LEE, Se puede preguntar?

Fr Nelson, soy estudiante universitaria, o sea, he terminado mi college hace casi un año.me considero una católica convencida pero a la vez reconozco que tengo muchas preguntas. Algunas amigas de la Iglesia me dicen que si yo tuviera más fe no estaría preguntando tanto, y creo que la verdad algunas se han alejado de mí porque les molesta en cualquier retiro o actividad de la Iglesia que yo vaya, siempre que puedo hago alguna o algunas preguntas. ¿Es eso malo? ¿Se puede decir que mi fe es mala, pobre o débil porque me gusta preguntar? – M.F., Estado de California.

* * *

Me haces acordar del comienzo del Evangelio según San Lucas. Allí se cuenta de cómo el Ángel Gabriel es enviado a dos personas distintas, para dar dos anuncios parecidos. Tanto a Zacarías, esposo de Isabel, como a la Virgen María, esposa de José, el ángel debe anunciarles que tendrán hijos. En ambos casos, los aludidos hacen, cada uno, una pregunta. Zacarías pregunta esto: “¿Y yo cómo puedo estar seguro de eso?” María pregunta: “¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?” Ambos textos están en el capítulo primero de San Lucas. Son dos preguntas de dos personas en situación parecida; y sin embargo, su disposición interior es muy distinta: Zacarías quiere saber si tiene control de la situación; María quiere abrirse al plan de Dios, a quien reconoce en control de todo, incluyendo la vida de ella.

Se ve que hay por lo menos dos modos de preguntar, que corresponden a dos maneras de aplicar nuestra inteligencia al dato que nos ofrece la fe. Está el modo controlador, en el fondo descreído, que quiere saber si Dios entra en lo que yo puedo aceptar. Por supuesto, ese modo acaba en incredulidad. Está en cambio, el modo controlado, lleno de fe y humildad, que quiere saber cómo se puede servir mejor al plan de Dios. Este segundo modo es el de la verdadera teología y la verdadera formación cristiana.

Amor y cerebro

“Los resultados fueron contundentes: los niños atendidos por sus madres ganaron peso mucho antes que los otros. Lo que demuestra algo obvio: que no hay mejor alimento que el afecto y el cariño…”

amor y cerebro

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Persevera en tu oracion

Cuando vayas a orar, que sea éste un firme propósito: ni más tiempo por consolación, ni menos por aridez.

No digas a Jesús que quieres consuelo en la oración. -Si te lo da, agradéceselo. -Dile siempre que quieres perseverancia.

Persevera en la oración. -Persevera, aunque tu labor parezca estéril. -La oración es siempre fecunda.

Tu inteligencia está torpe, inactiva: haces esfuerzos inútiles para coordinar las ideas en la presencia del Señor: ¡un verdadero atontamiento! No te esfuerces, ni te preocupes. -Oyeme bien: es la hora del corazón.

Esas palabras, que te han herido en la oración, grábalas en tu memoria y recítalas pausadamente muchas veces durante el día.

“Pernoctans in oratione Dei” -pasó la noche en oración. -Esto nos dice San Lucas, del Señor. Tú, ¿cuántas veces has perseverado así? -Entonces…

Si no tratas a Cristo en la oración y en el Pan, ¿cómo le vas a dar a conocer?

ESCUCHA, Triduo Eucaristico, 3 de 3, La Sangre

[Predicación en el Monasterio “Madre de Dios” de las Dominicas Contemplativas en Baena, España.]

* ¿Por qué en la antigüedad las alianzas se sellaban siempre con sacrificios, o con sangre? Para indicar el grado de compromiso de los implicados.

* ¿Por qué era tan importante para Salomón celebrar matrimonios con mujeres de tan variadas tribus y naciones? porque pensaba que al mezclarse los linajes de sangre se garantizaba una paz más firme.

* ¿Qué impactó más a los antiguos paganos cuando florecía el cristianismo? Dos cosas, que ambas implican entrega de la vida: la vocación virginal y el martirio.

* La sangre es el lenguaje del amor sin reservas; es el lenguaje de la vida que se dona totalmente.

ESCUCHA, Triduo Eucaristico, 2 de 3, Anticipaciones en el Antiguo Testamento

[Predicación en el Monasterio “Madre de Dios” de las Dominicas Contemplativas en Baena, España.]

Cuatro escenas del A.T. nos ayudan a descubrir las riquezas del sacramento eucarístico.

* Los sacrificio de comunión estipulados en el Deuteronomio nos hablan de la unidad entre nosotros y con Dios.

* El maná caído del cielo nos recuerda la providencia divina, de quien todo lo bueno hemos de esperar.

* El banquete prometido por Isaías anuncia la gratuidad y la universalidad del don con que Dios nos alimenta.

* Y sobre todo, el cordero pascual nos enseña que esta es una comida de familia, que trae libertad y que nos pone en movimiento.

Nos importa a todos

España nos importa a todos

Desde suelo español, vaya este saludo, y con él, mi bendición a todos.

Palabra breve: si puedes leer esto, te interesa España. Como a mí.

Míralo desde la economía, y pregunta en tu país el monto de la inversión española, lo que ha significado y lo que significa hoy. Míralo desde la cultura, y comprueba, como yo lo he hecho, que las ideas, buenas o malas, que se imponen en la península ibérica pronto–cada vez más pronto–empiezan a repetirse en los micrófonos y pantallas desde Argentina hasta México. Míralo desde la fe, y haz el ejercicio de quitar a Santa Teresa, San Francisco Javier, Santo Domingo de Guzmán, San Juan de Ávila, San Ignacio de Loyola, San Juan de la Cruz, San Josemaría Escrivá y una larga lista que sigue, y dime qué significaría ser católico para ti.

España nos interesa. Somos muchos millones los que deseamos una España vigorosa en sus familias, en su fe, en su cultura.

El camino es orar para que los arroyos subterráneos de fe y vigor que por estas tierras españolas circulan, salgan nuevamente a superficie y renueven con nuevo impulso a la Iglesia y la sociedad.

Las ciudadelas del fin del mundo

“No hay siglo ni nación judeocristiana que no haya atestiguado una o varias encerronas milenaristas derivadas en compactas hecatombes de sangre y fuego. Difícil rescatar de esta nómina de reclusiones colectivas una que no haya terminado de la peor manera. El encierro de un grupo reducido en un castillo de pureza apocalíptica reta a las autoridades e incomoda inevitablemente al resto de la población…”

ciudadelas del fin del mundo

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¿Quién sabe algo de amor?

De amores sólo sabe
el que ha buscado el bien
y al encontrarlo ha sabido
que no es sólo para él.

De amores sólo sabe
el que ha sufrido de más
y que sufrido y cansado
no se ha cansado de amar.

De amores sólo sabe
el que ha perdonado al fin,
después de haber perdonado
otras mil veces mil.

De amores sólo sabe
Jesús, el de Nazareth,
lo sabe su Cuerpo Herido
y su Sangre lo sabe bien.