Voy a hablar de los comentaristas. Todos estarán de acuerdo en que es justo: ellos hablan de los bloggers; ha llegado la hora de nosotros hablar de ellos. Por lo menos, de clasificarlos, porque es un hecho que los hay de todos los pelambres. He aquí las principales especies:
1. El SPAMMER. Es el más odiado de todos. Reparte links llenos de virus, software espía (malware), y quiere a toda costa que agrandes tu cuerpo, o por lo menos, algunas partes de él. Gracias a Dios, se logra controlar bastante por medio de “listas negras” y otros aditamentos que hoy pertenecen al arsenal común de todo blogger. La batalla, sin embargo, no está ganada.
2. El MONO, o sea: MONO-temático. Este siempre comenta algo pero ese “algo” es siempre lo mismo. Si, por ejemplo, su tema-obsesión son las crueldades de la Inquisición, y tú escribes sobre cómo se está derritiendo la capa de hielo del Artico, este tío te sale con algo como: “Tarde se preocupa la Iglesia de los temas de Ciencia, la misma Iglesia que torturó a Galileo, quemó a Giordano Bruno, etc. etc. etc. …” Si escribes sobre la Jornada Mundial de la Juventud, el obsesivo sale con: “Ojalá no oculten a esos jóvenes las torturas que otros jóvenes sufrieron cuando, por ejemplo, Galileo fue torturado, etc. etc. etc. …” Si escribes sobre la distinción entre trans-substanciación y trans-significación en el tratado teológico de la Eucaristía, el hombre (o mujer) saldrá invariablemente con la suya: “¡Aja! ¿Ahora crees que puedes enredarnos con tratadillos de teología trasnochada para que olvidemos cómo Galielo fue torturado? Etc. etc. etc. …” Por supuesto, al pobre no le interesa la historia, y quizás ni sabe bien lo de Galileo. Sus principales fuentes son J. J. Benítez, Dan Brown y algún otro.