LA GRACIA del Lunes 12 de Diciembre de 2016

FIESTA NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE

Pidamos al Señor que como a Juan Diego nos ponga en la ruta para reconocer la verdad y la bondad del Evangelio, siendo verdaderos discípulos de la Reina del Cielo.

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LA GRACIA del Jueves 8 de Diciembre de 2016

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

El dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María es un regalo que hace que la Iglesia siga caminando y buscando a Jesucristo, y a la vez alimentándose de Él.

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El origen de La Gritería en Nicaragua

Padre Nelson: Sé que está sección de preguntas es para tratar de aclarar dudas o vacíos que uno tiene. Pero en este caso yo no quiero preguntar sino compartir una hermosa tradición que conecta mi país, Nicaragua, con la celebración de la Inmaculada Concepción. ¿Me permite compartir esa información con un enlace muy bueno que encontré en Aciprensa?

* * *

Con gusto compartimos esa página notable de la historia de la fe católica en Nicaragua:

Patrona de Nicaragua

Hace 440 años, en la ciudad de El Viejo, Departamento de Chinandega, llegó por designio de Dios la venerada y milagrosa imagen de la Purísima Concepción de María, hoy Patrona de NIcaragua.

En el año de 1562 a causa de una depresión tropical, Don Lorenzo de Cepeda, quien viajaba hacia Perú, tuvo que hacer escala en el húmedo Puerto de la Posesión, ahora llamado, El Realejo. Entre las cosas que Don Lorenzo traía consigo se destaca una imagen de la Virgen de la Concepción. Don Lorenzo de Cepeda era un hombre muy piadoso. Tenía una hermana que era monja carmelita, a quien hoy se le conoce como Santa Teresa de Avila, Doctora de la Iglesia.

De El Realejo Don Lorenzo de Cepeda se vio forzado a viajar al El Viejo, pueblo cercano, buscando mejor clima y como era muy devoto de la Virgen, se la llevó con él y la depositó en la Parroquia por seguridad y evidente comodidad. Buscaba asistencia de los Frayles Franciscanos quienes habitaban en Chamulpa, hoy El Viejo. Allí tenían su convento y asistencia médica.

Los habitantes de El Viejo, indios y mestizos, fueron atraídos por la belleza de la imagen, y llegaban a la Parroquia a admirar a la “Niña Blanca”. Pronto adquirió prestigio de milagrosa, pero don Lorenzo tenía que partir y a pesar de las protestas y ruegos, empacó su bella imagen y se fue a El Realejo para embarcarse rumbo a Perú.

Cuando el barco se hizo a la mar, vino otra tormenta y el velero tuvo que regresar al puerto nicaragüense para evitar un naufragio. De nuevo Don Lorenzo se fue a El Viejo, cargando la sagrada estatua de la Virgen de la Concepción. El pueblo entero se volcó fervoroso a venerar a la Virgen y mestizos, indígenas y españoles interpretaron “que la Virgen no quiere irse de El Viejo, la Inmaculada Concepción quiere quedarse”.

El pueblo entero ejerció una gran presión en Don Lorenzo y éste como fervoroso hijo de María, cedió “a los deseos de la Virgen”, donó la imagen al pueblo de El Viejo y partió hacia su destino original, Perú.

La devoción a la Inmaculada Concepción creció enormemente y hoy es venerada en un bellísimo altar de madera y aujilla de oro donado por sus devotos por gracias concedidas.

La fiesta de la Purisima Inmaculada Concepcion de El Viejo, patrona de Nicaragua es celebrada con gran solemnidad iniciando un novenario el 28 de noviembre con novenas con derroche y alegria a las 6:00 p.m. y por las mañanas misas a las 6:00 a.m. y rezo del Santo Rosario. Las novenas concluyen el 6 de diciembre la cual conlleva a un derroche de polvora.

El 6 de diciembre es el dia de la “Lavada de la Plata”, a las 9:00 a.m. se lleva a cabo la misa concelebrada con el Obispo de la diocesis Mons. Bosco Maria Vivas y varios sacerdotes de Nicaragua, a continuacion la Virgen es bajada de su camarin entre vitoreo de su pueblo el cual hace fila para venerar la milagrosa imagen de la Virgen y pagar sus promesas por los favores recibidos.

“Lavada de la Plata”

Es una ceremonia religiosa con participacion popular realizada en el previo Norte de la Basilica y cuyo fin es limpiar las piezas de plata que conforman el Tesoro de la Virgen; estas son limpiadas con un paño impregnadas de agua con limon y bicarbonato, y frotadas hasta quedar limpias.

