Un experimento que puede dar mucho fruto

#LaudesFrayNelson es la etiqueta (hashtag) que vamos a utilizar en todos los medios, incluyendo Facebook y Twitter, para identificar las oraciones de la mañana, en principio para cada día. Para vísperas usaremos #VisperasFrayNelson.

Este hermoso proyecto, que puede ayudar a alimentar la vida de oración de sacerdotes, religiosos y laicos, está apenas empezando. No podemos garantizar continuidad diaria todavía, aunque el primer ensayo se publicará el lunes 22 de Julio de 2013, en la hermosa memoria de Santa María Magdalena.

Hay necesidades grandes de infraestructura, que tomarán tiempo. Literalmente hay que escribir código nuevo (en lenguaje PHP) para que todo funcione como se quiere. Con el apoyo de la amistad, las oraciones y las donaciones de ustedes, seguimos adelante, gozoso en alabar, bendecir y predicar.

Hacia una sociedad reconciliada en la justicia y en el amor

81 El objeto de la doctrina social es esencialmente el mismo que constituye su razón de ser: el hombre llamado a la salvación y, como tal, confiado por Cristo al cuidado y a la responsabilidad de la Iglesia.[Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 53: AAS 83 (1991) 859] Con su doctrina social, la Iglesia se preocupa de la vida humana en la sociedad, con la conciencia que de la calidad de la vida social, es decir, de las relaciones de justicia y de amor que la forman, depende en modo decisivo la tutela y la promoción de las personas que constituyen cada una de las comunidades. En la sociedad, en efecto, están en juego la dignidad y los derechos de la persona y la paz en las relaciones entre las personas y entre las comunidades. Estos bienes deben ser logrados y garantizados por la comunidad social.

En esta perspectiva, la doctrina social realiza una tarea de anuncio y de denuncia.

Ante todo, el anuncio de lo que la Iglesia posee como propio: « una visión global del hombre y de la humanidad »,[Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 13: AAS 59 (1967) 264] no sólo en el nivel teórico, sino práctico. La doctrina social, en efecto, no ofrece solamente significados, valores y criterios de juicio, sino también las normas y las directrices de acción que de ellos derivan.[Cf. Pablo VI, Carta ap. Octogesima adveniens, 4: AAS 63 (1971) 403-404; Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 41: AAS 80 (1988) 570-572; Catecismo de la Iglesia Católica, 2423; Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Libertatis conscientia, 72: AAS 79 (1987) 586] Con esta doctrina, la Iglesia no persigue fines de estructuración y organización de la sociedad, sino de exigencia, dirección y formación de las conciencias.

La doctrina social comporta también una tarea de denuncia, en presencia del pecado: es el pecado de injusticia y de violencia que de diversos modos afecta la sociedad y en ella toma cuerpo.[Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 25: AAS 58 (1966) 1045-1046] Esta denuncia se hace juicio y defensa de los derechos ignorados y violados, especialmente de los derechos de los pobres, de los pequeños, de los débiles.[Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 76: AAS 58 (1966) 1099-1110; Pío XII, Radiomensaje en el 50º aniversario de la « Rerum novarum »: AAS 33 (1941) 196-197] Esta denuncia es tanto más necesaria cuanto más se extiendan las injusticias y las violencias, que abarcan categorías enteras de personas y amplias áreas geográficas del mundo, y dan lugar a cuestiones sociales, es decir, a abusos y desequilibrios que agitan las sociedades. Gran parte de la enseñanza social de la Iglesia, es requerida y determinada por las grandes cuestiones sociales, para las que quiere ser una respuesta de justicia social.

82 La finalidad de la doctrina social es de orden religioso y moral.[Cf. Pío XI, Carta enc. Quadragesimo anno: AAS 23 (1931) 190; Pío XII, Radiomensaje en el 50º aniversario de la « Rerum novarum »: AAS 33 (1941) 196-197; Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 42: AAS 58 (1966) 1079; Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 41: AAS 80 (1988) 570-572; Id., Carta enc. Centesimus annus, 53: AAS 83 (1991) 859; Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Libertatis conscientia, 72: AAS 79 (1987) 585-586] Religioso, porque la misión evangelizadora y salvífica de la Iglesia alcanza al hombre « en la plena verdad de su existencia, de su ser personal y a la vez de su ser comunitario y social ».[Juan Pablo II, Carta enc. Redemptor hominis, 14: AAS 71 (1979) 284; cf. Id., Discurso a la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla (28 de enero de 1979), III/2: AAS 71 (1979) 199] Moral, porque la Iglesia mira hacia un « humanismo pleno »,[Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 42: AAS 59 (1967) 278] es decir, a la « liberación de todo lo que oprime al hombre » [Pablo VI, Exh. ap. Evangelii nuntiandi, 9: AAS 68 (1976) 10] y al « desarrollo integral de todo el hombre y de todos los hombres ».[Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 42: AAS 59 (1967) 278] La doctrina social traza los caminos que hay que recorrer para edificar una sociedad reconciliada y armonizada en la justicia y en el amor, que anticipa en la historia, de modo incipiente y prefigurado, los « nuevos cielos y nueva tierra, en los que habite la justicia » (2 P 3,13).

