86.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
86.2. Todas las palabras se vuelven una sola palabra, y todos los amores un solo amor. Finalmente cada vida dice un mensaje, y cada mensaje es como el predicado de una frase cuyo sujeto es la persona que ha vivido.
86.3. El ejemplo más hermoso y elocuente de esto que te cuento es la vida de Jesús, Nuestro Señor. Al término de su paso por esta tierra, el mensaje de su vida puede decirse con una sola palabra. De hecho, “Cristo,” o sea, Ungido, es una palabra que resume bien la obra y la existencia de Jesús, pues fue su vida el maravilloso esparcirse del perfume del Espíritu en medio de la historia humana.