Al terminar la limpieza el devoto entrega una ofrenda a la mayordoma encargada de la actividad.

“Bendición del agua con la Corona de la Virgen”

El sacerdote sumerge la corona de la Virgen en un recipiente con agua la que es repartida entre el pueblo.

A las 4:00 p.m. despues del Santo Rosario la Virgen es Ascendida a su camerin entre la alegria del pueblo que la despide. Para culminar con la ultima novena vespertina a las 6:00 p.m.

Celebración de la fiesta de “La Gritería” en todo Nicaragua

La celebración de “La Gritería” se inició hasta en 1857 en la ciudad de León. Es una fiesta religiosa y folklórica. Nació en San Felipe de León. La novena se comenzó en la Iglesia de San Francisco de la misma ciudad. Simultaneamente se celebraba en Granada y en el Viejo, donde existian misiones Franciscanas

El 7 de diciembre se celebra con alegria en todas las casas de los Nicaraguenses La Purisima Inmaculada Concepcion.

Según la tradición, en la víspera de la festividad de la Inmaculada Concepción, familiares y amigos acostumbraban visitar las casas donde se estaban preparando altares para la fiesta de la Inmaculada Concepción. Algunos entonaban cantos tradicionales a la Virgen y los dueños de casa brindaban manjares, golosinas y refrescos a los visitantes. A esto se le llama popularmente “La Gorra” o “el Brindis”

La fiesta de La Purísima es acompañada de cantos, pólvora y brindis de frutas, dulces y refrescos típicos. La gente recorre las calles al anochecer del 7 de Diciembre y se detiene en las casas que tienen altares confeccionados especialmente para ese día. Al acercase a la puerta, gritan “!Quién causa tanta alegría?” y la gente, desde adentro, contesta: “!La Concepción de María!” Con eso se inicia el canto.

Los cantos han sido, son y serán siempre los mismos que se cantaron cuando la Inmaculada llegó al pueblecito de El Viejo en brazos de don Lorenzo de Cepeda. Los nicaragüenses se los saben de memoria, grandes y chicos corean los versos de “Pues Concebida”, “Tu Gloria, Tu Gloria”, “Por eso el Cristianismo”, Oh Virgen de Concepción”, “Salve Virgen Bella”, “Salve, Salve Cantando a María” , “Dulces Himnos”, y la tradicional “Toda Hermosa Eres María”, que termina con el “Alabado”.

“El 8 de Diciembre” en El Viejo”

El 8 de Diciembre dia de la Inmaculada Concepcion tiene un programa que comienza a las 5:00 a.m. con las mañanitas a la Virgen con grupos musicales de la ciudad y del departamento llegan a sus plantas a rendirle homenaje.

A las 10:00 a.m. Misa solemne concelebrada por el Obispo Bosco Maria Vivas y varios sacerdotes que vienen con devotos de otros departamentos.

A las 4:00 p.m. sale una procesion que recorre la ciudad, entrando a las 9:00 p.m. siendo des pedida con mucho alborozo por los Nicaraguenses.

El 13 de Mayo del 2001 la Conferacion Episcopal de Nicaragua (CEN) declara que el patronazgo nacional recae sobre la imagen mas venerada y antigua del misterio de la Purisima Inmaculada Concepcion de Maria, la cual se venera en el Santuario Nacional ubicado en al Ciudad de El Viejo, Departamento de Chinandega, la que fue traida en tiempo de la colonia como un regalo de Nuestro Señor para este pueblo Mariano.

Sobre la virginidad perpetua de María, Madre de Jesús

1. Maria se encontraba sin mancha y perfectamente virgen cuando concibió a su divino Hijo, cuando dio a luz y cuando fue asunta a los cielos.

2. La pregunta de María según san Lucas 1:34; María entonces dijo al ángel: « ¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?». Esta pregunta es clara y deja establecida que María era virgen y sin mancha. Luego la respuesta del ángel ratifica el concepto anterior, según san Lucas 1:35,37; Contestó el ángel: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para Dios, nada es imposible».

3. Otra aclaración la encontramos en la manera de comportarse de José con María, el en un momento tuvo alguna duda, según san Mateo 1:19-21; Su esposo, José, pensó despedirla, pero como era un hombre bueno, quiso actuar discretamente para no difamarla. Mientras lo estaba pensando, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo. Tú eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».

