CONSEJOS del P. Loring A UN JOVEN SACERDOTE

Al cumplir los noventa años deseo informarte de algunas normas que han orientado mi vida.

1.- Me ordené a los 33 años, he cumplido los 90 y no me he arrepentido ni un minuto. Elegí bien. Si volviera a nacer elegiría lo mismo.

2.- Valora tu vocación. El sacerdote es el mayor bienhechor de la humanidad, pues sólo él puede dar la vida eterna.

3.- La autoestima es razonable; pero la vanidad, no. Ignorar los dones recibidos de Dios es ingratitud; pero envanecerse de ellos es ridículo, pues Dios pudo habérselos dado a otro y no a ti. Ya dijo San Pablo: ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si los has recibido, ¿de qué te engríes?

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VI-B. Ni condenar ni despreciar

224. Tú, ¿por qué juzgas a tu hermano?; tú, ¿por qué desprecias a tu hermano? Todos hemos de compadecer ante el tribunal de Dios, como esta escrito. (Rm 14,10)

225. Cuanto más grande seas, más debes humillarte, y ante el Señor hallarás gracia. (Sir 3,18)

226. No desprecies al hombre atribulado; recuerda que hay quien levanta y derriba. (Sir 7,11)

227. No desprecies lo que cuentan los viejos, que ellos también han aprendido de sus padres. (Sir 8,9)

Cetelmon TV

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“CETELMON, TV nace a principios de 1999 cuando los monjes del Monasterio de la Trinidad, en Muchamiel (Alicante) España, respondiendo a la misión propia y a la llamada de Juan Pablo II de «Anunciar a Jesús desde los terrados», asumen la tarea de crear un canal de televisión católico, de carácter cultural y sin fines de lucro para el área metropolitana de Alicante (España)…” Click!

Esperanza (02)

Sobre la Tierra no había caminos; han sido hechos por el gran número de transeúntes. – Lu Xun

Nunca se da tanto como cuando se dan esperanzas. – Anatole France

El infierno es esperar sin esperanza. – André Giroux

La esperanza vieja es la más dura de perder. – Elizabeth Barrett Browing

La esperanza es un buen desayuno pero una mala cena. – Sir Francis Bacon

Luis Bertran, un santo poliedrico

Un estudio biográfico sobre San Luis Bertrán, patrono de la Provincia de los Dominicos de Colombia, y del Seminario Intermisional que forma sacerdotes para los lugares más apartados del país.

Es una figura “poliédrica,” es decir, con numerosas facetas y dimensiones muy profundas. Su ejemplo impacta y estimula: orante, penitente, predicador de la justicia, testigo de la misericordia, místico, apóstol, formador de religiosos santos, y sobre todo: modelo incomparable del don del Temor de Dios que nos libera de todo otro temor.

Sobre los filo-lefebvrianos, escribe el P. Iraburu

Los filo-lefebvrianos obstaculizan en gran medida el regreso de la FSSPX a la plena comunión con la Iglesia católica. Aunque pueda parecer una paradoja, es así. Ellos, sin ser lefebvrianos, asumen gran parte de sus tesis principales, comprenden o incluso justifican la ordenación de los cuatro Obispos, consideran algunos documentos del Concilio inconciliables con el Magisterio anterior, ven con aversión la Misa de forma ordinaria –llegando algunos a negar su validez–, condenan de forma implacable algunos gestos de Juan Pablo II y de la Iglesia en el postconcilio, y de este modo, aunque no lo pretendan, están dando la razón a los lefebvrianos, les fortalecen en sus posiciones, y por eso, sin duda, están dificultando gravemente su reincorporción a la plena comunión de la Iglesia católica. Consiguen de hecho justamente lo contrario de lo que pretenden.

He descrito ya someramente la fisonomía de los católicos filo-lefebvrianos. Pero ya se comprende que su identidad no puede ser definida con exactitud, pues se realiza en innumerables grados. Hay casos en que el filo-lefebvrismo no pasa apenas de ser una valoración grande, pero no del todo bien entendida, de la Tradición católica. Pero en otros casos, hay católicos próximos al lefebvrismo que casi se identifican con los lefebvrianos, sobre todo cuando admiten como legítimas las causas que ocasionaron «el acto cismático» de la ordenación de los Obispos de la FSSPX.

Publicado via email a partir de Palabras de camino

Realidad del pecado

13. Creado por Dios en la justicia, el hombre, sin embargo, por instigación del demonio, en el propio exordio de la historia, abusó de su libertad, levantándose contra Dios y pretendiendo alcanzar su propio fin al margen de Dios. Conocieron a Dios, pero no le glorificaron como a Dios. Obscurecieron su estúpido corazón y prefirieron servir a la criatura, no al Creador. Lo que la Revelación divina nos dice coincide con la experiencia. El hombre, en efecto, cuando examina su corazón, comprueba su inclinación al mal y se siente anegado por muchos males, que no pueden tener origen en su santo Creador. Al negarse con frecuencia a reconocer a Dios como su principio, rompe el hombre la debida subordinación a su fin último, y también toda su ordenación tanto por lo que toca a su propia persona como a las relaciones con los demás y con el resto de la creación.

Es esto lo que explica la división íntima del hombre. Toda la vida humana, la individual y la colectiva, se presenta como lucha, y por cierto dramática, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas. Más todavía, el hombre se nota incapaz de domeñar con eficacia por sí solo los ataques del mal, hasta el punto de sentirse como aherrojado entre cadenas. Pero el Señor vino en persona para liberar y vigorizar al hombre, renovándole interiormente y expulsando al príncipe de este mundo (cf. Io 12,31), que le retenía en la esclavitud del pecado. El pecado rebaja al hombre, impidiéndole lograr su propia plenitud.

A la luz de esta Revelación, la sublime vocación y la miseria profunda que el hombre experimenta hallan simultáneamente su última explicación.

[Constitucion Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 13]

Un taller para jovenes

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“Este taller tiene como finalidad presentar un camino de seguimiento, inspirada en el Evangelio de San Lucas el “Cantor de la dulzura de Jesús”, para ello nos servimos del pasaje (Lc 9, 57) como tema central…” Click!