De nuevo, la humildad

La humildad es otro buen camino para llegar a la paz interior. -“El” lo ha dicho: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón… y encontraréis paz para vuestras almas”.

No es falta de humildad que conozcas el adelanto de tu alma. -Así lo puedes agradecer a Dios. -Pero no olvides que eres un pobrecito, que viste un buen traje… prestado.

El propio conocimiento nos lleva como de la mano a la humildad.

Ya puedes desechar esos pensamientos de orgullo: eres lo que el pincel en manos del artista. -Y nada más. -Dime para qué sirve un pincel, si no deja hacer al pintor.

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