4. Para mayor aclaración y para que no quepa ninguna duda continua según san Mateo 1; 22-25; Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa: Dios-con-nosotros. Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado y tomó consigo a su esposa. Y sin que hubieran tenido relaciones, dio a luz un hijo, al que puso por nombre Jesús.

5. El mismo Jesús se encarga en dirigir una aclaración a los judíos, las que demuestran como María conservó su virginidad durante la concepción de su divino Hijo. Así lo dice según san Juan 8:19; Le preguntaron: « ¿Dónde está tu Padre?» Jesús les contestó: «Ustedes no me conocen a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre».

6. En la lectura según san Mateo 1; 18, expresa también claramente la virginidad de Maria y el origen de su embarazo, lo dice así; “Este fue el principio de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José; pero antes de que vivieran juntos, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo. Se destaca la expresión “antes de que vivieran juntos”. Lo que es reiterado como se dijo según san Mateo 1; 25. “Y sin que hubieran tenido relaciones, dio a luz un hijo, al que puso por nombre Jesús.”

7. Por otra parte, san Lucas nos dice que Jesús es primogénito, que significa primer engendrado, primer hijo, así se expresa en Lc 2:22-23; Asimismo, cuando llegó el día en que, de acuerdo a la Ley de Moisés, debían cumplir el rito de la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor. Tal como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor.”

8. Por otra parte, como consecuencia de que se mencionan en los evangelios la expresión los hermanos de Jesús, algunos están empecinados, obstinados, encaprichados y empeñados con mucho afán en demostrar que son hijos de María. Sin embargo en ninguna parte se habla de los hijos de Maria.

Al respecto es bueno aclarar lo siguiente sobre el término hermanos:

Respecto de una persona, otra que tiene sus mismos padres o solo el mismo padre o la misma madre. Persona que vive en una comunidad religiosa o pertenece a ella sin tener ninguna de las órdenes clericales. Persona a la que está unida por algún vínculo ideológico o espiritual: “Los cristianos son hermanos en Cristo.” Miembro de una hermandad, de una cofradía o de una comunidad religiosa. Respecto de una cosa, otra a la que es semejante. Uno que tiene la misma ascendencia o de la misma raza o de una nación salida de un mismo antepasado. Aliado o correligionario. Hombre al que se ama con tanto afecto como al propio hermano o al que uno se dirige respetuosamente con este tratamiento. Sin exclusiones, todos los miembros de la gran fraternidad humana.

Es así como nos queda claro que “los hermanos de Jesús” no son ni los hijos de María ni los hermanos de Nuestro Señor, en un sentido estricto del término, sino sus primos, los parientes más o menos cercanos, los de la misma raza, los de la misma nación, los hombre que lo aman, los que a El se dirigían con respeto.

María, con el nacimiento del Hijo de Dios no disminuye, sino que consagró su integridad virginal y de madre, privilegio de María.

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Una vida marcada por la Pascua, 10 de 12: La Virgen María

La Santísima Virgen María.

* El Faraón buscaba “esclavos felices” para que fueran obedientes y no sublevasen; la Virgen se da a sí misma el título de Esclava, pero del Señor. En Éxodo 4 dice Yahvé que su Pueblo es suyo y quiere que sea reconocido públicamente. Siguiendo este mismo ejemplo, Cristo es el Siervo de Dios (profeta Isaías) y San Pablo es el esclavo de Cristo. La esclavitud es norma en la Biblia. Todos somos siervos de algo o de alguien. Decimos que la vida de la Virgen está marcada por la Pascua porque está marcada por la victoria de Dios. Se realiza esta vida en Ella porque es la sierva de Dios y sólo de Dios.

* El demonio no pudo contra María, por más que le intentó tentar con las codicias, afectos, atajos de este mundo. María posee un deseo anhelante de que se cumpla la voluntad de Dios en ella. No importa lo que suceda con ella. Su corazón avanza en el amor a Dios porque nada le afecta o le perturba. Los jesuitas expresan esta actitud con la fórmula: santa indiferencia.

Una manera segura de entrar y progresar en la vida espiritual evitando miedos es hacer nuestra esta máxima: váyame bien, váyame mal, de Cristo soy; no importa lo que suceda conmigo. Santa Catalina de Siena decía que ni el demonio ni criatura alguna nos pueden hacer pecar si nos sostenemos firmes amando la gloria de Dios. De esta manera vemos que María vence al Enemigo.