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

¿Por qué tanto ataque de los medios a la Iglesia?

El que fuera embajador del Gobierno de España ante la Santa Sede, Francisco Vázquez, desde febrero de 2006 a abril de 2011, anteriormente durante años alcalde socialista de La Coruña, ha publicado un artículo de mucho calado en la revista “Vida Nueva” (número 2.854, fecha 5 de julio), que por la calidad del autor, al que le he tenido siempre especial simpatía, su conocimiento de lo que habla y la importancia del tema, me permito reproducir íntegramente. El artículo se titula “Por una vez, la política” y dice así:

Próximo ya el tiempo de las vacaciones, no se necesita estar dotado del don de la adivinación para prever un otoño en el que los ataques a la Iglesia católica en España se conviertan en uno de los ejes del debate político.

De un tiempo a esta parte, los sectores dominantes en la hasta hace poco izquierda moderada consideraron que la mejor manera de tapar sus vergüenzas era reabrir el enfrentamiento con la Iglesia, resucitando un anticlericalismo decimonónico totalmente extemporáneo y ajeno a la realidad de la sociedad española actual.

Estos aprendices de brujo creyeron que esta estrategia les reportaría réditos electorales al asimilar a la Iglesia con la derecha, identificar la religión con sectores privilegiados y, según sus “cuentas de la vieja”, de lograr una respuesta “dura” de la jerarquía eclesiástica, que fijara un escenario donde la atención no se centrase en la crisis económica y sus responsabilidades políticas generadas por quienes no fueron capaces de preverla y afrontarla.

En esta falsa espiral de progresismo versus conservadurismo se rompieron todos los consensos sociales, y en materia de familia, educación y defensa de la vida, se impusieron unas nuevas leyes aprobadas por mayorías coyunturales y mínimas que dividieron y crisparon innecesariamente a los ciudadanos.

Cualquier modificación y vuelta atrás que democráticamente se plantee en esta situación impuesta se considera como una regresión reaccionaria y un intento de imponer unos valores morales de naturaleza confesional, conculcando supuestos derechos que carecen del más elemental fundamento constitucional.

De una manera planificada se intento hacer de la mentira verdad, buscando fijar la imagen de una Iglesia privilegiada, titular de prebendas y amparada por una normativa opaca que le permitía estar exonerada del pago de impuestos y financiarse a costa del dinero público que, por distintos cauces le suministraba el Estado en ingentes cantidades.

No cabe mirar hacia otro lado porque, lo que hasta ahora esquemáticamente expuesto, es un fiel reflejo de lo hasta ahora sucedido. Pero a lo hecho hay que añadir lo anunciado cuando, públicamente, se dice que los Acuerdos con la Santa Sede serán denunciados, no se admitirá la enseñanza de la Religión, o la actual Ley del aborto se considera innegociable.

Cuando no hay fundamentos ideológicos que permitan armar propuestas para hacer frente a la crisis económica y se considera que la radicalización fija los espacios electorales, se cae siempre en el mismo error, que no es otro que el de buscar un enemigo sobre el que centrar la atención y el debate. En este caso, ya se ha elegido: la religión y su asimilación con tiempos pasados, por cierto, superados gracias en parte a la actitud de la Iglesia.

En mi opinión, hay un factor que subyace no sé si consciente o inconscientemente en este sectario planteamiento. Pienso que también se busca ocultar el papel que la Iglesia está realizando silenciosamente a favor de todos los desfavorecidos y víctimas de esta crisis. Los millones de personas que, ante la incapacidad del Estado, reciben la ayuda y la atención de las instituciones religiosas y locales vinculadas a la Iglesia católica, que es la única esperanza y el solo apoyo que tienen en estos tiempos de tribulación los necesitados. El trabajo de unos pone en evidencia las carencias de otros.

Cuando llegue el tiempo de conferencias y congresos, allá por el mes de octubre, se volverá a reabrir la cuestión religiosa que tanto pesar trajo a nuestro país e, irresponsablemente, se romperán los puentes que tanto fruto reportaron a la estabilidad de nuestra convivencia. Dicho queda.

