23.1. ¿Quiénes de tus hermanos van a dejar hoy esta tierra? Como cada ser humano muere una sola vez, es fácil para vosotros cometer el error de pensar en la muerte sólo cuando sucede muy cerca, por ejemplo a los parientes o amigos. No cometas tú este error. ¡Si supieras, y sabiéndolo tuvieras siempre presente, cuánto se decide en esos momentos finales de la existencia humana! Si hay algo que puede llamarse “locura” es esa obstinación humana en retirar la mirada de la realidad de la muerte, entrada de la eternidad.
23.2. La muerte humana conlleva una serie compleja de procesos aún más misteriosos que la vida misma. Recuerda que la muerte no pertenece al designio original sobre el ser humano, pero sí pertenece al querer divino en orden a la restauración de la gracia y la consecución de la gloria eterna. Es al mismo tiempo negación y reconstrucción de vuestro ser original, y de ahí procede su misterio y su paradoja.
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