* Características del caminar victorioso de María.

(1) Dichosa tú que has creído. La fe es lámpara porque el acto primero es la confianza. Poner la confianza en Dios significa confiarle todas las áreas de mi vida (mi salud, mis defectos, mis apegos, mi conciencia, mis vicios, …). Hay una gran relación entre la confianza y la providencia. Se dice que la confianza es la llave de la providencia. No sé qué va a hacer Dios, pero yo confío en Dios. La fe no es entender. La fe crece como si fuese subir por una escalera de caracol, cada vez crees en Dios aumenta tu fe. La fe crece en la práctica, del desafío a la confirmación, y así sucesivamente.

(2) Agilidad en el servicio sin prejuicio de que los demás se lo merezcan. Se trata de no encerrarse en nuestros propios intereses. Una “Iglesia en salida” que dice el Papa. Hay que gastar los talentos que se nos han dado. No hay modo de recibir si a su vez nosotros no damos.

(3) Humildad sin esperar reconocimientos. Para acumular tesoros en el Cielo, necesitamos escoger el camino de lo escondido porque preferiri la recompensa del mundo es perder la de Dios. Hay que hacer las cosas por hacer el bien: lo que sea público y se vea, que sea para mayor gloria de Dios, mientras que lo que no se vea será para atesorar méritos en el Cielo. Lo importante es que la voluntad recta en lo que hacemos e intentar que los sufrimientos no los vea nadie y que Dios solo lo sepa.

Si seguimos a Santo Tomás de Aquino en su explicación diríamos que en todo acto voluntario hay un objeto, una intención y unas circunstancias. Hay que obrar de la mejor manera posible para que la gente le dé gloria a Dios (objeto). Lo que nadie ve es el porqué, (intención) donde caben los múltiples sacrificios, mortificaciones, intercesiones e inmolaciones que son los méritos celestiales. Ambos tienen que ser rectos. En cuanto al cómo, (circunstancias) hemos de acudir a la virtud de la prudencia natural y sobrenatural, pensamiento recto sobre lo que hay que hacer, que nos ayude a que las condiciones se ajusten a la rectitud del acto.

Los tesoros grandes de María estaban en los porqués, en sus intenciones, de ahí que Ella atesorara en Cielo tantos fortunas.

(4) La clave estaba en Su corazón. San Juan Eudes y San Luis María de Grignon de Monfort se dieron cuenta que había que ir más allá de las virtudes externas de María, y por eso enfatizan tanto la devoción al Corazón Inmaculado de María. Supone asomarse a esos motivos que son los secretos insondables de por qué fue María la que fue. Ahí están sus mayores riquezas.

La vida de San Maximiliano Kolbe está sellada por la devoción a la Inmaculada Virgen María. Él piensa que el secreto para la renovación del mundo está en el corazón Inmaculado de María. Nuestros corazones no estarán marcados por la Pascua hasta que no nos asomemos al Corazón Inmaculada de María. ¿Cuáles eran sus porqués? esa era la pregunta de San Maximiliano. Este santo tenía una profundidad muy grande.

Se dice que San Juan Pablo II también tenía un conocimiento de María muy profundo. Ese conocimiento por vecindad de corazones. El “Totus tuus” de Juan Pablo II era algo más que una expresión de piedad era ese celo que hay en María, y saber que en Ella nuestro corazón está más seguro que en nosotros mismos. Porque una vida marcada por la Pascua es una vida en la que no se nos van a ahorrar dolores. Dolores sí, pero con victorias.

(5) El corazón de María es un corazón libre de venganza, de resentimiento, de miedo, de ambición. María en Pentecostés estaba rezando con aquellos que habían traicionado a su Hijo. Eso habla de una santidad inmensa. La hiper-conectividad en el cerebro de las mujeres (emociones, memorias, sentimientos, …) es una de las razones por las que les cuesta mucho perdonar. Cada vez que traen a sus memorias una ofensa, el recuerdo se hace vivo y casi real. Es de suponer el mérito que tuvo la Virgen María. A pesar de su gran dolor, ante la gran urgencia y necesidad de rezar por y con los discípulos le hace olvidar que ellos fallaron.

Renovemos nuestra devoción al Corazón Inmaculado de María. En su Corazón se recogía para rezar. Su Corazón es la biblioteca del Espíritu Santo. Es la capilla más bella.

