Proclamadores de la Palabra

“El Lector, consciente de la responsabilidad adquirida, procure con todo empeño y ponga los medios aptos para conseguir cada día más plenamente el suave y vivo amor, así como el conocimiento de la Sagrada Escritura, para llegar a ser más perfecto discípulo del Señor…”

Proclamadores de la Palabra

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ESCUCHA, Triduo Eucaristico, 1 de 3, Accion y Presencia

[Predicación en el Monasterio “Madre de Dios” de las Dominicas Contemplativas en Baena, España.]

La Eucaristía es en primer lugar “acción,” acto, evento, suceso: no es repetición ni representación sino unión de la Iglesia, más allá del tiempo y el espacio, con el único sacrificio redentor, el de Cristo en la Cruz.

Pero los testimonios, ya desde la Iglesia Antigua, muestran que los cristianos entendían que había una presencia permanente, en el sentido de que el pan no vuelve simplemente a ser pan ni siguió siendo pan, al ser “eucaristizado.” Tal es la raíz remota de la adoración eucarística.

El Muro

Dicen que una vez un hombre, era perseguido por varios malhechores que querían matarlo. El hombre ingresó a una cueva. Los malhechores empezaron a buscarlo por las cuevas anteriores de la que él se encontraba.

Con tal desesperación elevó una plegaria a Dios, de la siguiente manera: “Dios todopoderoso, has que dos ángeles bajen y tapen la entrada, para que no entren a matarme”. En ese momento escuchó a los hombres acercándose a la cueva en la que el se encontraba, y vio que apareció una arañita.

La arañita empezó a tejer una telaraña en la entrada. El hombre volvió a elevar otra plegaria, esta vez mas angustiado: “Señor te pedí ángeles, no una araña.” Y continuó: “Señor por favor, con tu mano poderosa coloca un muro fuerte en la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme”.

Abrió los ojos esperando ver el muro tapando la entrada, y observo a la arañita tejiendo la telaraña.

Estaban ya los malhechores ingresando en la cueva anterior de la que se encontraba el hombre y este quedó esperando su muerte. Cuando los malhechores estuvieron frente a la cueva que se encontraba el hombre, ya la arañita había tapado toda la entrada, entonces se escuchó esta conversación:

Primer hombre:

– Vamos, entremos a esta cueva.

Segundo hombre:

– No, ¿no ves que hasta hay telarañas? nadie ha entrado en esta cueva. Sigamos buscando en las demás cuevas.

Dios como padre amoroso sabe perfectamente cuál es la respuesta apropiada para cada situación que se nos presenta.

Esperar que nuestras plegarias sean atendidas de acuerdo con nuestras reglas es desmerecer el poder de Dios que sabe no solo que nos hará más felices, sino también, qué es más conveniente para nuestra vida.

Razonitis

“Razonitis es una inflamación de la razón. Un uso abusivo de la razón. Un forzar de más una facultad. Un creerte la razón universal encarnada.”

Razonitis

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Nos dan los Evangelios la verdadera imagen de Jesus?

Se dice a veces que los escritos evangélicos son simplemente el reflejo de la fe de las comunidades cristianas primitivas, y así se viene a contraponer el «Cristo de la fe» y el «Cristo de la historia».

Es verdad que los evangelios no son libros de historia en el sentido actual del término. Cada uno de los autores ha escogido entre los hechos y las palabras de Jesús aquello que más convenía a los destinatarios previstos, y ha dispuesto de esos elementos en función del mensaje que quería transmitir. En este sentido, si la historia moderna puede compararse a una fotografía, podría decirse que los evangelios son cuadros de maestros de la pintura, y que lleva cada uno la marca propia de su autor.

También sería excesivo rechazar su valor histórico. Lucas declara al principio de su relato que se ha «informado con toda exactitud con la ayuda de los testigos oculares» de los hechos que relata. Y no olvidemos que en aquella época, escasa en testimonios escritos, las tradiciones orales eran de una precisión que somos incapaces de imaginar hoy en día.

En el caso de las palabras de un rabbí, era normal que los discípulos las memorizasen con meticulosa precisión, incluso cuando ellos mismos no entendían su sentido. Por otra parte, así es como Jesús dio su enseñanza: «Os he dicho estas cosas mientras permanezco entre vosotros; pero el Abogado, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, ése os hará entender todo y os traerá a la memoria todo lo que yo os he dicho» (Jn 14,26).

