista. Dice así: «Como siempre los Incas hiciesen buenas obras a los que estaban puestos en su señorío, sin consentir que fuesen agraviados ni que les llevasen tributos demasiados», ayudando también a las regiones más pobres, «con estas buenas obras, y con que siempre el Señor a los principales daba mujeres y preseas ricas, ganaron tanto las gracias de todos que fueron de ellos amados en extremo grado, tanto que yo me acuerdo por mis ojos haber visto a indios viejos, estando a vista del Cuzco, mirar contra la ciudad y alzar un alarido grande, el cual se les convertía en lágrimas salidas de tristeza contemplando el tiempo presente y acordándose del pasado, donde en aquella ciudad por tantos años tuvieron señores de sus naturales, que supieron atraerlos a su servicio y amistad de otra manera que los españoles» (El señorío de los Incas 13).

Un imperio con pies de barro

El totalitarismo del imperio inca, ajeno al mundo circundante, flotando en una cierta intemporalidad, se diría pensado para durar indefinidamente. Por el contrario, era tremendamente vulnerable. Aquel mundo hierático y compacto, alto y hermoso, mayor que media Europa, y con un ejército perfectamente organizado, tan adiestrado en la defensa como en el ataque, fue conquistado rápidamente por un capitán audaz, Francisco Pizarro, con 170 soldados. Parece increíble.

Pero es explicable. Al decir de Voltes, los españoles tomaron «los mandos del imperio inca como si fuesen los de una locomotora. En el Perú antiguo no se pensaba en otra cosa que en obedecer, y preso y muerto Atahualpa, se siguió obedeciendo a quienquiera que mandara, y así lo hizo el último obrero drogado por la coca, y lo hizo el astrónomo, y lo hizo el cirujano que practicaba trepanaciones y el constructor que levantaba las obras que hoy siguen pasmándonos con sus misterios técnicos insolubles, como, por ejemplo, los que se entrañan en la edificación de Machu-Picchu, en sus picachos de vértigo» (Cinco siglos 68-69).

Analizando El imperio socialista de los Incas, el economista e historiador Louis Baudin, habla de un «imperio geométrico y frío, vida de uniformidad y hastío», donde nada se ha dejado al azar o a la creatividad personal. «Ni ambición, ni deseo, ni gran alegría, ni gran pena, ni espíritu de iniciativa, ni espíritu de previsión. La existencia transcurre siguiendo el curso inmutable de las estaciones. Nada que temer, nada que esperar; un camino exactamente trazado sin desviación posible, una rectitud de espíritu impuesta sin deformación imaginable; una vida calma, monótona, incolora; una vida apenas viviente.

El indio se deja mecer por el ritmo de los trabajos y de los días, y termina por acostumbrarse a esta somnolencia, por amar esta nada. Su señor es un dios que le sobrepasa infinitamente, y su fin no es sino evitar cualquier sanción» (164). Esta ordenada masa de hombres lentos, melancólicos y pasivos va a ceder casi sin resistencia ante el impulso poderoso de un pequeño fermento de hombres activos y turbulentos, que proceden del mundo cristiano de la libertad. Recordemos cómo sucedió.


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

LA GRACIA del Viernes 9 de Febrero de 2018

No te quedes solo en el milagro, es necesario que permitas que el Evangelio llegue a lo profundo de tu corazón y te transforme para que se realice el plan de salvación en ti.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Ayúdanos a divulgar este archivo de audio en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios.]

ROSARIO de las Semanas 20180207

#RosarioFrayNelson para el Miércoles:
Contemplamos los Misterios de la Infancia de Jesús

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la infancia contemplamos la Anunciación a María Santísima y la Encarnación del Hijo de Dios.
  2. En el segundo misterio de la infancia contemplamos la visita de la Virgen Madre a su pariente Isabel.
  3. En el tercer misterio de la infancia contemplamos el sufrimiento que pasó San José, y la fe amorosa que tuvo.
  4. En el cuarto misterio de la infancia contemplamos el Nacimiento del Hijo de Dios en el humilde portal de Belén.
  5. En el quinto misterio de la infancia contemplamos la Epifanía: Jesús es luz para las naciones, y así es adorado por unos magos venidos de Oriente.
  6. En el sexto misterio de la infancia contemplamos la Presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén.
  7. En el séptimo misterio de la infancia contemplamos a Jesús Niño en el templo, ocupado de las cosas de su Padre del Cielo.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]