(6) La vida de María es de baluarte en baluarte. La vida de María es de milagro en milagro, de altura en altura hasta ver a Dios en Sion. No hay que pedirle milagros a la vida, hay que reconocer a la vida como milagro.

Letanías a María, reina de la paz

Tú, que recibiste el saludo del Espíritu de paz.
Tú, que acogiste en tu seno el DON de paz.
Tú, que engendraste al santo Hijo de la paz.
Consíguenos el don de la paz.

Tú, que secundas a Aquél que hace que por doquier reine la paz.
Tú, la llena de gracia, por quien todo se nos perdona.
Tú, que eres prenda de su eterna misericordia.
Consíguenos el don de la paz.

Para que los cautivos sean al fin liberados.
Para que los desterrados encuentren al fin su patria.
Para que los que sufren, encuentren la fortaleza.
Consíguenos el don de la paz.

Tú, la Bien-Amada de nuestro Creador.
Tú, la plenamente bendita de su creación.
Tú, la Abogada de nuestras causas.
Consíguenos el don de la paz.

Por la angustia de los hombres y mujeres.
Por los recién nacidos que duermen en su cuna.
Por los ancianos que desean morir en tu paz.
Te pedimos el don de la paz.

A ti que eres la madre de los desamparados.
A ti que sientes compasión ante los duros de corazón.
A ti que eres la estrella que brilla en el cielo gris de los descarriados.
Te pedimos el don de la paz.

A ti, la esposa del Dios vivo.
A ti, que eres la Madre del Dios resucitado.
A ti, que eres la Reina en el Reino del Dios lleno de Paz.
Te pedimos el don de la paz.

Nuevo significado del verbo reinar

La hermosa celebración de la Santísima Virgen María como Reina del Universo es una ocasión muy propicia para descubrir lo que significa el verbo reinar cuando lo miramos desde Dios y no desde el hombre marcado por el egoísmo.

Precisamente lo que más nos condiciona cuando hablamos de reinar es que estamos acostumbrados a pensar en los reyes y las reinas como seres que se ponen en el centro de toda una nación o de todo un pueblo: desde ellos brota el poder; de ellos salen las decisiones; son ellos los que disponen todo y para ellos son los honores,las ganancias y todas las conquistas. Esta imagen notoriamente egoísta sobre lo que significa reinar oscurece nuestros ojos cuando nos acercamos al reino de Dios o cuando nos acercamos a una celebración litúrgica tan bella como la de la Virgen María, Reina del Universo. Quien está acostumbrado a ver a los reyes como seres narcisistas que reconcentran el poder y disfrutan todos los beneficios no pueden concebir que un rey comparta su reinado; y sin embargo es ésta una característica muy propia del Reino de Dios.

Así como Dios nos ha hecho partícipes de su propia naturaleza; así como nos ha dejado experimentar la fuerza de su amor y nos hace capaces de amar un poco como él mismo ama; y así como nos da de su sabiduría para reconocer las huellas de su presencia en la creación y en la obra redentora; de la misma manera nos da una participación de su poder en el gobierno de nosotros mismos, en el gobierno de las cosas que nos rodean, y en la capacidad de guiar a otros para que también experimenten los bienes y bendiciones que nosotros hemos recibido.

Esto significa que la participación en la naturaleza divina, que sucede auténticamente por la gracia y donación del Espíritu Santo, es también participación en el reinado de Dios. No tiene entonces nada de extraño lo que dice el Señor Jesucristo a los apóstoles cuando les anuncia que ellos se van a sentar en tronos para “juzgar” a las tribus de Israel (Mateo 19,28). Tampoco es extraña la frase de San Pablo: “si sufrimos con él reinaremos con él” (2 Timoteo 2,12). En efecto, aquello de sufrir con él significa estar unidos con viva caridad a su plan y a su voluntad. Esta clase de unidad proviene finalmente de la participación en su naturaleza, por el don del Espíritu Santo, como ya ha sido dicho. Cabe esperar entonces que Aquella que tuvo una unión absolutamente singular con el plan universal de salvación y redención que habría de realizar su hijo Jesucristo tenga también una participación completamente única en su reinado.

Es un despropósito entonces decir que la fiesta litúrgica de María reina del universo carece de base bíblica, siendo así que todo el Nuevo Testamento apunta en la dirección de la participación de la naturaleza divina como lo dice expresamente el apóstol (2 Pedro 1,4). Gocémonos pues en esta celebración litúrgica y pidamos al Señor que nos permita vivir con verdadera dignidad de hijos suyos.

