La reproduccion de estos textos y archivos de audio, para uso privado o publico, esta permitida, aunque solamente sin fines de lucro y citando la fuente: http://fraynelson.com/homilias.html.
Sobre las fechas y horas de publicación de estas oraciones mira aquí
Ten presente en tus intenciones de este día:
Haz click en los nombres para ver más información:
Santo de heroicas virtudes y de invicta paciencia en la adversidad.
Nacido en Astorga y cristiano desde pequeño, fue la región del Bierzo el escenario de sus virtudes y de su vida. Quiso ingresar en el Monasterio que fundó San Fructuoso en Compludo, pero por razones todavía hoy desconocidas, no pudo entrar.
Fallido el intento monacal, comenzó una vida de oración y penitencia, al estilo de los antiguos eremitas. Este modo de vivir, poco frecuente en la época, hizo que de boca en boca fuera pasando la noticia de su existencia entre los habitantes del lugar, quienes empezaron a visitarle en la Ermita que hay junto al castillo llamado "De la Piedra", en Astorga.
Allá concurrían con deseos de escucharle y de ser confortados en sus penas. El clérigo, el cuidador de la Ermita, sólo comenzó a interesarse por ella cuando advirtió el sonar de las monedas y olió los pingües beneficios de las ofrendas.
Como se posesionó de ellas de mala manera, el Santo se marchó, para no facilitar su codicia extrema. Sin embargo, hasta los pocos libros que tenía hubo de dejarlos en la Ermita, por considerar el clérigo chupón que fueron de ella.
La gente del lugar le echaba de menos y le sugería un nuevo sitio para vivir, rezar y predicar. En Ebronato le edificaron los fieles un Oratorio, donde se instaló y recomenzó.
Como la gente se arremolinaba en torno a él, el Obispo nombró un presbítero para que atendiera la pequeña iglesia construida. Justo se llamó el pastor, y su justicia en el nombre se quedó.
De nuevo se encontró Valerio sin techo y reducido a la miseria. La gente siguió queriéndole, y sufría la mala envidia de Justo, que en alguna ocasión llegó a emplear la violencia física contra el Santo.
En el mismo Bierzo, allí donde Fructuoso fundó el Monasterio de San Pedro, halló un lugar tranquilo, en el que pudo reanudar una vez más su vida penitente y orante de eremita.
El Obispo de Astorga, Isidoro, lo llamó y pidió su compañía para asistir al Concilio de Toledo, al que no llegaron por la muerte del Prelado.
También escribió, dejando testimonio de la época. Esta literatura se conservó en el Monasterio de Carracedo y la mantuvo como tesoro la Iglesia de Oviedo.
Su pluma dejó a la posteridad la vida de San Fructuoso, un abundante grupo de máximas y consejos a los religiosos del Bierzo, las revelaciones de los monjes Máximo y Bonelo, y la historia del Abad Donadeo.
Terminó su vida a finales del siglo VII y las reliquias se conservaron en el Altar Mayor de la Iglesia del Monasterio de San Pedro de los Montes, de la Orden benedictina, cerca de Ponferrada.
A quien se interna en su vida, le da la sensación de que Dios lo preparó para la contrariedad. Y lo muy curioso del caso, es que sus enfrentados siempre fueron clérigos.
¿Tan feo les pareció Valerio? Muchos de los buenos afirman con pueril benevolencia, que es muy difícil convivir en esta tierra con un Santo verdadero. Pero, quizás no caen en la cuenta de que a quien seriamente le cuesta convivir con los demás, es al que lleva vida recta.
Iquitos, Perú (2003) - Mamita te fuiste físicamente pero nos dejaste tu amor y los buenos recuerdos, gracias al Señor por elegirte para ser nuestra mamá por que gracias a ti aprendimos a amar a Dios. mamí que Dios te tenga en su santa gloria te amaremos por siempre.
