La misión te renueva

Si queremos crecer en la vida espiritual, no podemos dejar de ser misioneros. La tarea evangelizadora enriquece la mente y el corazón, nos abre horizontes espirituales, nos hace más sensibles para reconocer la acción del Espíritu, nos saca de nuestros esquemas espirituales limitados. Simultáneamente, un misionero entregado experimenta el gusto de ser un manantial, que desborda y refresca a los demás. Sólo puede ser misionero alguien que se sienta bien buscando el bien de los demás, deseando la felicidad de los otros. Esa apertura del corazón es fuente de felicidad, porque «hay más alegría en dar que en recibir» (Hch 20,35). Uno no vive mejor si escapa de los demás, si se esconde, si se niega a compartir, si se resiste a dar, si se encierra en la comodidad.

(Papa Francisco, en Evangelii Gaudium, n. 272)

Diez reflexiones para una nueva política

“La Semana Santa ha terminado. Son unos días de oración y reconversión en los que se actualiza la Pasión de Cristo. También es una ocasión especial para reencontrarnos con nuestras costumbres y tradiciones y vivir un fenómeno universal conforme a las particularidades culturales de nuestro pueblo. Como somos unos tipos inquietos, en La Casa en el Árbol hemos aprovechado estas fechas para reflexionar sobre el tiempo en que nos ha tocado vivir. Hemos sacado un puñado de reflexiones políticas que nos gustaría compartir contigo…”

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