En la transfiguración, por ejemplo, vemos vemos cómo Pedro, Santiago y Juan se preguntan confusos «qué quiere decir eso de resucitar de entre los muertos», un poco como en el caso de Bernardette, cuando va a ver al párroco repitiendo por el camino los términos «Inmaculada Concepción», cuyo significado no entendía.

Por otra parte, es de señalar que las divergencias en los detalles propios de cada evangelista no hacen sino subrayar su acuerdo en lo esencial. De ahí resulta que la persona de Jesús esté retratada con una nitidez que en modo alguno podría explicarse por una mixtificación, consciente o no, de los evangelistas.

¿Podemos, pues, decir que los evangelios nos ofrecen el verdadero rostro de Jesús? La única respuesta aceptable a esta pregunta es lo que espontáneamente piensa aquel que lee los Evangelios: a través de los temperamentos propios y de los rasgos peculiares de su comunidades respectivas, los evangelistas nos ponen en la presencia de una personalidad histórica de primera magnitud.

• «Lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que nuestras manos han tocado del Verbo de vida… eso os lo anunciamos» (1Juan 1,1-3).

Yves Moreau es el autor de Razones para Creer. Texto disponible por concesión de Gratis Date.

Ante los escandalos del Vaticano

Es evidente, Fray, que la credibilidad de la Iglesia queda lastimada a raíz de estas filtraciones de documentos. Lo que aparece ante los ojos del mundo es que el Vaticano es como una empresa más en la que la gente pugna por el poder echando mano de lo que sea, incluyendo la traición, el soborno y la trampa. También es evidente que esos pecados no van a hacer que yo me aparte de la Iglesia pero sí me pregunto qué bienes pueden salir de semejantes males. No sé si me explico. ¿Puede iluminarme al respecto? – A.F., desde Bogotá.

* * *

Por supuesto, hay dolor al ver lo que podemos llamar la cúpula de la Iglesia salpicada de esa clase de escándalos. Pero también hay bienes:

1. Hemos entendido que cuando el Papa pide que oremos por él no es una fórmula de cortesía.

2. Hemos recordado que la Iglesia está siempre sometida a examen. Todos los que nos sabemos Iglesia comprendemos mejor la responsabilidad que tenemos con nuestro testimonio.

3. Nos damos cuenta que en todos los ámbitos, sectores y niveles existe la tentación y llega o puede llegar el pecado. Las palabras de Cristo resuenan: “¡Velad y orad!”

4. Pecados han quedado expuestos. El camino es el de la humildad, la penitencia y la conversión. Todo triunfalismo eclesiástico y toda pretensión clericalista tienen que desaparecer para dar paso a un modo de ser católico con más frutos y menos apariencias.

5. Los poderes del mundo, en este caso, el poder de la información se levantan contra la Iglesia. En realidad, es lo que cabe esperar. Jesús ha anunciado persecución y cruz. Qué bueno entender que no vamos a ser recibidos con aplausos y que sería terrible no ser perseguido.

Entra de lleno en la oracion

“Et in meditatione mea exardescit ignis” -Y, en mi meditación, se enciende el fuego. -A eso vas a la oración: a hacerte una hoguera, lumbre viva, que dé calor y luz. Por eso cuando no sepas ir adelante, cuando sientas que te apagas, si no puedes echar en el fuego troncos olorosos, echa las ramas y la hojarasca de pequeñas oraciones vocales, de jaculatorias, que sigan alimentando la hoguera. -Y habrás aprovechado el tiempo.

Te ves tan miserable que te reconoces indigno de que Dios te oiga… Pero, ¿y los méritos de María? ¿Y las llagas de tu Señor? Y… ¿acaso no eres hijo de Dios? Además, El te escucha “quoniam bonus…, quoniam in sæculum misericordia ejus”: porque es bueno, porque su misericordia permanece siempre.

Se ha hecho tan pequeño -ya ves: ¡un Niño!- para que te le acerques con confianza.

Habla Jesús: “Así os digo yo: pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”. Haz oración. ¿En qué negocio humano te pueden dar más seguridades de éxito?

No sabes qué decir al Señor en la oración. No te acuerdas de nada, y, sin embargo, querrías consultarle muchas cosas. -Mira: toma algunas notas durante el día de las cuestiones que desees considerar en la presencia de Dios. Y ve con esa nota luego a orar.

Después de la oración del Sacerdote y de las vírgenes consagradas, la oración más grata a Dios es la de los niños y la de los enfermos.