En aquellos días, Naamán, general del ejército del rey sirio, era un hombre que gozaba de la estima y del favor de su señor, pues por su medio el Señor había dado la victoria a Siria. Era un hombre muy valiente, pero estaba enfermo de lepra. En una incursión, una banda de sirios llevó de Israel a una muchacha, que quedó como criada de la mujer de Naamán, y dijo a su señora: "Ojalá mi señor fuera a ver al profeta de Samaría: él lo libraría de su enfermedad." Naamán fue a informar a su señor: "La muchacha israelita ha dicho esto y esto." El rey de Siria le dijo: "Ven, que te doy una carta para el rey de Israel." Naamán se puso en camino, llevando tres quintales de plata, seis mil monedas de oro y diez trajes. Presentó al rey de Israel la carta, que decía así: "Cuando recibas esta carta, verás que te envío a mi ministro Naamán para que lo libres de su enfermedad."
Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó las vestiduras, exclamando: "¿Soy yo un dios capaz de dar muerte o vida, para que éste me encargue de librar a un hombre de su enfermedad? Fijaos bien, y veréis cómo está buscando un pretexto contra mí." El profeta Eliseo se enteró de que el rey de Israel se había rasgado las vestiduras y le envió este recado: "¿Por qué te has rasgado las vestiduras? Que venga a mí y verá que hay un profeta en Israel. Naamán llegó con sus caballos y su carroza y se detuvo ante la puerta de Eliseo. Eliseo le mandó uno a decirle: "Ve a bañarte siete veces en el Jordán, y tu carne quedará limpia." Naamán se enfadó y decidió irse, comentando: "Yo me imaginaba que saldría en persona a verme, y que, puesto en pie, invocaría al Señor, su Dios, pasaría la mano sobre la parte enferma y me libraría de mi enfermedad. ¿Es que los ríos de Damasco, el Abana y el Farfar, no valen más que toda el agua de Israel? ¿No puedo bañarme en ellos y quedar limpio?" Dio media vuelta y se marchaba furioso. Pero sus siervos se le acercaron y le dijeron: "Señor, si el profeta te hubiera prescrito algo difícil, lo harías. Cuanto más si lo que te prescribe para quedar limpio es simplemente que te bañes."
Entonces Naamán bajó al Jordán y se bañó siete veces, como había ordenado el profeta, y su carne quedó limpia como la de un niño. Volvió con su comitiva y se presentó al profeta, diciendo: "Ahora reconozco que no hay dios en toda la tierra más que el de Israel."
Muchos leprosos había en Israel, sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio (2 Reyes 5,1-15a)
Salmo
Como busca la cierva / corrientes de agua, / así mi alma te busca / a ti, Dios mío. R.
Tiene sed de Dios, / del Dios vivo: / ¿cuándo entraré a ver / el rostro de Dios? R.
Envía tu luz y tu verdad: / que ellas me guíen / y me conduzcan hasta tu monte santo, / hasta tu morada. R.
Que yo me acerque al altar de Dios, / al Dios de mi alegría; / que te dé gracias al son de la cítara, / Dios, Dios mío. R.
Mi alma tiene sed del Dios vivo: ¿cuándo veré el rostro de Dios? (Salmo 41)
Evangelio
En aquel tiempo, dijo Jesús al pueblo en la sinagoga de Nazaret: "Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio."
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.
Jesús, igual que Elías y Eliseo, no ha sido enviado únicamente a los judíos (Lucas 4,24-30)
Purificar la certeza de haber sido elegidos por Dios consiste en descubrir que ha sido amor suyo y no mérito nuestro lo que le llevó a elegirnos. 5 min. 39 seg.
Los planes, la creatividad, la misericordia y la bondad de Dios van más lejos de lo que pensamos y deseamos; dejemos pues que Él ensanche nuestro horizonte con su sabiduría. 5 min. 49 seg.
