Escribe Daniel Samper Pizano:
Cuántas veces me tentó el magisterio, deseché la idea de colocarme de profesor. Hay dos clases de educadores: los buenas personas, a los cuales los alumnos se la velan, y los cuchillas, unos ogros miserables que se hacen respetar a costa de que los odien a ellos y a sus señoras madres.