50. Por sus frutos los conoceréis

50.1 En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

50.2. Cuando Nuestro Señor Jesucristo dijo «Por sus frutos los conoceréis» (Mt 7,16.20), estaba indicando más de una cosa. La enseñanza más inmediata es que la calidad de las obras muestra las intenciones. Aunque la obra esté al final y la intención al principio, cuando la obra aparece también aparece la intención.

50.3. Sin embargo, hay un sentido menos evidente que será bueno que conozcas. Aunque el texto no dice “sólo por sus frutos…,” el tenor de las palabras del Divino Maestro hace que puedas entenderlo así. Mira, en efecto, lo que ha dicho antes: «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces» (Mt 7,15). Mira ahora lo que sigue a la frase que te comento: «¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos?» (Mt 7,16).

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Aprende inglés conmigo

“Conmigo” significa aquí: “al mismo tiempo que yo voy aprendiendo.”

Lo que sucede es que encontré un lugar, Quizlet, en el que es posible hacer fichas de las que uno suele usar para aprender vocabulario en otra lengua. Empecé hace poco mi fichero, y lo pongo a tu disposición. Lo que voy agregando son las palabras nuevas que yo mismo voy aprendiendo. Las definiciones están en inglés, por supuesto.

Hasta hace poco se podía acceder a un fichero o lista sin inscribirse pero ahora las reglas han cambiado y toca que abras una cuenta (gratuita) en Quizlet y luego sí entres a mi lista.

Agencias Católicas de Adopción y Derechos Gay en Inglaterra

[[Hay una actualización de este post al final del mismo.]]

El 16 de febrero del año 2006 el parlamento birtánico, con la autorización de Su Majestad la Reina, aprobó el llamado “Equality Act” que crea una Comisión permanente cuya misión (traduzco) es:

Favorecer y respaldar el desarrollo de una forma de sociedad en la cual: (a) la capacidad de las personas para alcanzar su potencial no queda limitada por prejuicios o discriminaciones; (b) se respetan y protegen los derechos humanas de cada individuo; (c) se respeta la dignidad y el valor de cada individuo; (d) cada individuo tiene una oportunidad igual de participar en la sociedad, y (e) hay respeto mutuo entre los grupos humanos, basado en el entendimiento y la valoración de la diversidad, y en el respeto que todos comparten por la igualdad y los derechos humanos.

La idea central es evitar toda forma de discriminación. Hay un énfasis, sin embargo, que viene en el sumario de la ley: evitar la discriminación que venga sobre la base de credo religioso o de orientación sexual. Veamos cómo se entienden estos términos.
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Apocalypto

La última película de Mel Gibson tiene un mensaje cultural y filosófico que puede quedar oculto por la abundancia de sangre y por el aspecto semi-salvaje de las sociedades allí expuestas. Mi análisis es que Gibson quiere afirmar unas cuantas verdades sobre la naturaleza humana y que apelar a lo primitivo no es un derroche de exotismo sino pura continuidad con el experimento mental de pensadores como Juan Jacobo Rousseau.

En efecto, la idea difundida en y por los medios anglosajones es que los habitantes precolombinos eran buenos y que toda corrupción vino de fuera, de los europeos, y en particular, españoles. Este argumento ideológico ha servido de ariete para hacer avanzar la llamada “Leyenda Negra” que sólo ve en el proceso de conquista y colonia en América una vergüenza de la humanidad, o sea, una serie ininterrumpida de atropellos adobados en el más puro sadismo.
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49. Verdadera y Falsa Espiritualidad

49.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

49.2. Yo te saludo saludando a Dios, y así quiero que me saludes también tú. Para vida vuestra y salvación vuestra nos envió Dios, no para que nazca confusión alguna en nadie. Ya el Nuevo Testamento te habla de algunos que cayeron en confusión, no por ministerio nuestro, sino de los Ángeles caídos. Por eso Pablo advirtió con severidad: «Que nadie os prive del premio a causa del gusto por ruines prácticas, del culto de los Ángeles, obsesionado por lo que vio, vanamente hinchado por su mente carnal, en lugar de mantenerse unido a la Cabeza, de la cual todo el Cuerpo, por medio de junturas y ligamentos, recibe nutrición y cohesión, para realizar su crecimiento en Dios» (Col 2,19).

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330. La Casa de los Relatos

330.1. Quiero decirte que el Cielo es como un lugar donde se escuchan muchos relatos. Esa palabra es bella y útil para el propósito de esa enseñanza que quiero darte. Un relato no es un discurso, ni un tratado, ni una descripción, ni un ensayo. Lo propio del relato, o cuento, es unir la verdad de alguien con una secuencia de hechos o eventos. De esa manera los relatos presentan una verdad en movimiento.

330.2. Jesús usó muchos relatos, que suelen llamarse parábolas. Entre las muchas razones para usar esa forma de predicar, una es que la mente humana está especialmente predispuesta a recibir relatos. Dios la diseñó así, puedes decir. Los relatos, o por lo menos: los buenos relatos, integran la condición más profunda de la existencia del hombre, que es la temporalidad, con el anhelo más profundo del mismo hombre, que es la verdad.

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48. Peregrino

48.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

48.2. Veo tu cansancio. Te pesa el trabajo, te pesa la oración; te cuesta amar, no te es fácil perdonar, te resulta duro sostenerte en los buenos propósitos y negarte a las insidias de tu propia carne mal acostumbrada y cómoda. Es difícil ser bueno: he aquí la cruda comprobación que hace tu alma; un descubrimiento que no te alegra y que hace que el tiempo se dilate como cielo de bronce sobre tu cabeza (cf. Dt 28,23).

