Yo Soy Tu Dios…

YO SOY TU DIOS y estoy cerca de ti: ¿no te basta?
Por tanto no desees sino aquello que llena mi corazón.

YO SOY TU DIOS y te soy fiel aun cuando te envió alguna cruz, y por más que pese demasiado, recuerda siempre que a tu lado estoy, ¿qué deseas más?.

YO SOY TU DIOS y pienso en ti, y esto desde la eternidad. Tu nombre está escrito profundamente en mi corazón, de tal modo que jamás podré olvidarme de ti.

YO SOY TU DIOS y dirijo todas las cosas únicamente para tu bien; si ahora no lo comprendes, un día lo podrás ver claramente.

YO SOY TU DIOS y fielmente te amo; conozco perfectamente todo lo que aflige tu corazón, veo con toda claridad todo lo que te contraría. Acepta todo ello con tranquilidad y paz, porque Yo soy el que lo ha dispuesto así; tu persevera, permanéceme fiel a fin de que mi Corazón te recompense.

YO SOY TU DIOS ¿Estás sola, alma mía?. Yo te haré compañía. ¿Nadie tiene una buena palabra para decírtela?. Ven a Mí que siempre seré tu consuelo en el Santísimo Sacramento y te compensaré todo lo que en la tierra te he negado.

YO SOY TU DIOS ¿Qué más deseas?. ¡Animo! ¡Coraje!.
Nada te debe desanimar, porque quien posee mi Corazón, tiene todo lo que puede desear.

Si estás triste, corre a refugiarte en mi Corazón. Si sientes alegría del triunfo vuela a regocijarte conmigo. Si experimentas cansancio, échate en mis brazos. Y verás como las sombras se disipan, como las luces crecen, y como las fuerzas se centuplican. El mundo pasa, el tiempo huye, los hombres desaparecen, la muerte te roba todo.

Una sola cosa te quedará siempre: TU DIOS.

14. El Reloj De La Eternidad

14.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

14.2. La vida vuestra está marcada por el ritmo. El día sigue a la noche, como las lágrimas suceden a la risa, y el consuelo a la tristeza. Dios Padre ha hecho brillar para vosotros el sol que se anuncia y se esconde; esto para la vida natural. Para la vida de la gracia, que a veces llamas “vida sobrenatural”, hay también un Sol que se llama Jesucristo. Este Sol, en cuanto fuente de vida, de perdón y de amor, nunca se oculta; pero en cuanto comparte vuestra naturaleza humana, tiene también su propio ritmo, su propio palpitar.

14.3. Donde mejor puedes percibir este ritmo es, desde luego, en su Corazón. Así como el bebé cuando recibe la leche de la madre recibe también la suave música con que palpita el corazón materno, así vosotros, cuando os alimentáis de Cristo, podéis recibir, si queréis, el ritmo de su propio modo de amar.

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