Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 7 de 20: La cuestión sinóptica.
[Si estás leyendo esto en Facebook y deseas escuchar la predicación a la que aquí se hace referencia, haz click en “Publicación Original.”]
Temas de la Sesión 7: Proceso de elaboración de los Evangelios escritos.
Primera fase: Partimos de “paquetes de información” que son recuerdos personales, experiencias vividas, fragmentos de discursos y parábolas. El primer Evangelio es la memoria de los discípulos.
La Cruz desborda la comprensión de los discípulos. La noticia de la Resurrección los encuentra indispuestos y tiene que imponerse a ellos–en contra de los que dicen que la resurrección fue una invención de los discípulos. No sólo estaban propensos a no creer sino que las horribles persecuciones que debían desanimarlos. Si ellos hubieran inventado la resurrección, ¿cómo prosperaron y quedaron como canónicos textos que presentan a los discípulos como lentos e incrédulos? ¿Cuál sería el rol de esos textos? Se puede afirmar que todo fue una “conspiración” pero semejante suposición de farsa implica afirmar que hicieron trampa para ganarse persecución, desprestigio y muerte.
Al examinar una hipótesis exegética suele seguirse ese criterio: aquello que no beneficia los intereses de los protagonistas de un relato difícilmente puede ser inauténtico. De igual modo, aquello que podría disminuir la credibilidad pero que fue admitido como canónico puede considerarse genuino, pues la comunidad no iba a permitir una predicación que destruyera la fe que profesaban y que tenía bases conocidas de todos.
Segunda fase: conjuntos de relatos en boca de maestros, “evangelistas,” predicadores ambulantes. De aquí, las colecciones de dichos y narraciones, agrupados por palabras claves, secuencias cronológicas, u otras ayudas mnemotécnicas. Se inicia la historia de la redacción.
Tercera fase: los relatos que se van encadenando en secuencias más amplias que son puestas por escritos y sirven de material a autores específicos, miembros de comunidades creyentes que por supuesto no permitirían que se negara lo que consideraron recibido de Cristo. La noción de verdad aquí no es la de una filmadora sino la del tipo de testimonio que se da, en este caso, sobre Cristo. Hay sin embargo un valor agregado en los detalles no esenciales y no coincidentes, en la línea de lo alegórico.
Jesús de Nazareth tiene continuidad con los profetas del Antiguo Testamento pero tiene discontinuidad: habla de una alianza en presente y no se excusa de su propia misión, ni habla de defecto o pecado suyo.
Lo redaccional aparece en las expresiones que sirven de puente o gozne, como el “por aquellos días” de Lucas. Mateo, en cambio, agrupa palabras de Cristo en “discursos,” sin que nadie lo interrumpa.
Criterios de canonicidad que debieron cumplir los Evangelios:
- Sobriedad: nada de descripciones aparatosas.
- Cercanía a lo ordinario: lo típico de las parábolas. Poco o nada de fantasía.
- Nada de desprecio a la materia: lo que desprecia el cuerpo, la mujer o el sexo es descartado.
- Centrado en lo esencial: no acaricia la curiosidad ni la sensiblería.