Tercer Error: Añorar el pasado y refugiarnos en él
Cuando las cosas se vuelven confusas y los límites borrosos queda siempre la tentación de cerrar los ojos. Una vez que negamos el presente, el siguiente paso será refugiarnos en un futuro fantasioso o en un pasado idealizado. La experiencia muestra que es esto segundo lo que suele suceder. El precio, desde luego, es volvernos inútiles para el presente que hemos empezado por negar.