Invitación a la Contemplación, 9 de 9: La Virgen María, modelo de contemplación

La Virgen María, modelo de vida contemplativa

* Los conceptos hasta ahora estudiados son la mejor ayuda para iniciar un camino en la vida contemplativa.

* Cabe tomar estas nociones como disciplinas o como disposiciones. Es decir, no como obligaciones externas que hay que soportar sino como medios que nos disponen para la visita de la Gracia.

(1) En el centro del círculo tenemos la Palabra.

(2) Con el Silencio, por ejemplo, le estamos diciendo a Dios que estamos dispuestos a escuchar. No podemos exigir que nos hable. Nuestra tarea es pasar de la disciplina a la disposición. Quedarnos en disposición para escuchar. En la contemplación no tengo el control sino que es el Señor el que dispone. La palabra siervo o esclavo, doulos (??????) en griego, y aplicado a María sería ?????, precisamente habla de ese estar dispuesta, sabiendo que su centro no está en ella. Así tenemos que hacer, nuestro centro no está en nosotros.

(3) En el caso de la Humildad, favorecida por la vida religiosa, se ve claro que no se posee esa virtud sino que otras facilitan su vivencia. Por ejemplo, el voto de pobreza prepara la humildad porque mi yo queda limitado.

(4) La castidad bien vivida también ayuda a ser más humilde. Un escritor dijo que la castidad es la humildad del cuerpo y la humildad es la castidad del alma. Están tan relacionadas que San Agustín habla muy abundantemente de ella en De Virginitate. La soberbia por el contrario es la exaltación del yo.

(5) La obediencia también facilita la vivencia de la humildad como disposición en el sentido de disponibilidad al superior y a la comunidad.

(6) La Belleza se hace presente en el arte, en el canto, en la liturgia pero por simple deleite sino porque dispone a recibir más profundamente la Palabra, y porque inspira hacia la hermosura de Aquel de quien proviene toda bondad.

(7) La Soledad se necesita como experiencia de desierto.

(8) La Contrición tampoco es simple disciplina porque así llevaría a la amargura: es apertura a la gracia que nos transforma. Decía Santa Teresa de Jesús que en media hora de contrición se puede llegar más lejos que en días de alabanza.

(9) La Memoria tiene un lugar muy importante, que en muchos conventos se hace visible físicamente en las bibliotecas.

* Resumen: la vida contemplativa toma todos estos puntos de este mapa no tanto porque ellos nos aseguren la contemplación sino porque nos disponen y preparan. De un modo análogo, en la vida consagrada la viven todos aunque de diferente manera según sus carismas.

* Podemos ver que estas Nociones en los diferentes santos coinciden en que todos ellos tienden al Señor a través de sus espiritualidades. Por ejemplo, en un San Vicente de Paúl vemos que gracias a ser un gran contemplativo fue capaz de atender a los enfermos como lo hizo.

* La razón para la evangelización es contemplativa. Hablamos de tres objetivos:

(1) que sea posible, real,
(2) que tiene cosas concretas que nos ayudan, y
(3) que no nos disminuye sino que nos lanza a la evangelización.

* Para ser contemplativo hay que disponerse. Hay que trabajar en estos puntos dentro de las constituciones del grupo que pertenece. Decía Pio XII, muéstrame a un religioso que viva su regla y yo lo canonizo.

* La Santísima Virgen María es la que mejor muestra el camino de la Contemplación y así decimos:

(1) La Virgen María es humilde, y en el canto del Magnificat lo dice claramente. Sin humildad no hay nada. Para empezar en la vocación hay que comenzar por la humildad.

(2) María sabe muy bien quién es, precisamente por ser tan humilde, y ello le da un conocimiento de Sí misma excepcional.

(3) En su conciencia que pertenece al Pueblo Elegido y depositario de las Promesas, le hace tener una memoria clara de quién es.

(4) La Virgen, según San Lucas, no entendía pero guardaba todo en su corazón. La contemplación no se centra en el entender sino que está dirigida al corazón y a la sabiduría. La contemplación se abre más bien al don de la gracia, al don del AMOR al que se llega por la meditación, contemplación y sobre todo se llega por la contemplación estética: belleza. (Conviene leer de San Buenaventura: Itinerario de la mente a Dios, en concreto, el oficio de lecturas del día de su fiesta, habla del proceso del entender al amar).

