Las personas humanas nos guiamos por criterios sobre lo bueno y lo malo. Incluso un criminal o un suicida se guían por esos criterios así les cambien el nombre, por ejemplo: lo útil, lo deseable, lo que me da la gana, lo único viable. Hay un algo que escogemos, y que consideramos bueno de alguna manera, y para escogerlo rechazamos otras posibilidades que estimamos menos adecuadas, útiles, seguras, rentables, placenteras… o sencillamente “buenas.”