Nos liberamos de nuestra lepra a través de las enseñanzas de los santos que nos iluminan, avivando el don de la fe, caminando en humildad y en obediencia a Dios. 5 min. 51 seg.
Jesús abrió la puerta de la gracia a todos los que no somos de raza judía, por eso lo que hubiera parecido un simple fracaso se convirtió en una gran oportunidad y en una inmensa bendición. 5 min. 3 seg.
Descubrimos cómo ser profetas allí donde Dios nos ha puesto al practicar las virtudes domésticas propias de la convivencia, la coherencia y la oración de intercesión. 6 min. 56 seg.
Errores en nuestra vida cristiana: encerrarnos en nosotros mismos y crear una religión de élite donde solo se buscan beneficios, comodidad y tolerancia. 5 min. 14 seg.
Debemos valorar la fe que Dios nos ha dado y al mismo tiempo aprender a tener estima por esos valores que el Espíritu Santo da más allá de las fronteras de la Iglesia. 6 min. 27 seg.
Haz una donación
para que esta obra continúe, y llegue a más personas! ¡La gloria sea para Dios!
1.1 Naamán había ganado muchas guerras pero estaba perdiendo su batalla contra la lepra. La lepra era el punto negro, el gran lunar, el centro de su vergüenza. La lepra era el espacio de derrota de un hombre acostumbrado a triunfar. Pero los hechos se dieron de tal modo que ese espacio de derrota se volviera un espacio de triunfo, no suyo, sino de Dios.
1.2 Es una especie de constante esto en la Biblia: aquello que nos avergüenza y nos deshonra es a menudo la grieta por la que el plan de Dios se cuela en nuestra planes. Dios irrumpe por la brecha abierta que dejan nuestras derrotas y problemas no resueltos. De este modo transforma lo más bajo en lo más alto. Cuando somos así salvos no cabe espacio para el orgullo sino sólo proclamación de la piedad y el poder de Dios.
2. No compres, que no está en venta
2.1 Naamán se cargó unas cuantas arrobas de regalos para el rey de Israel: "diez barras de plata, seis mil monedas de oro, diez vestidos nuevos...". Eliseo no acepta los regalos. No por falta de educación sino porque Naamán debía entender que las relaciones con el Dios de Israel no eran comparables a las relaciones políticas entre los reyes que este general conocía.
2.2. En las leyes de la diplomacia los "regalos" son el método usual para buscar el favor o gracia del rey o soberano a quien se ofrecen. Tal recurso es superfluo cuando se trata del Dios Altísimo, el Dios de Israel: nada le hace falta y su gracia no está en subasta al mejor postor.
2.3 Aceptar este lenguaje es maravilloso y a la vez difícil. Maravilloso porque nos introduce en la dimensión del amor sin intereses. Difícil porque implica reconocer la radical indigencia que tenemos en aquellas cosas que son tan importantes en nuestra vida como era la salud en la vida de Naamán.
3. "Nadie es profeta en su tierra"
3.1 En el evangelio de hoy Cristo toma el ejemplo de Naamán, y otros semejantes, para ilustrar cómo se cumple aquello de que "nadie es profeta en su tierra". El mensaje fue tan claro que sus compatriotas, locos de ira, piensan en deshacerse de él de inmediato despeñándolo.
3.2 ¿Por qué sucede así? ¿Por qué nadie es profeta en su tierra? Si lo miramos desde el punto de vista del profeta no se ve una razón; pero si pensamos en los vecinos o paisanos del profeta algo podemos entender: reconocer un profeta en medio de nuestro barrio o ciudad es admitir nuestra propia ceguera para leer lo que el profeta lee y para entender lo que el profeta entiende. Es sobre todo la soberbia la que nos impide admitir en paz que Dios hace con otros obras que no hace con nosotros, muy seguramente porque no le dejamos.
3.3 Vencida la soberbia y bajada la cabeza los ojos se abren y empezamos a reconocer que hay testigos del amor divino en todas partes... ¡también a nuestro lado!