48 Intelectuales con propuestas concretas para el Sínodo de la Familia

“Los intelectuales católicos no dudan en invitar al Papa y a los obispos a que este Sínodo sea la oportunidad para expresar verdades eternas sobre el matrimonio. Pero los firmantes de este texto público (se puede leer en un portal especial en lengua inglesa: http://www.marriagecommitment.com/) no sólo plantean problemas sino que también aportan soluciones prácticas: desde la creación de oficinas de estudio, pasando por una mejor formación en los seminarios, hasta la inclusión de oraciones por los matrimonios en las misas dominicales en todo el mundo o coach maduros para matrimonios en problemas…”

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Las llaves de la generosidad

Muchas veces te preguntas por qué almas, que han tenido la dicha de conocer al verdadero Jesús desde niños, vacilan tanto en corresponder con lo mejor que poseen: su vida, su familia, sus ilusiones. Mira: tú, precisamente porque has recibido “todo” de golpe, estás obligado a mostrarte muy agradecido al Señor; como reaccionaría un ciego que recobrara la vista de repente, mientras a los demás ni siquiera se les ocurre que han de dar gracias porque ven. Pero… no es suficiente. A diario, has de ayudar a los que te rodean, para que se comporten con gratitud por su condición de hijos de Dios. Si no, no me digas que eres agradecido.

La llamada del Señor -la vocación- se presenta siempre así: “si alguno quiere venir detrás de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”. Sí: la vocación exige renuncia, sacrificio. Pero ¡qué gustoso resulta el sacrificio -«gaudium cum pace», alegría y paz-, si la renuncia es completa!

Más pensamientos de San Josemaría.

Otra manera de responder

Preguntas y respuestas

Una breve serie que quiere unir algo de inteligencia y algo de humor.

  • Tu pregunta es: ¿Qué es lo MÍNIMO que debo hacer para seguir considerándome católico? La respuesta es: Debes dejar de buscar mínimos.
  • Tu pregunta: ¿Cuántos abortos voluntarios deberían realizarse en un país que se considera civilizado? Respuesta: CERO.
  • Tu pregunta: ¿Cuándo empezó el protestantismo? Respuesta: Mucho de lo que hoy creen los protestantes NO existía antes de Lutero (s. XVI).
  • Tu pregunta: ¿Qué pasa si no hago ORACIÓN todos los días? Respuesta: Pasa que empiezas a hacer preguntas tontas.
  • Tu pregunta: ¿Por qué tiene uno que CONFESARSE con un ser humano? Respuesta: Es casi obvio. ¿También te bautizaste tú solo?
  • Tu pregunta: ¿Vale más la misa en LATÍN? Respuesta: No; en arameo.
  • Tu pregunta: ¿Qué está haciendo Dios por el hambre en África? Respuesta: Creando CONCIENCIA en gente como tú.
  • Tu pregunta: Un amigo dice que no necesita de DIOS. Respuesta: Pregúntate si de veras necesitas de ese amigo.
  • Tu pregunta: Los pecados de la IGLESIA me desaniman. Respuesta: ¿Y los que saben de tu fe reciben ánimo de tu testimonio?
  • Tu pregunta: ¿Hay esperanza DESPUÉS de la muerte? Respuesta: Depende de si ha habido fe y caridad ANTES de la muerte.

[Serie primero publicada en mi cuenta de Twitter.]

Familia, vida económica y trabajo

248 La relación que se da entre la familia y la vida económica es particularmente significativa. Por una parte, en efecto, la « eco-nomía » nació del trabajo doméstico: la casa ha sido por mucho tiempo, y todavía —en muchos lugares— lo sigue siendo, unidad de producción y centro de vida. El dinamismo de la vida económica, por otra parte, se desarrolla a partir de la iniciativa de las personas y se realiza, como círculos concéntricos, en redes cada vez más amplias de producción e intercambio de bienes y servicios, que involucran de forma creciente a las familias. La familia, por tanto, debe ser considerada protagonista esencial de la vida económica, orientada no por la lógica del mercado, sino según la lógica del compartir y de la solidaridad entre las generaciones.

