94.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
94.2. La Escritura ha dejado constancia de cómo una parte de los israelitas comprendieron el peligro que entrañaba la monarquía. Especialmente es la boca de Samuel, el profeta, la que se ha levantado para advertir de las tentaciones que acecharían al rey del pueblo de Dios (cf. 1 Sam 8,11-18).
94.3. Si bien lo miras, todas las posibles fallas del rey se resumen en una: suplantar a Dios, es decir, tomar para sí los honores debidos Dios y usurpar los atributos divinos para hacer que sus intereses sean favorecidos por el pueblo destinado a cuidar de los intereses de Dios.