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47. La Casa de Luto

47.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

47.2. Así como hay un mundo que se extiende ante tus ojos, hay un mundo, un universo entero que sucede allí donde tus ojos no pueden ver. Piensa en el sacramento de la confesión. Un pecador arrepentido recibe la absolución de sus culpas. Tú le ves entrar y luego salir de la iglesia donde se confesó, y probablemente no notas nada en él, quizá sólo una leve sonrisa y una mirada más despejada y tranquila. Y sin embargo, ¡qué cambios extraordinarios han sucedido! Alejado del amor, ajeno a la gracia, hace unas horas o unos días pensaba sólo en venganza; ahora, por la obra del Espíritu Santo, ha trocado sus pensamientos.

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46. Partícipes de su Naturaleza Divina

46.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

46.2. No siempre debo hablarte cuando sientas que la piedad y el amor fluyen en ti, porque yo no dependo de ti, aunque soy servidor tuyo en orden a la salvación que Dios te ofrece.

46.3. Hoy quiero invitarte a hacer más universal tu oración. Dirige tus plegarias más allá de tus intereses; lánzalas, como redes de amor, al mar de las necesidades humanas, y no las limites al tamaño de tus estrechos conocimientos y pequeños afectos. Cuanto más unido estés a Dios, más debes cuidar que tu oración sea según Él, según su querer y según su sabiduría, y no según el tamaño de tus preocupaciones inmediatas o tus dolores más agudos.

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Mensaje para el Nuevo Año

Amigos en la fe:

La vida, como un río, tiene momentos de transcurrir sosegado y tiene cascadas. Fluye a veces en el ritmo monótono de una rutina que incluso nos cansa; otras veces, se precipitan en rápida sucesión cambios o sorpresas que pueden alegrarnos o deprimirnos súbitamente.

Llegan de pronto otros tiempos en que las aguas se remansan. Algo adentro y algo afuera nos llama a reflexión. Es preciso hacer un alto y darnos tiempo para unas cuantas preguntas profundas. Son los momentos densos de nuestra existencia.

Me he preguntado a veces en qué consiste esa densidad o qué hace que ciertos días estemos más receptivos y más sensibles a los temas hondos de la vida. Creo que es algo que tiene que ver con el tiempo. Al fin y al cabo, como alguno dijo, todo lo que tenemos y lo único que tenemos es tiempo. Los hilos de nuestra temporalidad son los hilos mismos de nuestra vida. Y al fin y al cabo, ¿qué es vivir, sino ir trenzando con mayor o menor acierto esos tres hilos que se llaman presente, pasado y futuro?

Imaginemos un día sin pasado. Es como imaginar a una persona que un día despierta sin saber quién es, ni qué responsabilidades tiene ni de qué derechos goza. ¿Qué día esperaría a una persona así, qué podría tejer?

Imaginemos un día sin futuro. ¡Vaya pesadilla! Lamentablemente es algo que muchos de nuestros contemporáneos conocen: NO-FUTURO. Tal es el nombre de la falta absoluta de esperanza. Y bien sabemos, con dolor, que quien pierde un horizonte y una razón en su futuro, pierde también toda capacidad de actuar en su día presente.

¿Y es posible imaginar un día sin presente? Aunque parezca extraño, yo creo que sí es posible. Es sencillamente la experiencia de la muerte. A la hora de nuestra partida, ¿qué tendremos? Un pasado: lo vivido. Un futuro: el más allá. Ya no habrá más tiempo para cambiar nada. El presente se habrá reducido a un punto, una línea que no podemos controlar, una puerta en que no somos jueces sino más bien juzgados.

Nuestros tres hilos tienen distintos colores y distintas melodías. Cada día hacemos una canción cuando vivimos; hemos pintado un cuadro cada día, cuando volvemos al descanso del lecho apetecido. A veces nuestra canción es disonante o nuestro cuadro es horroroso. Hay días que no quisiéramos que se contaran en nuestra cuenta. Otras veces la música es grato y el cuadro hermoso.

Hay momentos en que necesitamos ver qué estamos pintando y oír qué es lo que cantan nuestros pasos en su trasegar fatigoso y acelerado. Esos son los momentos densos, y probablemente, al llegar al umbral de un año nuevo, nuestros hilos brillan con peculiar nitidez y por eso sentimos que tenemos que revisar qué hemos hecho, qué estamos haciendo y qué tenemos que hacer.

En estos momentos, amigos, lo que yo pido al Cielo es que nos regale luz. Nuestros hilos no vienen de la nada, sino de Dios, que “nos amó primero,” como enseña San Juan. Y por eso nuestro pasado estará claro y a salvo sólo en sus manos. Nuestros hilos no van hacia el abismo, sino hacia Dios, que “prepara casa a los desprotegidos,” como canta el salmo. Sólo en la luz divina encontramos paz con lo que hemos sido y serena esperanza sobre lo que podemos ser. Sólo en esa luz descubrimos cuántas de nuestras tragedias eran en realidad oportunidades y sólo en ella aprendemos a agradecer nuestros bienes en Aquel que es la Fuente de todo bien.

Por mérito de la plegaria eficaz de la Santa Madre de Dios, cuya fiesta inaugura el nuevo año, venga sobre la Tierra un diluvio de nueva luz y de gracia, para que, valorando nuestro tiempo según la sabiduría de lo Alto, hacia la altura se orienten nuestros sueños y también nuestros pasos.

¡Feliz Año para todos!

Fr. Nelson Medina, O.P.