(5) En la parte del sufrimiento conviene leer el oficio de lecturas del día 15 de septiembre, donde San Bernardo habla del modo cómo la Virgen vive el dolor, cómo lo asocia al de Cristo; donde mejor se ve la manera del sufrir de la Virgen María es cuando está a los pies de la cruz.

(6) Respecto a la soledad habría que mencionar el Sábado Santo; en cuanto al silencio no hay nada como su acogida de la Palabra. Dice San León Magno en uno de sus sermones de Navidad que María concibe primero en su corazón y luego en su vientre.

* Pidamos al Señor que siguiendo el ejemplo de la Virgen y otros santos que nuestra vida adquiera otro nivel.

* Cinco últimas recomendaciones:

(1) Necesitamos volver a fascinarnos de la persona de Jesucristo.

(2) En nuestra vida cotidiana el ejercicio de la memoria es el más práctico para crecer en la vida de contemplación.

(3) Acostúmbrate a relacionar la Sagrada Escritura, cada texto con la historia de Israel, con los signos de los tiempos, con la Iglesia, con la vida de los santos y con tu propia vida.

(4) Dale el lugar apropiado pero no todo el espacio a la razón. La razón no lo es todo.

(5) En el atardecer de la vida se nos juzgará del amor, según San Juan de la Cruz. ¡Que no se te vaya el tiempo sin amar a Dios!

Las Apariciones de Guadalupe: un signo de paz

Apenas podemos imaginarnos el terror que paralizó el corazón de los aguerridos mexicanos con motivo de la presencia de los españoles. Se sabe que desde el primer momento, llenos de siniestros presagios, intuyeron que iba a derrumbarse completamente el mundo en que vivían, y que iba a formarse un mundo nuevo, completamente desconocido. Según vimos, indios eruditos y veraces informaron a Sahagún de este terror difuso que fue apoderándose de todos, comenzando por el tlatoani Moctezuma, que «concibió en sí un sentimiento de que venían grandes males sobre él y sobre su reino». Al saber que los españoles se acercaban y preguntaban mucho por él, «angustiábase en gran manera, pensó de huir o de esconderse para que no le viesen los españoles ni lo hallasen»…

Pero el avance de los españoles hacia la meseta del Anahuac prosigue incontenible, como si se vieran asistidos por una fuerza fatal y sobrehumana. «Todos lloraban y se angustiaban, y andaban tristes y cabizbajos, hacían corrillos, y hablaban con espanto de las nuevas que habían venido; las madres llorando tomaban en brazos a sus hijos y trayéndoles la mano sobre la cabeza decían: ¡Oh hijo mío! ¡en mal tiempo has nacido, qué grandes cosas has de ver, en grandes trabajos te has de hallar!» (XII,9).

Ya están presentes los españoles. Estos hombres barbudos, vestidos de hierro, lanzan rayos mortíferos desde lo alto de misteriosas bestias, acompañados de perros terribles, y son capaces, siendo cien, de dominar a cien mil: son teules, hombres divinos y omnipotentes. Cortés y unos pocos, inexorablemente, se hacen dueños del poder; cesa bruscamente el fortísimo poder azteca, que había dominado sobre tantos pueblos; los ídolos caen, los cúes son derruídos, y los sacerdotes paganos, antes tan numerosos y temidos, se esconden y desaparecen, ya no son nada; cunde un pánico colectivo, lleno de perplejidad y de malos presagios. ¿Qué es esto? ¿Qué significa? ¿Que nos espera?…

Moctezuma, hundido en el silencio, sólo alcanza en ocasiones a balbucear: «¿Qué remedio, mis fuertes?… ¿Acaso hay algún monte donde subamos?… Dignos de compasión son el pobre viejo, la pobre vieja, y los niñitos que aún no razonan. ¿En dónde podrán ser puestos a salvo? Pero… no hay remedio… ¿Qué hacer?… ¿Nada resta? ¿Cómo hacer y en dónde?… Ya se nos dio el merecido… Como quiera que sea, y lo que quiera que sea… ya tendremos que verlo con asombro» (XII,13). Y «decía el pueblo bajo: ¡Sea lo que fuere!… ¡Mal haya!… ¡Ya vamos a morir, ya vamos a dejar de ser, ya vamos a ver con nuestros ojos nuestra muerte!» (XII,14).