249 Una relación muy particular une a la familia con el trabajo: « La familia constituye uno de los puntos de referencia más importantes, según los cuales debe formarse el orden socio-ético del trabajo humano ».561 Esta relación hunde sus raíces en la conexión que existe entre la persona y su derecho a poseer el fruto de su trabajo y atañe no sólo a la persona como individuo, sino también como miembro de una familia, entendida como « sociedad doméstica ».562

El trabajo es esencial en cuanto representa la condición que hace posible la fundación de una familia, cuyos medios de subsistencia se adquieren mediante el trabajo. El trabajo condiciona también el proceso de desarrollo de las personas, porque una familia afectada por la desocupación, corre el peligro de no realizar plenamente sus finalidades.563

La aportación que la familia puede ofrecer a la realidad del trabajo es preciosa, y por muchas razones, insustituible. Se trata de una contribución que se expresa tanto en términos económicos como a través de los vastos recursos de solidaridad que la familia posee. Estos últimos constituyen un apoyo importante para quien, en la familia, se encuentra sin trabajo o está buscando una ocupación. Pero más radicalmente aún, es una contribución que se realiza con la educación al sentido del trabajo y mediante el ofrecimiento de orientaciones y apoyos ante las mismas decisiones profesionales.

250 Para tutelar esta relación entre familia y trabajo, un elemento importante que se ha de apreciar y salvaguardar es el salario familiar, es decir, un salario suficiente que permita mantener y vivir dignamente a la familia.564 Este salario debe permitir un cierto ahorro que favorezca la adquisición de alguna forma de propiedad, como garantía de libertad. El derecho a la propiedad se encuentra estrechamente ligado a la existencia de la familia, que se protege de las necesidades gracias también al ahorro y a la creación de una propiedad familiar.565 Diversas pueden ser las formas de llevar a efecto el salario familiar. Contribuyen a determinarlo algunas medidas sociales importantes, como los subsidios familiares y otras prestaciones por las personas a cargo, así como la remuneración del trabajo en el hogar de uno de los padres.566

251 En la relación entre la familia y el trabajo, una atención especial se reserva al trabajo de la mujer en la familia, o labores de cuidado familiar, que implica también las responsabilidades del hombre como marido y padre. Las labores de cuidado familiar, comenzando por las de la madre, precisamente porque están orientadas y dedicadas al servicio de la calidad de la vida, constituyen un tipo de actividad laboral eminentemente personal y personalizante, que debe ser socialmente reconocida y valorada,567 incluso mediante una retribución económica al menos semejante a la de otras labores.568 Al mismo tiempo, es necesario que se eliminen todos los obstáculos que impiden a los esposos ejercer libremente su responsabilidad procreativa y, en especial, los que impiden a la mujer desarrollar plenamente sus funciones maternas.569

NOTAS para esta sección

561Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 10: AAS 73 (1981) 601.

562León XIII, Carta enc. Rerum novarum: Acta Leonis XIII, 11 (1892) 104.

563Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 10: AAS 73 (1981) 600-602.

564Cf. Pío XI, Carta enc. Quadragesimo anno: AAS 23 (1931) 200; Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 67: AAS 58 (1966) 1088-1089; Juan Pablo II, Carta enc. Laborem execerns, 19: AAS 73 (1981) 625-629.

565Cf. León XIII, Carta enc. Rerum novarum: Acta Leonis XIII, 11 (1892) 105; Pío XI, Carta enc. Quadragesimo anno: AAS 23 (1931) 193-194.

566Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 19: AAS 73 (1981) 625-629; Santa Sede, Carta de los derechos de la familia, art. 10, a, Tipografía Políglota Vaticana, Ciudad del Vaticano 1983, p. 14.

567Cf. Pío XII, Alocución a las mujeres sobre la dignidad y misión de la mujer (21 de octubre de 1945): AAS 37 (1945) 284-295; Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 19: AAS 73 (1981) 625-629; Id., Exh. ap. Familiaris consortio, 23: AAS 74 (1982) 107- 109; Santa Sede, Carta de los derechos de la familia, art. 10, b, Tipografía Políglota Vaticana, Ciudad del Vaticano 1983, p. 14.

568Cf. Juan Pablo II, Carta a las Familias Gratissimam sane, 17: AAS 86 (1994) 903-906.

569Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 19: AAS 73 (1981) 625-629; Id., Exh. ap. Familiaris el consortio, 23: AAS 74 (1982) 107-109.

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