Perfectae Caritatis, 01 de 12, Introducción

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 1 de 12: Introducción

* Al convocar el Año de la Fe, el papa Benedicto XVI subrayó el hecho de que hemos alcanzado 50 años de la inauguración del Concilio Vaticano II: es tiempo que invita a un balance sobre la recepción de los documentos conciliares, y en este caso, sobre todo el decreto sobre la Vida Religiosa, que lleva por título, en latín, Perfectae Caritatis.

* Hay que acercarse entonces a la historia del Concilio Vaticano II, y eso implica dar una mirada a la vida del Papa Juan XXIII, que lo convocó. Fuente invaluable para ese conocimiento es el “Diario de un Alma,” obra autobiográfica única, en la que Angelo Giuseppe Roncalli nos permite recorrer su camino vocacional desde la época de seminarista hasta su servicio en la Sede de Pedro.

* Tres rasgos se destacan en esa semblanza autobiográfica.

(1) Roncalli, ya de joven, comprende que la búsqueda de la voluntad de Dios es esencial para su vocación. Pero este “buscar,” a medida que avanza su vida, se convierte sobre todo en un “confiar.” La certeza de que la Providencia guía su vida, y la certeza de que el amor de Dios lo espera detrás de cada incertidumbre se convierten en fuente de fortaleza e incluso de optimismo.

(2) De una familia numerosa, sencilla, devota y alegre, Roncalli tiene un perfil de personalidad notablemente sano. Esa sanidad interior se refleja en una personalidad equilibrada que se aparta instintivamente de los extremos, y que sabe salir de sí misma para preocuparse con sinceridad por los demás. Tal armonía interior y exterior le hace particularmente amable.

(3) Roncalli recibió diversos encargos y comisiones en contextos muy diversos, desde la Bulgaria comunista hasta la secularizada Francia. Encontró un idioma común para la humanidad en el hecho simplísimo de ser bueno y de buscar hacer el bien. Una de sus frases favoritas: “La bondad ha hecho serena mi vida.”

* Confianza, armonía y bondad describen en alguna medida el perfil interior de este hombre llamado por la providencia divina para suceder a Pío XIII.