El trabajo, en seguida, organiza a los indios y les distrae un tanto de sus terrores. En efecto, muy pronto están todos manos a la obra, arando y sembrando con sistemas nuevos de una sorprendente eficacia, forman inmensos rebaños de ganado, construyen caminos y puentes, casas e iglesias, almacenes y plazas. A esto se une también el efecto tranquilizador de los frailes misioneros, pobres y humildes, afables y solícitos. Pero el miedo no acaba de disiparse…

Es entonces, «diez años después de tomada la ciudad de México» con sangre, fuego y destrucción, cuando Dios dispone que un pobre macehual pueda contemplar una epifanía luminosa y florida de la Virgen Madre, que no trae, como en Lourdes o Fátima, un mensaje de penitencia, sino que en Guadalupe sólo viene a expresar la ternura de su amor maternal: «Yo soy para vosotros Madre, y como os llevo en mi regazo, no tenéis nada que temer. Hacedme un templo, donde yo pueda día a día manifestaros mi amor». Eso es Guadalupe: un bellísimo arco iris de paz después de una terrible tormenta.


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

Vida santa de Juan Diego

Vida santa de Juan Diego. La Virgen comenzó a hacer milagros en el Tepeyac, y «toda la gente se admiró mucho y alabó a la inmaculada Señora del Cielo, Santa María de Guadalupe, que ya iba cumpliendo la palabra que dio a Juan Diego, de socorrer siempre y defender a estos naturales y a los que la invoquen.

«Según se dice, este pobre indio se quedó desde entonces en la bendita casa de la santa Señora del Cielo, y se daba a barrer el templo, su patio y su entrada…

«Estando ya en su santa casa la purísima y celestial Señora de Guadalupe, son incontables los milagros que ha hecho, para beneficiar a estos naturales y a los españoles y, en suma, a todas las gentes que la han invocado y seguido. A Juan Diego, por haberse entregado enteramente a su ama, la Señora del Cielo, le afligía mucho que estuvieran tan distantes su casa y su pueblo, para servirle diariamente y hacer el barrido; por lo cual suplicó al señor obispo, poder estar en cualquiera parte que fuera, junto a las paredes del templo y servirle. Accedió a su petición y le dio una casita junto al templo de la Señora del Cielo; porque le quería mucho el señor obispo».

«Inmediatamente se cambió y abandonó su pueblo: partió, dejando su casa y su tierra a su tío Juan Bernardino. A diario se ocupaba en cosas espirituales y barría el templo. Se postraba delante de la Señora del Cielo y la invocaba con fervor; frecuentemente se confesaba; comulgaba; ayunaba; hacía penitencia; se disciplinaba; se ceñía cilicio de malla; se escondía en la sombra, para poder entregarse a solas a la oración y estar invocando a la Señora del Cielo».

«Era viudo [en 1529, a los 55 años]: dos años antes de que se le apareciera la Inmaculada, murió su mujer, que se llamaba María Lucía. Ambos vivieron castamente: su mujer murió virgen; él también vivió virgen; nunca conoció mujer. Porque oyeron cierta vez la predicación de fray Toribio de Motolinía, uno de los doce frailes de San Francisco que habían llegado poco antes, sobre que la castidad era muy grata a Dios y a su Santísima Madre19; que cuanto pedía y rogaba la señora del Cielo, todo se lo concedía; y que a los castos que a Ella se encomendaban, les conseguía cuanto era su deseo, su llanto y su tristeza».

«Viendo su tío Juan Bernardino que aquél servía muy bien a Nuestro Señor y a su preciosa Madre, quería seguirle, para estar ambos juntos; pero Juan Diego no accedió. Le dijo que convenía que se estuviera en su casa, para conservar las casas y tierras que sus padres y abuelos les dejaron; porque así había dispuesto la Señora del Cielo que él solo estuviera».

En 1544 hubo peste, y murió Juan Bernardino, a los ochenta y seis años, especialmente asistido por la Virgen. Fue enterrado en el templo del Tepeyac.

«Después de diez y seis años de servir allí Juan Diego a la Señora del Cielo, murió, en el año mil quinientos cuarenta y ocho, a la sazón que murió el señor Obispo [Zumárraga]. A su tiempo, le consoló mucho la Señora del cielo, quien le vio y le dijo que ya era hora de que fuese a conseguir y gozar en el Cielo cuanto le había prometido. También fue sepultado en el templo. Andaba en los setenta y cuatro años. La Purísima, con su precioso hijo, llevó su alma donde disfrutara de la Gloria Celestial».


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.