Visto primero en Religión en Libertad

ESCUCHA, El precio de la deshonestidad

[Conferencia en el 13er Encuentro de ACOLTÉS, que agrupa Empresas de Transportes Especiales (educativos, turísticos y empresariales) en Colombia. Julio de 2013.]

Encuentro de Transportadores

* Cuando se piensa en el costo y esfuerzo que tiene ser correcto y honesto, es fácil sentirse tentado de buscar atajos en la vida: creerse uno muy astuto y pensar que achicando a otros uno se vuelve más grande, o derribándolos uno es más alto.

* La verdad, sin embargo, es que la deshonestidad tiene un altísimo precio: en la salud que se arruina, los matrimonios que se acaban por desinterés y egoísmo; las familias que se destruyen; y sobre todo: en carga social de corrupción para la sociedad. Es verdad que luego creemos que con más cárceles o con más organismo de vigilancia todo se mantendrá en su cauce pero la experiencia muestra que eso no es así.

* El poderoso mensaje de Cristo, que revela la dignidad y valor de cada ser humano, es la clave de lenguaje que puede sustentar una propuesta de sociedad renovada en la solidaridad y la justicia. Tal propuesta es como entrar en aguas nuevas, y en ellas no nos faltará la inspiración y protección de la Virgen María.

¡Adelante con el Año de la Fe!

Algunos católicos no se han enterado, o no han hecho nada concreto para recibir las gracias especiales de este Año de la Fe. Basta con asomarse a lo que está haciendo el Papa para retomar ánimo y remar “mar adentro,” con empeño y alegría.


Año de la Fe

Click!

Las varias copas en la Última Cena

Fray, ¿es cierto que hubo o debían tomarse cuatro copas, y si en la tercera se instituye la eucaristía y si en la cuarta copa no la tomo Jesús en la mesa sino hasta la Cruz cuando dijo “TENGO SED” y le dieron a beber vinagre simbolizando la cuarta copa? — M.L.

* * *

Es probable que sea, así pero no hay una certeza absoluta, entre otras cosas porque la Pascua ya no se celebrara de una manera única entre los judíos. Fíjate que Exodo 14 dice que debía ser una reunión de familia, y sin embargo ya había muchas excepciones a esa regla, y por eso, por ejemplo, Jesús celebra con sus apóstoles, con los cuales no era familia.

La conclusión es que no debemos hacer depender muchas cosas de detalles que son imposibles de comprobar. Pongamos nuestra atención y corazón en aquello que es central y más importante, y seguramente iremos mejor en nuestro servicio a Dios.

Tal vez el mundo es Corinto, 10 de 10, Cruz y Resurrección

[Retiro espiritual en el Monasterio de Dominicas en Catamarca, Argentina.]

Tema 10 de 10: Cruz y Resurrección

* Como ya quedó patente cuando Pablo predicó en Atenas (Hechos 17), el pensamiento griego veía la resurrección como algo imposible, e incluso, ridículo. No es extraño entonces que incluso ya siendo cristianos, algunos corintios llevaran ese peso de incredulidad pagana, hasta el punto de negar que se pudiera resucitar. Quizás veían su nueva fe cristiana como un modo suficientemente racional y suficientemente grato de llevar esta vida y preferían no acariciar esperanzas más allá del sepulcro.

* ¿Por qué Pablo insistió tanto en la cruz y ahora insiste en la resurrección? La causa profunda está en el amor, en la calidad de amor que nos ha redimido y que es el sello de nuestro vivir como cristianos. En efecto, a la cruz llegó Cristo como expresión máxima de un amor que supera el amor puramente natural.

* Entendemos por amor “puramente natural” aquel que se basa en la transacción: yo trato bien a los que me tratan bien, y trato mal a los que así son conmigo. El amor de transacción parece razonable mientras uno tiene qué aportar, o sea: algo deseable o necesario para otros. Pero eso implica que en los momentos de mayor necesidad uno no tendrá nada ni a nadie porque en la mayor necesidad es cuando uno no tiene qué dar para poder recibir.

* Por eso el amor de Cristo, el del Evangelio, el que brilló con esplendor de cielo en la noche de la Cruz, es el amor de gracia, el amor de gratuidad. Este amor de gracia es el que puede salir al encuentro del ser humano en su indigencia ontológica y sobre todo, el único amor que puede hacer algo por el pecador. Sólo quien ha experimentado ese amor de gracia puede también amar así, y ese amor, que no es indiferencia estoica sino caridad que todo lo rebasa, es ya manifestación de la resurrección.