Pascua Florida

Se utiliza esta expresión en España y en otros lugares, añadiendo el adjetivo “florida” para señalar a esta pascua, la de resurrección, porque ha existido la costumbre (que en el fondo es errónea) de decir “Felices Pascuas!” también para Navidad. Entonces, para diferenciar una de otra, a esta, que es la verdadera Pascua, ciertamente, se la llama Pascua Florida.

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Newgrange y Knooth

Si parecen raros los dos nombres en inglés que dan título a esta entrada, consolémonos presentando el nombre irlandés genérico de la misma región: Brú na Boíne.

Hoy estuve en ese lugar, famoso por excavaciones arqueológicas que reviven ante nuestros ojos asombrados los conocimientos de quienes andaban por esta Irlanda en el neolítico, hace unos 5.000 años.

Las fotos están aquí.

No siempre tan solemne, por favor…

Quiero empezar agradeciendo tantas manifestación de afecto y amistad que he recibido estos días, con motivo de la Navidad y el Nuevo Año.

Por distintas razones, sobre todo de evangelización, en otras oportunidades, he pasado estas fechas en un contexto que no es el de la mayoría de las personas. Por ejemplo, con la celebración de la misa a medianoche en algún monasterio o convento. Esa costumbre, y recibir tanto amor a través de “cables” (sobre todo el teléfono e Internet) me han dado una gran paz y un sentimiento de inmensa gratitud a estas horas… con Dios, con mi familia, con mi patria, con la Orden de Predicadores, con tantos amigos y amigas… ¿Cómo no cantar agradecido?

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¿Y del futuro?

Ayer fui a Tallaght a estudiar un rato. A la hora de mi viaje terminaban su jornada muchos colegios, de modo que iba bien acompañado por muchachos y muchachas, niños y niñas de edad escolar. No faltan cosas desagradables, como muchachos burlándose de la prohibición de fumar en los buses y jugando a fumar sin que los pillen, mas la experiencia en sí misma es bonita. La mayor parte de los irlandeses, sobre todo en sus primeros años, tienen una cara de inocencia que es muy agradable. Era un espectáculo, por ejemplo, ver a dos chiquillas –creo que no tendrían ni once años–, la una enseñándole a la otra cómo enviar mensajes de texto por los celulares.

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Gafas Empañadas

La historia

Tallaght, como he comentado en otra ocasión, es un poblado que queda muy cerca de Dublín, a unos 40 min. en bus. Nuestra comunidad tiene allá su convento más grande (St. Mary’s), que está dotado de una amplia biblioteca. Por razón de estudio es frecuente que vaya a St. Mary’s, cosa que es agradable por más de una razón, por ejemplo, porque se disfruta un poco del paisaje verde de este bello país.

Una noche venía de Tallaght en medio de recia lluvia. En tales casos, al subir al bus, las gafas se empañan. ¿Por qué? Sencillo: el plástico o vidrio de los lentes está frío, porque uno viene de una calle con viento gélido. El ambiente dentro del bus está cálido y muy húmedo. La humedad significa trillones de diminutas gotitas de agua en el aire; cuando ellas encuentran una superficie fría se condensan masivamente y esa leve capa de agua en millones de minúsculas gotitas sobre los lentes es el empañamiento.

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Invierno

El invierno oficialmente no ha empezado, pero los cambios se van sintiendo día por día. Lo más notable y raro para mí es el horario del sol, que sale tardísimo (casi a las 8 am) y ya se ha ocultado a las 5 de la “tarde”. Según he estudiado, hacia el cambio de año el sol sale al cuarto para las 9, y se oculta a las 4 y cuarto. Es raro tener sólo 7-8 horas de luz solar!

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Cuando el frío trae calor

A medida que este otoño con cara de invierno avanza hacia un inverno que no sé qué cara vaya a tener, los días se hacen cortos, las noches largas, y el frío se va enseñoreando de calles y plazas por doquier.

Pero es un frío que trae calor, a su manera. El frío hace que cualquier espacio habitado, desde el que cubre un paraguas en la lluvia hasta el que se llena de luz en una gran reunión de amigos, se vuelva una especie de refugio. No es algo que nadie se proponga, sino algo que simplemente va sucediendo.

Entras al bus, y sientes que la gente es un milímetro más cálida porque el clima se vuelto un kilómetro más frío. Los que comparten un mismo espacio, así sea algo tan accidental como lo del bus, de repente sentimos que hemos vencido, que estamos venciendo la inclemencia.

Es un sentimiento bonito. Y hace que se cumpla que el frío trae calor.

Otra clase de fuego

Por estos días, y me imagino que así seguirá el semestre académico, voy todos los días a la Universidad (es decir, al Milltown Institute). Es una rutina sencilla: tres cuadras hasta la parada del bus en Parnell Square East, y allí esperar la ruta 11 (o sus variantes, 11A y 11B). El recorrido toma casi invariablemente 30 min., aunque en las horas “pico”, como decimos en Colombia, puede llevar hasta 40 o 42 min.

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